La recuperación del agua como bien común y como un derecho humano fue el tema central del trawun que el sábado 4 de julio se realizó en la escuela rural del sector Collico, en la comuna de Curacautín, por iniciativa de la Alianza Territorial Mapuche, ATM, y el Movimiento de Defensa por el Agua, la Tierra y el Medioambiente, MODATIMA.
Varias decenas de comuneros, dirigentes mapuche y de organizaciones de la sociedad civil asistieron a este encuentro que incluyó como actividad central un Taller de Gestores Comunitarios de Agua, orientado a entregar conocimientos y herramientas para enfrentar la usurpación de agua que actualmente enfrentan cientos de comunidades en el Wallmapu. De hecho, la larga sequía que se vivió hasta hace algunas semanas obligó a muchas de estas comunidades a abastecerse malamente a partir del agua distribuida por los municipios en camiones aljibes.
-La actividad fue muy interesante por la posibilidad de dialogar sobre los problemas locales de escasez de agua que tienen las comunidades y de recibir información sobre situaciones que uno mismo, como dirigente, muchas veces desconoce-, señaló Alberto Curamil, werken de la ATM que participó en el taller. “Además es valioso un trawun como éste, que nos permite plantear también la perspectiva mapuche del tema del agua, los elementos culturales, la cosmovisión mapuche en que el agua es elemento vital asociado a la tierra y a la madre naturaleza”.
En la ocasión se dio a conocer la existencia de una impresionante cantidad de proyectos hidroeléctricos y de piscicultura con los que emprendedores locales y consorcios transnacionales intentan explotar los cursos de agua de la Araucanía y otras regiones del sur de Chile. De cada uno de ellos se entregaron los antecedentes hasta ahora conocidos sobre sus características, detalles técnicos, ubicación, cursos de agua, sectores afectados y estado de tramitación.
Algunos casos analizados fueron, por ejemplo, el de la Central Hidroeléctrica El Agrio Hidro Spa, que se ubicará cercana al Túnel Las Raíces, donde captará las aguas del río Agrio, que es afluente del río Cautín. La distancia entre el punto de captación y restitución de las aguas será de 3,2 km, medidos en línea recta; por lo tanto, es notablemente mayor el tramo del río que terminará siendo afectado y quedando sólo con el escaso caudal ecológico. Además el proyecto plantea producir 2,6 MW, por lo cual se considera liberado de la exigencia de incluir un estudio de impacto ambiental, que sí es obligatorio para los proyectos de más de 3 MW. Sin embargo, su diseño implica la fragmentación de los ríos en tramos considerables, por lo cual provocará impacto y degradación de los ecosistemas aledaños.
Importante caso es también el del proyecto Central Hidroeléctrica Doña Alicia Central, que interviene el río Cautín en la zona de Malalcahuello. Su estudio de impacto ambiental se encuentra rechazado y está esperando el resultado de un recurso de reclamación presentado ante el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad del Servicio de Evaluación Ambiental.
Otros proyectos analizados fueron los de las centrales hidroeléctricas El Pintoresco, Alto Cautín, Hueñivales y Salto La Paloma, todos dentro de la misma cuenca hidrográfica del río Cautín.
Se puso de relieve en este trawun que ha sido obviada la consulta a las comunidades mapuche que habitan las zonas intervenidas, a pesar de la obligatoriedad establecida por el Convenio 169 de la OIT que obliga al Estado de Chile, firmante de este instrumento, a dar cumplimiento a esta exigencia cuando existen pueblos originarios afectados.
En todos estos casos, independientemente de que los proyectos estén diseñados para su construcción en terrenos privados y aprovechando derechos de agua ya adquiridos, existen comunidades mapuche cuyas actividades de recolección de hierbas medicinales, frutos silvestres, rogativas, etc., se relacionan con los cursos de aguas, esteros y ríos que se pretende explotar y, por lo tanto, se verán radicalmente alteradas.
Por otra parte, llamó también la atención la mención de los responsables y de las empresas propietarias de los proyectos, porque en varios casos corresponden a familias conocidas por sus relaciones sociales y de cercanía con el poder político.
Ante este complejo panorama, los dirigentes mapuche asistentes al trawun de Curacautín reiteraron su rechazo “a todos los proyectos que pretenden irrumpir, alterar y destruir nuestra riqueza natural”, dejando establecida su profunda convicción de que “los bosques, ríos, lagos y montañas no tienen dueños” y de que “estos proyectos fragmentan y deterioran los ecosistemas”, provocando “impacto y degradación paulatina y permanente sobre la flora y fauna ribereña”.
Pusieron de relieve también que las comunidades de la zona han venido expresándose permanentemente en contra de estas iniciativas de lucro privado y que su participación y protagonismo permanente en actos ciudadanos ha derivado en la formalización de tres de sus dirigentes, Juan López, Juan Huenuhueque y Alberto Curamil, contra quienes el Ministerio Público ha solicitado penas de 300 a 540 días de cárcel por hechos acontecidos en el mes de abril en la carretera que une Curacautín con la comuna de Lonquimay, cuando ciudadanos y comunidades mapuche protestaban en contra de la Central Doña Alicia.
Al cierre de este informe, un nuevo caso de represión policial por una protesta contra una central hidroeléctrica surgió en Temuco. Ocurrió el jueves 23 de julio cuando una masiva manifestación por la defensa de los ríos y en repudio a la aprobación del gobierno regional del proyecto Añihuerraqui, terminó con incidentes. Según denunciaron dirigentes mapuche de Curarrehue, hubo acciones desproporcionadas por parte de Fuerzas Especiales de Carabineros, que dejaron un saldo de detenidos y varios lesionados, mujeres y niños entre ellos.
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