mardi 24 septembre 2013

Istmo de Tehuantepec (México): el coste de las “energías limpias” para los pueblos indígenas

El Istmo de Tehuantepec, en el Estado de Oaxaca, es una de las zonas con mayor presencia de pueblos indígenas en todo el país. Las comunidades ikoots y biniza’a que la habitan han sabido conservar durante siglos la riqueza medioambiental de su territorio, en el que se encuentran algunas de las lagunas con mayor biodiversidad de México y la selva mejor conservada de Norteamérica.

Fuente: www.codpi.org

Pero es también esta zona la elegida para la construcción del que se ha denominado megaproyecto del Istmo, que incluye 28 parques eólicos en funcionamiento y al menos 4 en fase de proyección y en el que están participando varias empresas españolas. Aunque es considerada una “energía limpia“, los impactos que genera este modelo de producción a gran escala son enormes, especialmente cuando son afectados territorios indígenas de gran riqueza ecológica.

Para acercarnos a esta problemática, la CODPI ha registrado este caso en el Mapa La Tierra se defiende, de conflictos entre pueblos indígenas y empresas transnacionales. También puedes acceder directamente a la ficha del caso pinchando aquí.

 ¿Energía limpia?

parque istmo

Hoy en día, la energía eólica puede ser una de las alternativas frente el cambio climático. Sin embargo, el megaproyecto del Istmo, por su carácter y por el modelo elegido para la producción afecta gravemente a los pueblos indígenas y al medioamiente.

Como señala Carlos Beas, dirigente de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), “negar las bondades de la generación de energía eléctrica a través de fuentes renovables rayaría en la estulticia, y más en estos tiempos de crisis climática global, donde el gigantesco consumo de combustibles fósiles es uno más de los actos suicidas a los que nos ha conducido la locura neoliberal”. En efecto, hoy en día, la energía eólica puede ser una de las alternativas frente el cambio climático, en cuanto se basa en una fuente renovable y no contaminante.

Sin embargo, el mega-proyecto del Istmo, por su carácter y por el modelo elegido para la producción -grandes parques concentrados en las zonas más rentables, que son también donde habitan las comunidades- afecta gravemente a los pueblos indígenas y ha dado lugar a graves vulneraciones de derechos humanos, incluyendo las amenazas, agresiones físicas, secuestros y detenciones ilegales que han sufrido líderes y dirigentes locales.

Las comunidades locales denuncian también la falta de transparencia que ha presidido todos los pasos dados para la cesión de sus tierras. Según el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Emiliano Castillo, “las negociaciones realizadas con autoridades y empresas para el arrendamiento de tierras se llevan a cabo sin información transparente y veraz sobre las implicaciones de los contratos. Algunos de los propietarios no saben con precisión los derechos que tienen, una vez que las han arrendado a las empresas. Tampoco saben qué sucederá con las centrales eólicas cuando finalice el contrato de arrendamiento“.

En total, se calcula que se ha despojado a los pueblos indígenas de más de 12.000 hectáreas de tierra, cambiando profundamente el uso tradicional del suelo y afectando áreas históricas de peregrinación.
Desde el punto de vista medioambiental, se han registrado derrames de lubricantes, muerte de aves y murciélagos, y un aumento del proceso de deforestación y erosión de los suelos. Actualmente, la principal amenaza se cierne sobre la Barra de Santa Teresa, un barra de arena y manglar que divide las lagunas superior e inferior del Istmo, y que se vería dramáticamente afectada por la construcción del nuevo gran parque en proyección: el de Mareña Renovables. UCIZONI recuerda que “esta barra es una parte esencial del frágil ecosistema del que dependemos los pueblos pescadores ikoots y biniza’a.

Negocio redondo

protestas sanmateo

La mayor parte de la electricidad que se produce en el Istmo va destinada a suministrar (a muy bajo costo) a grandes empresas como Wal Mart, FEMSA (subsidiaria de Coca-Cola), Heineken, CEMEX y Bimbo, mientras que la electricidad es cada vez más cara para los habitantes de la zona.

En la construcción del megaproyecto están participando distintas empresas trasnacionales que tienen su casa matriz en el Estado español. Concretamente, dentro del sector energético, en la construcción y operación de los aerogeneradores han participado Gas Natural Fenosa, Iberdrola, Gamesa, Acciona, Renovalia y Preneal. Por otro lado, tanto el BBVA como el Banco Santander son inversores del proyecto Mareña Renovables, paralizado hasta el momento debido a la resistencia comunitaria, pero que, de construirse, se convertiría en el parque eólico más grande de toda América.

El ingreso del capital transnacional ha sido animado y defendido por el Gobierno federal y estatal, así como por una buena parte de las autoridades locales, que han dado su apoyo al mismo. Uno de los razonamientos que se esgrimen para este apoyo es el de la necesidad de abastecimiento energético para la población. Sin embargo, como subraya Luis Miguel Uharte, autor del libro Las multinacionales en el siglo XXI: IMPACTOS MÚLTIPLES. El caso de Iberdrola en México y en Brasil, “de los 28 parques que conforman el corredor eólico, 22 se incluyen dentro de la figura del autoabastecimiento -uso empresarial-, es decir, el 78% de ellos son para uso privado, mientras que solo seis (un 22%) están destinados para abastecer a la red pública, siempre según información de la Asociación Mexicana de Energía Eólica“.

De este modo, la mayor parte de la electricidad que se produce en el Istmo va destinada a suministrar (a muy bajo costo) a grandes empresas como Wal Mart, FEMSA (subsidiaria de Coca-Cola), Heineken, CEMEX y Bimbo, mientras que “la electricidad es cada vez más cara para los habitantes de la zona, llegando a unos precios totalmente abusivos que en numerosas ocasiones resulta imposible pagar“, como denuncia UCIZONI.

La resistencia comunitaria: somos viento

“Somos aire del Istmo, somos el golpear de los cayucos llevando pescado y camarón a casa. En nuestras tierras, somos gente libre como el viento, sin pedirle permiso a nadie”- Pueblo ikoots
A día de hoy, recuerda Uharte, el corredor eólico en el Istmo de Tehuantepec es el proyecto de producción energética que “mayor nivel de rechazo y conflictividad está generando en el país, muy por encima de otro tipo de proyectos teóricamente más controvertidos, como las centrales de gas, de carbón y la nuclear“.

san dinoisio

Son estas asambleas -que se asientan en los modos propios de organización y toma de decisiones de los pueblos del Istmo- las que han tomado medidas de presión dirigidas a la defensa del territorio y de los recursos naturales de las comunidades

En la región, y desde el inicio mismo de las obras de instalación de los diferentes parques, los pueblos indígenas se han venido organizando en asambleas a nivel comunitario, municipal y regional. Las principales plataformas que están activas actualmente son: la Asamblea de pueblos Ikoots y Binniza’a; la Asamblea Popular de Pueblos de San Dionisio del Mar; la Asamblea Popular del pueblo de Álvaro Obregón; la Asamblea Popular de Pueblos de San Francisco del Mar; la Asamblea de pueblos de San Mateo del Mar; la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo; la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio; y el Comité de Resistencia al proyecto eólico de Unión Hidalgo.

Son estas asambleas -que se asientan en los modos propios de organización y toma de decisiones de los pueblos del Istmo- las que han tomado medidas de presión dirigidas a la defensa del territorio y de los recursos naturales de las comunidades. De este modo, se ha procedido al desconocimiento -y en ocasiones, expulsión- de los representantes municipales, así como de los miembros de los distintos partidos políticos; se han organizado caravanas de denuncia a las principales localidades de Oaxaca; y se han establecido campamentos y puestos de control comunitarios para evitar el ingreso de maquinaria y trabajadores a los parques eólicos.

Fruto de la resistencia comunitaria, el pasado 9 de mayo de 2013, la empresa Mareña Renovables a través de un comunicado -confirmado por el Secretario de Turismo y Desarrollo Económico del Gobierno de Oaxaca, José Zorrilla Diego- anunció el desistimiento por parte de la empresa de instalar aerogeneradores en la Barra de Santa Teresa y el compromiso de que se respetarán los lugares sagrados de los pueblos indígenas, trasladando los que iban destinados a este lugar a otra ubicación, dentro del estado de Oaxaca.

Carlos Beas no duda en calificar este hecho como “un triunfo de la heroica resistencia de los pueblos del Istmo y en particular, de nuestros hermanos de San Dionisio del Mar y Álvaro Obregón. Este primer triunfo es resultado también, sin lugar a dudas, de la intensa solidaridad de los pueblos istmeños y del apoyo de muchas organizaciones y pueblos dentro y fuera del país“. En cualquier caso, las asambleas de los pueblos y las organizaciones coinciden en mostrarse cautas con esta “victoria“, ya que todavía las noticias son confusas y se desconoce la reubicación del parque y cómo afectará este a las comunidades.

Para conocer más sobre las resistencias que protagonizan estos pueblos, puedes ver el documental Somos viento. Resistencia en el Istmo contra el proyecto eólico de Mareña Renovables, en nuestro Canal Audiovisual.

http://mapuexpress.org

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