lundi 4 avril 2011

A propósito del Programa de TVN… La Tierra en que Viví… Contaminamos? (Por Gerardo Berrocal)


El sábado recién pasado se emitió por TVN el ya conocido programa “la tierra en que vivimos”, dirigido por el Sr. Sergio Nuño. Especial atención requería este capítulo para los que vivimos en el Wallmapu, ya que abordaría “por aire, mar y tierra” la contaminación que está haciendo desde 2004 la planta Valdivia de CELCO, el desastre ambiental del rio cruces, los intentos por construir el ducto al mar y por ende, el consecuente proceso de defensa emprendido por los Mapuche-Lafkenche del territorio de Mehuin.

Si bien lo ofrecido era “develar el conflicto entre un pueblo originario, el estado y los intereses de una gran empresa forestal”, al poco andar ya se podía constatar el rumbo que estaba tomando el programa en cuanto al mensaje comunicacional.

Comenzando con el típico tratamiento folklórico hacia los pueblos originarios, como “habitantes del litoral chileno”, y reduciéndolos a simples recolectores de “recursos alimenticios como mariscos y pescados”, con un pintoresco descubrimiento sobre el idioma diciendo que “cochayuyo quiere decir hierba de mar”, en la investigación sobre “la gente de la costa” también se afirma que para los Lafkenche “las tierras no son vendibles ni permutables porque fueron puestas a disposición por el creador”.

Siguiendo con el argumento de que “en el diseño original de la planta estaba el ducto al mar” y que dada la “imposibilidad de conseguir los permisos”, a la empresa de Angelini se le “obligó a solicitar su vertido al rio cruces”. Para lo que según el Sr. Nuño, CELCO habría instalado una planta de tratamiento “para lograr la más completa remoción de residuos que pudiera afectar la vida de plantas y peces”.

Con su ya característica ‘voz en off’, reiteradamente aparecían mensajes como: “los residuos debidamente tratados”, “todo para funcionar dentro de los establecido”, “estudios científicos del más alto nivel no han logrado establecer una relación directa entre ambos eventos” refiriéndose a la muerte de los cisnes pocos meses después de la puesta en marcha de la planta de celulosa en 2004.

Y si el guión elaborado por el Sr. Nuño ya es tendencioso, con mayor razón lo son las imágenes que lo acompañan, mostrando una vista aérea con características publicitarias corporativas de la planta, mostrando la operatividad de sus instalaciones, la planta de procesamiento de residuos afirmando que “a juzgar por la transparencia de las aguas” todo funciona bien, sacando un vaso de “transparente agua” desde los mismos residuos y mostrándolo casi como listo para beber.

Sigue su “recorrido” rebuscando argumentos para justificar su misión, responsabilizando así de la catástrofe ambiental del rio cruces al “terremoto del 60”, a las “actividades agrícolas y ganaderas”, a las “aguas servidas de las ciudades por donde pasa el rio cruces antes de la planta”, al “hundimiento del terreno”, “la plaga de luchecillo”, “el gran número de cisnes y de aves”, etc., etc.

Ya argumentada la ‘inocencia’ de CELCO, aparece la conocida imagen del 2004 de los cisnes agónicos sobre las aguas del rio cruces que, según el Sr. Nuño, sería a causa de la “escasez de luchecillo” y que muchos cisnes “se fueron en busca de mejores lugares para vivir”, motivo por el cual los cisnes tendrían “severos daños neurológicos que los haría tener ese extraño comportamiento antes de morir”.

¡Pero no se alarmen! ¡hay esperanzas¡ y éstas las sitúa en “la aparición de una planta nativa” y las imágenes de una feliz familia de cisnes con sus crías, diciendo que se han contabilizado “más de 2000 cisnes y centenares de crías” ¡problema resuelto!, y por si queda alguna duda, afirma categóricamente que ARAUCO “no tiene otra opción que construir el ducto al mar” y que ha presentado los estudios necesarios para “asegurar que las aguas industriales debidamente procesadas no producirán un impacto ambiental”.

Termina mostrando cómo la CORMA habría “considerado la opinión de todos los involucrados, especialmente los habitantes de la costa” con imágenes de la votación, pero a pesar de ser “aprobada por la mayoría”, algunos Lafkenche aún se oponen porque “sus tierras no son transables, aunque muchos ya han aceptado la instalación del ducto”, y muestra una fugaz imagen del Werken Boris Hualme (quien seguramente tiene argumentos que merecen más que unos pocos segundos de pantalla) refiriéndose a la empresa: “le diremos a CELCO que no tiene cabida en nuestro territorio”.

No se requiere ser experto en algún área de la comunicación para entender que la estrategia comunicacional usada en el programa es nada más que un elaborado lavado de imagen a la ya tristemente conocida planta productora de desechos contaminantes, conspiradora y neutralizadora de voluntades. Sin darse el trabajo de investigar más a fondo el verdadero impacto ambiental y social que produce la instalación del megaproyecto, ni los mezquinos intereses que los movilizan.

Mostrando además, un nulo interés por investigar y comprender el real alcance y la complejidad del proceso por la defensa del territorio Lafkenche de Mehuin. Será solo algunos mariscos y peces (que por cierto tienen un uso ancestral) y acostumbrarse a los residuos?, que sucede con Wentellao, con Mankean, con Lafkenkushe y Lafkenfusha, o con los Kuifikecheyem, Pvllv, Ngenko, Ngenmapu, Ngenmawidza. Con el Kimvn y Rakidzuam y la forma en que ancestralmente los Mapuche han desarrollado su cosmovisión y organización social en armónica relación con la naturaleza, con principios y valores que les permite hacer un uso sustentable del territorio.

Por lo demás, que sucede con los derechos de los pueblos indígenas?, con los instrumentos internacionales que disponen que debe existir un proceso de consulta previo, libre e informado?, según el convenio 169/OIT que Chile ha ratificado. O que existe una declaración de naciones unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas? (que Chile aprobó con su voto a favor) que entre otros, considera el derecho al territorio ancestral. O que incluso se debe considerar leyes creadas por el propio estado de Chile como la “Ley Lafkenche” y la “Ley Indígena”.

Con el debido respeto que merece el Sr. Nuño por su trabajo audiovisual de extensa trayectoria, es necesario que los responsables de programas que cuentan con una gran audiencia y que además tienen la ventaja de ser emitidos por televisión abierta por el canal que debe corresponder a los intereses “de todos los chilenos”, de la misma forma respeten a los pueblos que tienen otras formas de concebir la existencia en esta tierra y como consecuencia luchan por el reconocimiento de sus derechos.

Comprender que no todos creemos en este sistema económico neoliberal impuesto que pretende justificar de cualquier forma y a cualquier costo la depredación indiscriminada de recursos naturales, apoyados por campañas comunicacionales que buscan hacer creer a la ciudadanía que no hay nada de qué preocuparse, que los megaproyectos industriales son inofensivos o amigables con el medio ambiente, que no existe otra opción y que existe la urgente necesidad de producir cada vez más. O para beneficiar el bolsillo de unos pocos basta con erradicar y enajenar a todo el que se cruce por delante?. Afortunadamente aún hay personas dignas que no venden su vida, su cultura ni su territorio a los que creen que todo se resuelve con dinero.

Gerardo Berrocal.

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