mercredi 4 novembre 2009

La Caída del Sello del Imperio Verde en Chile y su desesperación por nuevas certificaciones ante exigencia de los Mercados.


CERTFOR Chile reinaba a favor de las principales empresas chilenas Forestales para evadir sus obligaciones en materia ambiental y en Derechos Humanos, poder limpiar su imagen y obtener suculentos negocios Internacionales. Hoy, los Mercados exteriores se van volviendo más exigentes e incorporan diversos indicadores en sus estándares que ni los Matte ni Angelini están en condiciones de cumplir, quienes requieren nuevos sellos para avalar su productividad y Comercio como “sustentables”.

La Industria Forestal bajo el oligopolio de grupos económicos que controlan el Estado chileno, son responsables principales de la situación de Derechos Humanos que ha debido enfrentar el Pueblo Mapuche en la última década; y mercados como el de Estados Unidos y países de Europa, motivados por los Tratados de Libre Comercio, sin ningún criterio, han incentivado aún más el clima de violencia. Más aún, se ha venido adquiriendo productos sin que se considere la responsabilidad social, política y ambiental de las empresas, ya que hasta hace algún tiempo, bastaba que el Estado chileno junto a las empresas CMPC y Copec - Arauco – Celco, se crearon un sello que les limpie su imagen internacional y los inserte en el Mercado Comercial: CERTFOR – CHILE.

El sello CERTFOR Chile fue creado en el año 2000 por los empresarios y el estado chileno el que se creó bajo los auspicios millonarios con arcas fiscales de organismos estatales como la Fundación Chile, el Instituto Forestal (Infor) y con el apoyo financiero de CORFO (Corporación de Fomento de la Producción). A esa fecha, las empresas habían intentado incorporarse a otros sellos como Forest Stewardship Council (FSC) --en aras de buscar legitimidad internacional-- y frente a la negativa recibida, CERTFOR acudió a otro sistema internacional de certificación: el PEFC. Fue así que en octubre del 2004, el sistema de certificación Chileno CERTFOR, fue homologado internacionalmente por el ambiguo y timorato PEFC.

El sistema CERTFOR contaba con 9 principios acompañados de una serie de criterios e indicadores. Más allá de estos principios e indicadores, es importante destacar que CERTFOR es capaz de certificar de una sola vez todas las plantaciones de un grupo empresarial. En definitiva un sello hecho a la medida de los intereses de los Grupos económicos Matte y Angelini, dejar los temas de fondo sobre Medio Ambiente y Derechos Humanos.

Sin embargo, CERTFOR Chile y su respaldo por PEFC ha caído. Los mercados internacionales cada vez van más exigentes con respecto a materias ambientales y de Derechos ha obligado a las empresas a acudir desesperadamente a procesos de certificación como el de Forest Stewardship Council (FSC) que tiene un estándar mucho alto en comparación a lo que mantenían.

En efecto, la empresa Forestal Arauco y sus filiales (Forestal Celco, Bosques Arauco y Forestal Valdivia) han iniciado su proceso de auditoria, etapa previa a la certificación ante FSC, lo que pone en alerta a los indicadores internacionales y a sectores sociales y ambientalistas que hasta la fecha han visto con buenos ojos dicho sello y la credibilidad de su estándar.

Los principios y criterios de FSC, de acuerdo a sus consultores certificadores en Chile, proveen una definición del manejo forestal que incluye una faz en diversos temas sociales y se refiere a la responsabilidad con el medio ambiente y, a la vez, económicamente efectivo, promoviendo un manejo responsable y sustentable. Las plantaciones forestales que cumplen con dicho estándar, según sus consultoras, podrían usar la marca FSC, aunque existen diversos sectores que niegan que FSC se haya creado para certificar plantaciones de monocultivos industriales
(más información ver en http://www.fsc.org/ ).

Forestales en Chile: Un historial de saqueo y destrucción
La industria Forestal ha sido una de las actividades símbolo del ultra neoliberalismo del estado chileno, aplicado y expandido desde la dictadura Militar de Pinochet y asumida y sometida por los Gobiernos de la Concertación. Los dueños de las Forestales son uno de los más ricos de Latinoamérica enriquecidos a costa del saqueo de bienes públicos y colectivos. En el presente son más de 3 millones de hectáreas de plantaciones en monocultivo de especies exóticas como el pino y el eucalipto y el Gobierno de la Presidenta Bachelet dio luz verde para una radical expansión que lleva al abismo a las poblaciones y comunidades locales, con severos impactos sociales, culturales y económicos.

La Industria Forestal, reflejada principalmente en dos grupos económicos, Matte (CMPC) y Angelini (Copec – Arauco – Celco), con un control entre ambas en Chile de un 70 % aproximado del suelo utilizado para plantaciones tiene una expansión en diferentes países de la región, como Perú, Ecuador, Uruguay, Argentina y Brasil,

En la actualidad, desesperados por la crisis capitalista y con sendos cierres de algunos mercados en el exterior, el Gobierno chileno, rastreramente, sometidamente, se comprometió a ayudar a su expansión, a expandirlo, como si fuera poco todo el saqueo que se la hecho a los bienes colectivos y públicos del País.

Cabe mencionar que, las empresas con un decreto ley de la dictadura (701) se vieron beneficiadas por décadas para cubrir los costos en los procesos de plantaciones y producción y en el presente, ante las dificultades de seguir obteniendo más tierras por los conflictos sociales han hecho que la introducción de sus especies exóticas se impongan como política de estado en los campesinos chilenos y comunidades mapuches por sobre las economías locales, en tierras agrícolas, ganaderas e inclusive de bosques nativos, agudizando los conflictos que trae, como la perdida de agua ya que son verdaderas bombas succionadoras, mayor empobrecimiento y emigración, verdaderos éxodos de lo rural a lo urbano.

La expansión de la industria forestal va de la mano con las celulosas, papeleras, nocivas para el medio ambiente y con políticas que resisten lo “sustentable”, como el reciclaje.
En estos momentos se pretende hipotecar el mar por la industria de celulosa en contra de la soberanía alimentaria y el equilibrio ecológico. Está en riesgo ante la amenaza que significa la descarga de desechos tóxicos al mar, como se pretende imponer en la Región del Bio Bio (Valle Itata) y en la región de los ríos (Mehuín) como consecuencia de los proyectos de Celco (Angelini)

Por Alfredo Seguel

Integrante Grupo de Trabajo por Derechos Colectivos

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