mardi 16 mars 2010

Empresas Forestales y de celulosa y su poder fáctico en el Estado chileno


La industria Forestal ha sido una de las actividades símbolo del ultra neoliberalismo del estado chileno, aplicado y expandido desde el régimen Militar de Pinochet, sometida y expandida por los Gobiernos de la Concertación y asumida y proyectada por el actual Gobierno de Piñera a favor de sus socios empresariales.

Se hace indispensable hacer profundos cambios y hacer frente a estas ofensivas. No es solo derechos de la gente, no es solo el medio ambiente y el calentamiento global, es también un modelo, aberrante, inhumano, destructivo, dañino el que se debe cambiar profundamente y la resistencia debe ser efectiva.

Por Alfredo Seguel (*)
La Industria Forestal, reflejada principalmente en dos grupos económicos, Matte (CMPC) y Angelini (Copec – Arauco – Celco), con un control entre ambas en Chile de un 70 % aproximado del suelo utilizado para plantaciones y con una expansión en diferentes países de la región, como Perú, Ecuador, Uruguay, Argentina y Brasil, obtuvieron su consolidación como política de estado durante el régimen de la dictadura militar.
Recibieron tierras gratuitas, beneficios y hasta empresas estatales a bajo costo, como fue la Compañía petrolífera de Chile (Copec) la que prácticamente venía de regalo con Forestal Arauco y celulosa Celco. Al respecto, como dato, el dictador Pinochet al morir, se le descubrió suculentas cuentas en el extranjero ¿de dónde y porqué habrá recibido tanto dinero? ¿Favores concedidos?

Son grupos económicos que siguen controlando el aparato público estatal para su haber y muchas de sus imposiciones se hacen acompañadas de políticas represivas, con criminalización a la protesta social, que incluso, han arrojado hasta muertes, como el asesinato del joven mapuche Alex Lemún en Noviembre del 2002 en medio de una reivindicación de tierras de un predio forestal de Mininco (CMPC).

Desesperados por la crisis capitalista y con sendos cierres de algunos mercados en el exterior, el Gobierno chileno, rastreramente, sometidamente, se comprometió a ayudar a su expansión, a expandirlo, como si fuera poco todo el saqueo que se la hecho a los bienes colectivos y públicos del País. Las empresas con un decreto ley de la dictadura (701) se vieron beneficiadas por décadas para cubrir los costos en los procesos de plantaciones y producción. En el presente, ante las dificultades de seguir obteniendo más tierras por los conflictos sociales han hecho que la introducción de sus especies exóticas se impongan como política de estado en los campesinos chilenos y comunidades mapuches por sobre las economías locales, en tierras agrícolas, ganaderas e inclusive de bosques nativos, agudizando los conflictos que trae, como la perdida de agua ya que son verdaderas bombas succionadoras.

La expansión de la industria forestal va de la mano con las celulosas, papeleras, nocivas para el medio ambiente y con políticas que resisten lo “sustentable”, como el reciclaje. Se recuerda los dichos de la Presidenta de Argentina al ser vocera de una empresa Minera (Barrick Gold) en mayo de 2009: “Los países desarrollados agotaron sus recursos y los obtendrán en nuestros países”.
Esta visión-misión reflejada en gobiernos neoliberales “subdesarrollados”, como el de Chile, posibilitan el desarrollo de estas industrias, las que están pensadas para los “otros” países y los costos, consecuencias e impactos, se trasladan a “nuestros” países. Los grandes beneficiados son sus grupos económicos (En Chile los dos principales de la industria forestal tienen miles y miles de millones de dólares de fortuna) y como muestra un botón, en estos momentos se pretende hipotecar el mar por la industria de celulosa en contra de la soberanía alimentaria y el equilibrio ecológico.

Está en riesgo ante la amenaza que significa la descarga de desechos tóxicos al mar, como se pretende imponer en la Región del Bio Bio (Valle Itata) y en la región de los ríos (Mehuín) como consecuencia de los proyectos de Celco (Angelini)

Se hace indispensable hacer profundos cambios y hacer frente a estas ofensivas. No es solo derechos de la gente, no es solo el medio ambiente y el calentamiento global, es también un modelo, aberrante, inhumano, destructivo, dañino el que se debe cambiar profundamente y la resistencia debe ser efectiva.

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