mardi 5 juin 2012

¿Desde dónde nos paramos y hacia dónde vamos?


Haciendo un llamado a la participación política, pero de forma honesta, comprometida y seria, el candidato, de la lista "A" Avanzar, a presidente de la FEUFRO, Rodrigo Galvez; analiza y reflexiona sobre el panorama actual y la izquierda en Chile.
¿Desde dónde nos paramos y hacia dónde vamos?
El 2011 levantamos movilizaciones las cuales nadie pensaba que tomaría los ribetes que alcanzó. Existe producto de eso una mayor politización, o si se quiere, un aumento en el interés de una buena parte del estudiantado por querer ser protagonista de los cambios que hoy requiere nuestra educación y el país.

En base a esto, surgen diferentes cuestionamientos al pensar desde dónde nos posicionamos o si es necesario posicionarnos para dar respuesta a los desafíos que hoy como juventud tenemos en frente. ¿Izquierda, centro, derecha?

Antes que todo, es necesario analizar la forma en que se ha hecho la política en nuestro país, o para ser más precisos, la mala forma de hacer política. Fueron cuatro periodos de una concertación que nunca logró dar respuesta a las necesidades que se hacían latentes y es por lo mismo, que llega al gobierno una alianza de derecha, de la cual nunca se tuvo ninguna esperanza. Pero ¿qué ocurre?, ¿por qué nos damos cuenta ahora que en realidad entre la “centro izquierda” chilena y la “centro derecha” no existen diferencias de fondo?. El problema se le atribuye a las consecuencias de la dictadura, una despolitización de la sociedad completa, desorganización de todos los sectores que habían avanzado en articulación con sus pares, los partidos políticos dejan de proponer un ideal de sociedad, ya no existe un objetivo en común, no existe siquiera el bien común y no existe un horizonte por el que luchar. Con el fin de la dictadura y la transición a la democrácia llegó el “fin de las ideologías, que no es más que el triunfo hegemónico del pensamiento neoliberal”.

De esta forma nos encontramos con una sociedad completa que se caracteriza por el famoso “no estoy ni ahí”, no solo son los jóvenes los defraudados por la política, sino el país completo. Este sentimiento recorrió también todos los espectros y se instaló en la universidad, dejando así el espacio para que las juventudes de los partidos políticos ocuparan los cargos de representación y no se lograra recuperar el interés de opinar y criticar la realidad en la que nos encontramos de manera general, ya que respondían en ese entonces, a sus partidos los cuales estaban en el gobierno; no se veían los problemas estructurales, las bases sobre las que se encuentran todas las desigualdades e injusticias, sino que solo lo gremial.



Para ordenar un poco el asunto, el germen de la política chilena, fue justamente su despolitización, ver que el mercado prime ante todo y dejar de lado toda ideología que encaminara su actuar y pudiera definir su política y su forma de hacerla, nunca más se supo hacia donde iba el PS con la DC, nunca más se supo la posición de los radicales y el PPD, el partido comunista desde afuera del parlamento no supo de qué forma hacer un mejor trabajo junto a las bases, que no luchaban por democratizar el parlamento y terminar con la “exclusión”. Entonces, si el problema fue el dejar de lado los fundamentos que marcaban el camino a seguir, si los partidos en apariencia se despolitizaron, perdieron toda ideología, no debemos cometer un error similar. Ese no es nuestro camino.

No hablo de utópicos ni sobreideologisados, hablo de posicionarse. ¿Posicionarse de parte de quién?, del lado de nuestras familias, del lado de quienes se aburrieron de esa política de allá arriba. No podemos decir que queremos cambiar la situación si no nos paramos desde alguna trinchera la cual sirva para guiar nuestro actuar, la cual sirva para analizar y criticar la situación. Por esto, se habla hoy de la izquierda desconfiada, la izquierda honesta, izquierda con un sin fin de apellidos, inmadura aún pero con enormes desafíos que asumir. Izquierda que no responde a partidos políticos que tuvieron su oportunidad para ganarse el respeto del país, pero no la aprovecharon. Es la izquierda que renace desde las bases y que no se duerme en recuerdos del pasado, sino que mira las actuales condiciones y se vuelca a la labor de trabajar en pos de las necesidades que se ven como pueblo, tomando las nuevas necesidades sociales como las ambientales, de género, diversidad sexual, por nombrar algunos, sumándolas a los desafíos ya existentes, para así avanzar de frente, sin compromisos con el poder de unos pocos. La demanda estudiantil está clara: Educación gratuita al servicio del pueblo. Sólo con organización entre estudiantes y los diferentes sectores del campo popular lo conquistaremos, no con leyes parches hechas por los mismos de siempre sin tomar en cuenta la opinión de los verdaderos actores de la educación.

El llamado es a participar y criticar, pero a hacerlo de verdad, con compromiso, responsabilidad y dejando en claro desde dónde estamos parados, sin caer en el dogmatismo acrítico pero tampoco en la ambigüedad, porque es más que necesario, porque así lo exigen las condiciones y porque lo necesitan nuestras familias. Avancemos, que tenemos mucho que ganar y muy poco que perder.

Fuente: ALAVENA
http://www.alavena.cl/

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