mercredi 23 mai 2012

El modelo forestal atenta contra nuestra soberanía alimentaria


Muchos terrenos aptos para la agricultura se comienzan a plantar con pinos y eucaliptos que cambian el uso de éste, el cual nunca más podrá ser un terreno agrícola, por lo tanto, son suelos que se pierden para la agricultura y ponemos nuevamente en riesgo la soberanía alimentaria del país
El modelo forestal atenta contra nuestra soberanía alimentaria

Por Isabel Robles
Fuente: Resumen.cl

El pasado 18 de abril organizaciones campesinas se reunieron en Quillón, actividad que se enmarcó en la conmemoración de las luchas campesinas del mundo. El objetivo fue solidarizar con los campesinos de Quillón, Ránquil y Florida que perdieron sus casas y sus plantaciones producto del incendio del verano recién pasado.

Para los campesinos reunidos en esta actividad, este modelo forestal amenaza la agricultura campesina y también la soberanía alimentaria de los pueblos. Ésta última entendida como el derecho a decidir qué comer y qué producir. Florencia, perteneciente a la agrupación ANAMURI, comenta que la lucha que se debe dar es por el derecho a la soberanía alimentaria para atender a las necesidades alimenticias de nuestros pueblos “el pueblo debe ser soberano y no dependiente de la importación de alimentos. El campesino debe estar consciente de qué produce, para quién produce y cómo produce”

En el lugar conversamos con Claudio Donoso de la Agrupación Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, quien nos conversó sobre el impacto del modelo forestal en nuestro país.

¿Cuál ha sido el impacto social y económico de este modelo forestal?

Entre las consecuencias del modelo forestal actual para las comunidades rurales pueden señalarse: conflictos por posesión de las tierras con las empresas forestales, disminución de la calidad y cantidad de agua para riego y consumo humano, pérdida de la diversidad biológica, cultural y económica. Así como también problemas de salud asociados al uso de pesticidas y deterioro de los caminos rurales.

El modelo forestal en Chile ha invadido de monocultivos de especies exóticas de rápido crecimiento (pinos y eucaliptos) el mundo rural, lo que ha provocado la migración de esta población hacia las ciudades. En estos centros urbanos, esos campesinos han llegado a engrosar los cordones periféricos de pobreza. Y los que quedan en el campo invadidos por las forestales también viven empobrecidos.

No por nada en las zonas de Chile en las cuales se concentra la gran masa de plantaciones de especies exóticas, vale decir, donde se concentran los grandes capitales, los índices de desarrollo humano son los peores del país.

Asimismo, el despoblamiento de los campos provoca una merma en la actividad agrícola en Chile, acción que pone en riesgo la soberanía alimentaria del país.

En un periodo de sólo tres décadas, estas empresas han sido capaces de transformar nuestro paisaje en enormes monocultivos forestales de especies exóticas “principalmente, Pinus radiata” lo que también ha significado una acumulación extrema de la riqueza en sólo unos cuantos pocos actores sociales, además de desplazamiento poblacional rural y el consecuente aumento exponencial de la brecha económica entre pobres y ricos (una de las más grandes del mundo). Sin embargo, es importante tener claro que el proceso de expansión del actual modelo forestal, no ha sido espontáneo ni fortuito. Más bien, es una consecuencia directa de erróneas políticas públicas relacionadas con el sector.

¿Cuál ha sido el impacto ambiental de este modelo forestal?

Los monocultivos de especies exóticas de rápido crecimiento, basan su crecimiento en una capacidad tremenda que tienen de absorber agua y nutrientes desde el suelo. La diferencia entre un monocultivo de especies exóticas de rápido crecimiento y un bosque nativo, es que las primeras son todas de la misma especie y de la misma edad y todas están en franco crecimiento, al estar en esta condición absorben mucha más agua y nutrientes desde el suelo; en cambio un bosque nativo, al tener distintas especies de las cuales no todas son de rápido crecimiento, no todas están absorbiendo la misma cantidad de agua. Además, en un bosque nativo que está maduro, los árboles prácticamente no están consumiendo agua. Una plantación de monocultivo de rápido crecimiento consume mucha más agua que un bosque nativo.

Por otro lado, las plantaciones forestales, al tener un objetivo económico, generalmente expresado en ganancias para los grupos económicos, son cosechadas en el menor plazo posible, o sea, las rotaciones de las plantaciones son muy cortas, incluso hay plantaciones de eucaliptos cosechadas a los ocho años. Y estas plantaciones, además son cosechadas a tala rasa, es decir, se cortan todos los árboles. Esto afecta al suelo, ya que queda descubierto y expuesto a la erosión del viento y de la lluvia, los suelos son arrastrados hacia los caudales de agua, quedando en el fondo del mar o de los lagos; perdemos suelo. En una pendiente por sobre el 30%, la cantidad de suelo transportado a los caudales es de 20 toneladas por hectárea, esto equivale a una pérdida de 2,5 centímetros de suelo por hectárea en un invierno.

Esto es gravísimo, porque, por un lado tienes la disminución de los caudales de agua tanto en calidad como en cantidad y por otro lado tienes una disminución del suelo de calidad que son los más superficiales.

Otro impacto sobre el suelo que tienen estas plantaciones es el daño a suelos que son agrícolas. Muchos terrenos aptos para la agricultura se comienzan a plantar con pinos y eucaliptos que cambian el uso de éste, el cual nunca más podrá ser un terreno agrícola, por lo tanto, son suelos que se pierden para la agricultura y ponemos nuevamente en riesgo la soberanía alimentaria del país.

Uno de los temas más controversiales en torno al desarrollo de la industria forestal es el relacionado con su impacto sobre el bosque nativo, ya que una buena proporción de las hectáreas plantadas en Chile con el D.L. 701 fue a costa de una disminución de la superficie de bosque nativo, por un proceso sostenido de sustitución. Un estudio reciente demostró que entre 1975 y 2000 se registró una reducción de bosque nativo equivalente a un 67% en el sector del río Maule y Cobquecura, entre las regiones del Maule y Bio Bio, una de las zonas claves en el desarrollo forestal chileno. Esto sigue ocurriendo en las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. En un futuro no muy lejano ello se podría extender más al sur.

¿Cuál es el beneficio del bosque nativo a nuestro medio ambiente?

La dinámica de un bosque permite, a través del tiempo, ir formando un manto de materia orgánica que cubre y protege el suelo, aporta nutrientes (materia orgánica en descomposición) y contribuye al efecto esponja de éste.

El suelo del bosque es capaz de retener y filtrar el agua, para posteriormente liberarla lentamente, permitiendo que exista un caudal continuo de agua, durante todo el año.

Por cada 10% de aumento de cobertura de bosque nativo en una cuenca, hay un incremento de un 14,1% del caudal en el cauce (Lara, 2009). Mientras un solo eucalipto de 3 años consume 20 litros de agua por día. Durante los siguientes años el consumo va en sostenido aumento, a los 20 años el árbol puede consumir hasta 200 litros por día, si están disponibles.

¿Cuál es la justificación del Estado para imponer este modelo forestal?

El Estado justifica el modelo con cuatro elementos: Aporte al crecimiento macroeconómico al país, generación de empleo, cobertura de suelos degradados y fijación de carbono (mitigación cambio climático)

En relación al aporte al crecimiento macroeconómico esto no significa que a todos nos llegue una porción por igual.

La recuperación de suelos degradados es falso, no hay recuperación de suelos porque estas plantaciones son cosechadas a tala rasa en grandes extensiones, muchas veces en pendientes fuertes lo que produce pérdida de suelo. Por lo tanto, las plantaciones forestales, en vez de recuperar suelos, están degradándolos.

La otra justificación es la generación de trabajo, se habla de 130 mil puestos de trabajo que genera la industria forestal en Chile en casi tres millones de hectáreas pero, según un estudio de la Dirección del Trabajo, solo el 25% a 30% de los trabajadores forestales tienen contrato permanente. El otro 70% 0 75% tiene contrato esporádico o temporal y el 82% de los trabajadores de este rubro viven bajo la línea de la pobreza, a pesar de las enormes ganancias que obtienen estas empresas. Otro punto que afecta al trabajador forestal es la masificada subcontratación que dificulta sus derechos colectivos.

En relación a la fijación de carbono, las plantaciones forestales con ciclos de tala cortos, máximos de 25 años, no fijan carbono, considerando que el 70% de la madera es exportada como celulosa, astillas pulpables, papeles y cartones. En menos de un año, este carbono ha sido devuelto a la atmósfera. El suelo es un importante sumidero de carbono por lo que, al degradarlo, estamos liberando carbono a la atmósfera.

¿Cómo la legislación vigente favorece a estas empresas?

En Chile hay un gran problema con la legislación, aquí no hay una política forestal explícita, yo siempre digo esta frase: para este modelo económico la mejor política es no tener una política, para que así a río revuelto ganancia de pescadores. En el fondo las empresas forestales hacen lo que quieren, no son reguladas y tienen una escasísima fiscalización. Las instituciones del Estado que debieran estar a cargo de velar por los bosques no lo están haciendo.

¿Cuáles son sus propuestas?

Los ejes fundamentales para proponer y desarrollar un modelo forestal sustentable son: Ordenamiento territorial como herramienta de Estado, estipulado y regulado por leyes que emanan del poder legislativo y aplicado a todo el territorio nacional por el poder ejecutivo. Participación social vinculante (diálogo social). Promoción y financiamiento de la investigación científica, el monitoreo y la educación. Y bienestar en los territorios donde se desarrolla el modelo forestal, respetando la cultura local.

En la actualidad algo más del 1% de los propietarios tiene el 75% de la tierra. Las familias campesinas han perdido 9 millones de hectáreas desde 1973. Campesinos y pueblos indígenas no poseen más del 5% de la tierra. Celulosa Arauco controla tanta tierra como campesinos y pueblo Mapuche juntos. (fuente: INE, FAO, Minagri)

La industria forestal se concentra en dos grupos económicos: Arauco y CMPC. Eliodoro Matte, dueño de CMPC y presidente de su directorio, recibió como sueldo anual por este cargo, en el año 2009, la suma de 249 millones de pesos. Esta suma es independiente de las utilidades de la empresa (Fuente: Le Monde Diplomatique, 2010).

Sólo en el año 2010, estas empresas percibieron ganancias por un total de 1.274 millones de dólares: Arauco: US$ 694 millones y CMPC: US$ 580 millones (fuente: Diario Financiero, 2011).

La cifra aproximada que adeudan las empresas forestales a los municipios donde están sus plantaciones, asciende a alrededor de $38 mil millones.

Aucun commentaire: