vendredi 20 novembre 2009

Artículo Guerreros sin armas (Kilómetro 0)

Fuente Kilómetro 0
Ver artículo original e imágenes: http://www.kilometrocero.cl/2009/11/guerreros-invisibles/

El ruido de una trutruca retumba en los aires. Jóvenes mapuches armados con boleadoras se enfrentan a un nutrido contingente policial que avanza con escudos y lumas. Se escuchan gritos y llantos. El escenario es confuso; la lucha, fiera. Aunque esta escena se volvió recurrente en la IX Región, la batalla de este pueblo originario también existe en la capital. Las organizaciones mapuches radicadas en Santiago luchan con el mismo ímpetu, pero con más ideas que golpes.

Ser mapuche en Santiago
Pareciera que los mapuches sólo existen en la Araucanía, pero según el CENSO 2002, del total de 604.343 que habitan en Chile, en Santiago vive casi un tercio. Una cifra que cobra fuerza si consideramos que en los canales de televisión y diarios de cobertura nacional se habla constantemente de comuneros mapuches heridos y de terrenos del sur tomados, como si todo lo relacionado con esta etnia sólo sucediera allá. No se sabe, sin embargo, qué piensan los dirigentes de este pueblo indígena en otras ciudades del país ni cómo han vivido desde la distancia la lucha que su pueblo ha mantenido históricamente con el Gobierno de Chile.

Manuel Calfiu (27), dirigente de la organización autónoma Meli Wixan Mapu, lucha a diario desde Santiago por las mismas razones que el resto de los mapuches: la restitución de las tierras que milenariamente, dicen, les han pertenecido, el respeto a los derechos humanos y colectivos, la autonomía y, como finalidad última, la autodeterminación, vale decir, que ellos como pueblo indígena se encarguen de sus conflictos y problemas. La diferencia que tiene Manuel y los otros 19 integrantes de su agrupación con sus hermanos sureños es que, por diversas razones, han debido migrar a Santiago. No son los únicos porque, aunque no se tenga la cuenta exacta, son cerca de seis las agrupaciones mapuches ya establecidas en Santiago. Ellos, al igual que gran parte de los santiaguinos, toman el Transantiago y el metro y conocen La Moneda.

Manuel Calfiu.
“Mis padres se fueron del sur no por elección propia. Ellos migraron producto del despojo del territorio durante la invasión militar en el proceso de pacificación”, cuenta. Luego, reflexiona y agrega: “Es como un exilio, ¿entiendes?”. Para ellos, la desventaja de estar lejos es también aprovechada: “Santiago es una excelente plataforma, porque es un escenario que nos sirve para manifestar nuestras demandas”, asegura refiriéndose a la concentración de medios de comunicación que hay en la Región Metropolitana.

La CAM y las formas de lucha
Aún cuando Manuel asegura que la política de hoy es “de oídos sordos y gatillos fáciles” y que la dictadura militar aún no ha acabado, el seguir el llamado a las armas que realizó la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) contra el Estado de Chile el pasado 20 de octubre, está lejos de ser acatado. Manuel comprende la rabia y frustración de la CAM, pero asegura que hace algún tiempo atrás ellos, como organización autónoma, dejaron de tenerlos como referentes. No por ello son indiferentes a sus determinaciones. “Es más lo que nos une, que lo que nos separa”, dice.

Meli Wixan Mapu tiene su propia forma de lucha. Haciendo ciclos de cine mapuche y cursos de mapudungún pretenden acercar su cultura a la gente, ya que creen que el principal motivo de la discriminación que existe contra ellos, es la ignorancia que los ciudadanos chilenos tienen respecto a sus costumbres. Tienen la certeza de que es ahí donde hay que trabajar.

Además, convocan a medios de prensa y ciudadanos comunes y corrientes a sus actividades por medio de sus páginas web, tal como lo hicieron el pasado 12 de octubre en Plaza Italia, para manifestar el rechazo al “Día de la raza”, cita a la que llegaron cientos de personas. “Decir que el movimiento mapuche es armado es un error, porque es un movimiento social y de masas”, afirma Manuel.

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