¿Cuántos jóvenes mapuche muertos o encarcelados quedan para que Chile empiece a reconocerse como un pequeño imperio del fin del mundo?
A marchar con los mapuche.
Por Luis García-Huidobro SJ.
Wingka
“El movimiento mapuche es donde solamente nosotros vemos lo que pasa, donde los medios llegan sólo cuando los llaman los ricos, en nuestro territorio ocupado”, suele decir la werkén Natividad Llanquileo.
Pareciera que al Estado chileno no le hace mella una demanda ante la Corte Interamericana por el “Caso de los Longkos”, pues solamente los mapuche ven lo que pasa en Wallmapu. La lucha metro a metro con forestales y colonos, las barricadas de eucaliptu, los caminos cortados a pala, las siembras estropeadas, los niños heridos a tiros, las fuerzas especiales armadas como si estuvieran en Gaza. Queda muy lejos de la Alameda de Santiago.
Así, en la paradoja más grande de nuestra democracia, construyendo el movimiento mapuche desde la prisión política están Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, José Huenuche, Jonathan Huillical, Lorenzo Curipán, Omar Huenchullán y Daniel Huentecura. Los primeros cuatro, condenados en el “Caso Elgueta” en base al testimonio de un testigo protegido que en cualquier otro lugar del mundo, salvo el sur de Chile, habría sido desestimado; como también en cualquier lugar del mundo debe ser desestimado un testimonio obtenido bajo tortura. Dada la falta de voluntad para reconocer los derechos territoriales y políticos, la persecución terrorista del movimiento autonomista, con una fiscalía descontrolada y fallos a todas luces irregulares, los mapuche merecen ampliamente el calificativo de Presos Políticos.
Pero esta persecución, de la que poco se dice en la tele o en twitter, no ha terminado. Hace pocos días, con sólo el brote primaveral como testigo, después de 2 años de prisión preventiva, una huelga de hambre de tres meses, y 9 meses de arresto domiciliario; son absueltos Luis Tralkal y Mauricio Waikilao, de lof Yeupeko-Katrileo(1). En este caso, vergonzosamente, la fiscalía usó el mismo tipo de argumentación por la que Chile está demandado en la Corte Interamericana, y la misma Ley Antiterrorista. Paralelamente, en los mismos días en que Sebastián Piñera reiteraba el apoyo de Chile al Estado Palestino; Jorge Huenchullán, werkén de Temukuikui Autónoma, pedía, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la presencia de veedores internacionales en los juicios terroristas contra la autonomía mapuche.
En la vereda del frente, la impunidad de los que no se hacen problema en disparar a matar a jóvenes y niños, confirma la certeza ancestral de que los tribunales de justicia wingka no quieren nada con los mapuche. Por estos mismos días la familia Catrileo se enfrenta sin esperanza a la Corte Suprema. “Hemos hecho todo este largo camino judicial sólo para demostrar, una vez más, que en Chile no hay justicia”, dice la madre de Matías. Lo mismo pueden decir las familias de Alex Lemún, Jaime Mendoza Collío, el niño detenido desaparecido -en gobierno socialista- José Huenuante y tantos otros. La exigencia de los Catrileo es simple: que el carabinero que mató a Matías deje de usar un arma. ¿Y sería mucho pedir que el oficial que estuvo a cargo del operativo en que se asesinó a Mendoza Collío, tenga la misma suerte que el oficial del operativo en que se asesinó a Manuel Gutierrez en Santiago, en vez de haber sido ascendido?. En Ercilla se mintió con una producción cinematográfica, para hacer creer a todo Chile que Mendoza Collío era un violentista abatido por un carabinero que se defendía ¿y sólo es dado de baja el dedo que aprieta el gatillo?
Lejos de amedrentarse, las comunidades de la Alianza Territorial y las de la Coordinación de Territorios en Conflicto en la Región de los Ríos, siguen movilizándose para evitar el lucro y el saqueo de la madre tierra, del agua y el aire que da la vida, la lengua y la religión; en Rangkilko están decididos a no ceder ni un centímetro a Forestal Mininco, y la Federación Mapuche de Estudiantes lleva el orgullo y la enseñanza del fogón a las asambleas Confech. Por su parte, el gobierno no tiene problema en agradecer públicamente “a la comunidad mapuche que estuvo dispuesta a no reclamar sus derechos ancestrales” en Makewe.
¿Cuántos jóvenes mapuche muertos o encarcelados quedan para que Chile empiece a reconocerse como un pequeño imperio del fin del mundo, que mantiene por la fuerza ocupado y colonizado un territorio ajeno?
Quedan 4 juicios terroristas en lo que queda del año, con una treintena de comuneros mapuche que se encuentran con arresto domiciliario (sólo eso ganaron con la huelga de hambre); con la complacencia de una clase política wingka que cree que no vale la pena quemarse por asuntos tan lejanos de las cámaras, y una clase empresarial cuyos intereses territoriales se defienden a toda costa.
-Caso Tur Bus (Atentado terrorista contra transporte público). De la Comunidad Temucuicui Autónoma: José Eugenio Queipul Huaquil; de la Comunidad Juan Catrilaf II, Yeupeko: Sergio Catrilaf Marilef, Luis Tralcal Quidel, José Tralcal Coche, Pedro Cheuque Aedo, Sergio Huinca Huinca, Ignacio Tralcal Lleuful, Pablo Canío Tralca, Daniel Canío Tralcal, Mario Chicahual Canío; de la Comunidad Pascual Coña, Lleu-lleu: Marco Millanao Mariñan; de Temuko, capital de Wallmapu: Claudio Andrés Sánchez Blanco.
-Caso Peaje Quino (Asociación ilícita terrorista, homicidio frustrado terrorista, robo con intimidación e incendio). De la Comunidad Temucuicui Autónoma: José Eugenio Queipul Huaquil, Camilo Hipólito Tori Quiñinao, José Osvaldo Millanao Millape, Victor Hugo Queipul Millanao, Felipe Ricardo Huenchullán Cayul, Juan Patricio Queipul Millanao (menor de edad); de la Comunidad Cacique José Guiñón: Luis Humberto Marileo Cariqueo (menor de edad); de la diáspora santiaguina: Ernesto Cayupán Meliñan.
-Caso Fundo Brasil: (Incendio terrorista y robo con intimidación). De la Comunidad Juan Catrilaf II, Yeupeko: Daniel Canío Tralcal; de la Comunidad Mateo Ñirripil: Cristian Cayupán Morales (menor de edad), Elvis Millán Colicheu, Eliseo Ñirripil Cayupán, Jorge Cayupán Ñirripil, Jose Antonio Ñirripil Pérez (menor de edad), Job Morales Ñirripil.
-Caso Fundo San Leandro: (Incendio terrorista y robo con intimidación). De la Comunidad Mateo Ñirripil, Muko: Cristian Cayupán Morales (menor de edad), Angel Reyes Cayupán, Elvis Millán Colicheu, Eliseo Ñirripil Cayupán Mateo Ñirripil, Jorge Cayupán Ñirripil, José Antonio Ñirripil Pérez (menor de edad); de la diáspora santiaguina: Miguel Tapia Huenulef, Andrés Gutierrez Coña.
Por los que resistieron ayer, por los muertos y los presos de hoy, y por los que serán libres mañana, los mapuche de la diáspora santiaguina tienen muchos motivos para marchar por la Alameda este 10 de Octubre, y también los wingka que no queremos ser cómplices de esta ocupación colonial de Wallmapu, del saqueo de un territorio y el exterminio de un pueblo.
vendredi 7 octobre 2011
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