mercredi 29 juillet 2009

Patricia Troncoso advierte: Mireya se va a morir


Presa ella misma, Patricia Troncoso Robles no pierde de vista la necesidad de sacudir a la opinión pública Mapuche, chilena e internacional, sobre la situación de su compañera recientemente apresada.


“En el caso de Mireya, todas las comunidades nos estamos juntando para defenderla, principalmente porque ella es una Prisionera Mapuche defensora de la recuperación de tierras, de todo el proceso que se ha llevado a cabo durante todos estos años...” La Prisionera Política Mapuche dialogó desde su encierro en Angol (Chile) con Radio El Arka de Bariloche. La que sigue es una versión escrita de la conversación, que se produjo a días de las más recientes detenciones.
*Entrevista y texto: Adrián Moyano. Edición y producción: Avkin Pivke Mapu – Komunikación MapuChe y Radio El Arka




Por Adrián Moyano, Avkin Pivke Mapu y Radio El Arka*
La voz de Patricia Troncoso parte de Angol, hace caso omiso de la cordillera y se irradia a través del éter de Bariloche, gracias a Radio El Arka. Suena tranquila, a pesar de la tragedia no tan lejana. ¿Sabrá que en este rincón del Wallmapu también se pidió por su libertad? Nos pidió que la presentemos como Prisionera Política Mapuche. No terminamos de entender cómo es posible que dialoguemos al aire, si todavía persiste su cautividad.


Entonces, nos explica. “Después de la huelga de hambre, de 112 días de tortura por parte del Estado chileno, yo quedé sola haciéndola al final. Al principio, éramos cinco Mapuche... Nos tuvimos que recuperar y pasamos a un predio de Gendarmería, donde se hacen trabajos agrícolas y otros que tienen que ver con cocina, panadería y demás. Entonces, uno empieza como a recuperar un poco la energía... Y posteriormente, la felicidad, después de cuatro o cinco meses de recuperación: me quedé embarazada y tuve una niña, así que soy muy feliz. Tiene en estos momentos cuatro meses, se llama Alen Antu Lafken, que significa Claro de Sol en el Mar.


Nosotros, con nuestra bebita, nos entregamos a las 10 de la noche aunque llueva, nieve o truene todos los días y salimos a las 7 de la mañana, aunque llueva, truene o lo que pase. Ahora venimos llegando de la cárcel, contenta para iniciar un nuevo día, un día de resistencia, un día de solidaridad con todos nuestros hermanos que están presos en estos momentos”.


Es que la presión que ejerce el gobierno de Chile y sus fuerzas de seguridad no sólo no disminuyó después de aquella espiral, se actualizó y con virulencia en las últimas semanas. “Claro que sí”, concede Patricia. “Eso lo hemos estado viendo y de la forma más cruel con alguno de nosotros. Está mostrando su verdadera cara el sistema al cual protegen ellos. Tenemos que recordar que ya han venido dos veces a visitar los observadores internacionales y han dicho efectivamente que sí, que existen violaciones a los Derechos Humanos en el Territorio Mapuche. Nosotros no estamos inventando una lucha, esta lucha tiene que ver con una continuación de lo que ha significado la dictadura en Territorio Mapuche. La informaciones que se dan muchas veces tienen que ver con la situación puntual que vive cada uno de los presos, porque acá hay mucha persecución en contra de comuneros. Principalmente, gente relacionada con la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y con personas específicas dentro del movimiento”.


Continuidad
Son los emergentes de una situación general. “El Estado chileno sigue actuando como Estado chileno: independientemente de la dictadura o no, siempre ha tenido una forma de ser en contra del Pueblo Mapuche. Dos observadores internacionales que han venido en materia de Derechos Humanos, vieron que efectivamente hay una violación”, insistió la prisionera. “Nosotros tenemos gente que ha sido asesinada por la espalda, niños, como el caso de Alex Lemun o Matías Catrileo... Pero nunca hay justicia para nosotros, aquí se puede asesinar Mapuche impunemente. A nosotros se nos persigue, se nos encarcela por años con la aplicación de leyes especiales como la Ley Antiterrorista, que es heredada del gobierno militar de Pinochet, o con la Ley de Seguridad Interior del Estado. Se criminaliza con miles de cosas que te ponen para aumentar las condenas”, ilustró Patricia.


Uno de los ejemplos más recientes de la insensibilidad estatal tiene que ver con Mireya Figueroa, “compañera mía en la causa del caso Poluco Pidenco, en la que hubo testigos protegidos. A través de la calumnia, el Estado criminalizó la demanda de tierras de la comunidad de Tricauco, donde Mireya, junto con otras personas, eran dirigentes. Nosotros, los que estábamos en la zona de Ercilla, apoyábamos, porque todas las comunidades se apoyan unas con otras para pelear, hacer frente y hacer resistencia en contra de la gran cantidad de carabineros que tienen contratados, prácticamente como guardias forestales, al interior de los predios. En estos momentos, los ricos tienen como guardias privados a carabineros pagados por el Estado, que protegen todo lo que de una u otra forma tienen mal habido, porque son las tierras de los Mapuche”.


Su testimonio desanda con paciencia, aquella historia que todavía está fresca. “Éramos 11 los Mapuche procesados por Ley Antiterrorista y Mireya se gana la clandestinidad. En esa condición, sufre persecución, la destrucción de su familia, reiteradas formas de allanamientos en las casas... Piensa tú que nos allanan a nosotros tipo 4 de la mañana, sacan a los niños afuera aunque llueva, truene o lo que suceda... A pie pelado, a hincarse en los patios... Muchas veces les dan golpizas a las personas, le dicen a los niños: ‘si ustedes siguen así, nosotros vamos a golpear a sus papás para que ustedes aprendan que no tienen que hacer esto’”.


Para tornar más trágica la situación, “Mireya empezó a desarrollar cáncer mamario y un sinnúmero de enfermedades, las cuales se agravaron en la cárcel cuando estuvo alrededor de un año y algo en la cárcel de Temuco. Yo me encontraba en la de Victoria, después me pasé a la de Angol... Estuvimos un año y seis meses en prisión preventiva sin que nos hicieran un juicio, sin que nos dieran la posibilidad de volver a nuestras casas. Nos acusaban de "incendio terrorista", que significaba que se hubieran quemado 80 hectáreas de pino. Esa es la gran maldad que se hizo o que tratan de adjudicarnos”, ironizó.


Arbitrariedad
El capítulo que siguió es más o menos conocido en Gulumapu, no tanto en Puelmapu. “Cuatro o cinco Mapuche nos presentamos al juicio, firmamos, estuvimos, hicimos todo lo que había que hacer, porque nos quedamos a resistir también... Tomamos la decisión de presentarnos al juicio con un longko y lamentablemente, a nosotros nos dieron diez años y nos aplicaron la Ley Antiterrorista. A la gente que pasó a la clandestinidad, se le ha ido persiguiendo y atrapando de a una. Ahora, los juicios no son por la Ley Antiterrorista porque no tienen sustento para aplicarla. No existe ningún hecho de sangre, solamente existe una quema de pinos... En Chile, la aplicación de la Ley Antiterrorista significa la intervención de estos mismos teléfonos por los cuales estamos hablando, miles de allanamientos, porque no estoy hablando de uno sino de miles de allanamientos en los que te hacen pedazos las casas... Tú ya no tienes puerta, no tienes ventanas... ¿Para qué? Todo lleno de plástico, porque tú sabes que constantemente te vienen a buscar, te vienen a sacar de la cama. Es una situación terrible”.


Presa ella misma, Patricia Troncoso Robles no pierde de vista la necesidad de sacudir a la opinión pública Mapuche, chilena e internacional, sobre la situación de su compañera recientemente apresada. “En el caso de Mireya, todas las comunidades nos estamos juntando para defenderla, principalmente porque ella es una Prisionera Mapuche defensora de la recuperación de tierras, de todo el proceso que se ha llevado a cabo durante todos estos años, remontándolo a siglos de lucha de resistencia en contra del colonialismo, en contra de lo que fue la Conquista y principalmente, contra el Estado chileno que nos oprime”.


El modelo de saqueo y contaminación se pasea orondo, a uno y otro lado de la cordillera. “Nos ha quitado el agua, producto de las plantaciones de pino... Nos ha contaminado las pocas aguas, producto de las celulosas que hay. Los mares los tiene absolutamente sin ningún pez, producto de los buques factoría. Nos tiene lleno de represas el Territorio, donde tienen todos los cementerios cubiertos con agua. Hoy, con la subida de los insumos, vivir en el campo es mucho más caro que vivir en la ciudad y nuestra gente realmente necesita del Territorio”.



Ese esquema de negocios no admite disensos. “Volviéndote al caso de Mireya, en estos momentos está en su fase terminal. Lamentablemente, nuestra hermana va a morir... Yo he conversado todos estos días con ella y me dice que está de una forma muy digna, asumiendo esto. Quiere dejar su legado, su ejemplo, para que la gente siga luchando, dándole toda su fuerza, su newen. Nosotros estamos muy enojados con Gendarmería, con las gobernaciones provinciales y con los seremis, porque Mireya está junto con la población penal y ella no se puede resfriar y además, estamos con el tema de la gripe porcina. No puede sufrir ningún tipo de trauma que signifique golpearse o cortarse porque sus heridas no sanan. Además, le pasaron un colchón muy delgado, tiene que estar tomando remedios y la tienen que pinchar con morfina para los dolores... No fueron capaces de pasarle un colchón y tenerla en buen estado, sabiendo además que es inocente”.


A pesar de situación tan desesperante, Patricia abrió una ventanita de esperanza. “No sabemos cuántos años va a pagar Mireya, a lo mejor puede que salga inocente... Nosotros pensamos que si tiene un juicio justo va a salir inocente pero en el caso de que la condenen, pensamos que ella va a estar fuera por razones humanitarias. El Estado no ha tenido ninguna humanidad con nuestro pueblo, ninguna humanidad... Por un lado, llenan de plata a las comunidades que no luchan y por el otro, a las comunidades de la resistencia, a las que han creado todo este proceso para que efectivamente el Estado entregue tierras y recursos, nos han golpeado”.


De hecho, la persecución no afloja. Hace poco más de una semana, “tomaron a Héctor Llaitul, uno de la gente que está dentro del movimiento que tiene que ver con la Coordinadora Arauco Malleco. Hace poco, se tomaron trece Mapuche por rebelarse en contra de un fiscal (Mario Elgueta) sabiendo que aquí existe efectivamente una trama muy grande en contra del Pueblo Mapuche a través de tantos fiscales en Arauco. Se juntan con psicólogos, con psiquiatras, con (Policía de) Investigaciones para armar calumnias a través de fotos y cosas así”, describió Patricia con indignación. “Ni siquiera nos conocían a nosotros en los Tribunales los testigos, así que no tenemos posibilidades tampoco de defendernos. Lamentablemente, el Estado nos acusa y nos manda un defensor que es de ellos mismos. Entonces, obviamente el abogado defensor va a hacer lo que el Estado le pide, porque no tenemos recursos. Nuestro pueblo es pobre y no tiene recursos como para contratar un abogado, que nos pide un millón y medio o dos millones de pesos chilenos para poder llevar a cabo un caso. Eso es imposible para nosotros en estos momentos. Quizá más adelante, con más organización y con más cosas, podamos juntar plata para defender a un Mapuche”.


El tiempo radial se había excedido con generosidad. Antes de la tanda, Patricia agradeció la posibilidad de llegar con su palabra a los hermanos del Puelmapu y a una porción de la sociedad argentina que todavía escucha incrédula, como funciona el gobierno “progresista” chileno hacia uno de los pueblos originarios. De todas maneras, la democracia será una asignatura pendiente para los Mapuche también al oriente cordillerano, mientras persista la situación de sujeción colonial.

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