samedi 12 septembre 2015

Golpe cívico militar del 73 en Wallmapu: Terratenientes, Forestales, Colonos y el lumpenezco Comando Trizano

















El libro “Los Tiburones de la Tierra: el plan de exterminio de los Mapuche en Chile” escrito por Eduardo Díaz Herrera revela interesantes capítulos de la historia de masacre, asesinatos y abusos durante la el golpe cívico-militar en tierras indígenas. En momentos en que aún no se conformaba la criminal DINA, ya en los territorios de Wallmapu ocurrió entre 1973 y 1974 la masiva matanza de hombres y mujeres mapuche. Luego de esto, terratenientes, los hijos de colonos, empresarios mafiosos, funcionarios públicos y miembros del ejército y carabineros nuevamente se hicieron un festín con las tierras mapuche. Y por supuesto las Forestales de la familia Matte y de los Angelini ocuparon territorios de las comunidades indígenas.


Aquí publicamos un fragmento del Libro Los Tiburones de la Tierra…:


La cuarta invasión y ocupación de La Araucanía fue materializada por los Tiburones de la Tierra tras el Golpe de Estado de 1973


Sin restar importancia a las primeras invasiones y ocupaciones ( la castellana a partir del siglo XVI; las referidas a de Cornelio Saavedra y luego la de los forajidos y bandoleros, ocurridas a fines del siglo XIX), estimamos que ésta, la cuarta invasión y ocupación, ocurrida a partir de septiembre de 1973, es la que por su innegable actualidad debería ocupar el primer lugar en la agenda, principalmente porque en este periodo se encuentra instalada la viga maestra de la violencia que asola al Wallmapuche en nuestros días y que, de ser puesta en evidencia, la verdad completa afloraría ante el país, lo cual ayudaría a construir una paz sólida, basada en la justicia.

Es aquí –tras esta viga maestra- donde anida el conjunto de circunstancias y hechos que ha generado el brutal conflicto forestal contemporáneo contra la Nación Mapuche y toda la Región de la Araucanía.

“Los Mapuche que aún sobreviven en sus tierras son diariamente invadidos por las forestales, las empresas hidroeléctricas, las exploraciones y las explotaciones mineras. Es el sistema capitalista, son las transnacionales. Para los nuevos invasores, los mapuche tienen derecho a existir sólo como mano de obra, como individuos que ofrecen su fuerza de trabajo a las grandes empresa pero no tienen derecho a existir como pueblo, como nación”.

Hay suficientes motivos para convencernos de que la desenfadada manipulación mediática que desinforma a la ciudadanía en relación con lo que ocurre en el Wallmapuche de nuestros días, está orientada por los poderosos de siempre, los Tiburones de la Tierra, sus asesores y parlamentarios, que se esmeran en encubrir la mencionada raíz de la violencia y sus más recientes fechorías en contra del Wallmapuche y sus habitantes.

Los promotores de la violencia -algunos de ellos desde el parlamento-, omiten este periodo de la historia e intenta evitar que la ciudadanía tome conocimiento cabal de las dolorosas y profundas heridas infligidas a la Nación Mapuche en particular y a Chile entero, en general, por grupos de terratenientes, en su mayoría descendientes de los mencionados forajidos, organizados durante esta etapa de hemos denominado como la cuarta invasión y ocupación del territorio Mapuche.

La brutal masacre de mapuche y campesino se realizó principalmente en un periodo de tiempo que va desde septiembre de 1973 hasta abril de 1974, época en que no existían aún organizaciones estatales especializadas en inteligencia política y represión metódica de nuestros conciudadanos, como la DINA y la CNI, y mientras los uniformados se ocupaban de quehaceres bastante complejos como la instalación de un nuevo gobierno o cumplir (sin inteligencia política) con la instrucción superior de perseguir y eliminar a dirigentes del MIR, MAPU, socialistas y comunistas, por considerárselas  ‘un peligro para la estabilidad del nuevo orden político’ que se pretendía instaurar.

La política no era la tarea habitual de los servicios de inteligencia de los uniformados, dirigidos por mandos profesionales especializas en inteligencia exterior. Por entonces destacaban en el SIM (Servicio de Inteligencia Militar), los generales de brigada Sergio Polloni Pérez, Augusto Lutz Urzúa y otros oficiales de menor grado como el coronel Carol Urzúa Ibáñez y el teniente coronel José Castro Sauritain, de quienes no pudiese haberse esperado que ordenaran asesinar a mapuche y campesinos por los campos de la Araucanía.

La tenebrosa “limpieza étnica”, entonces, no pudo ser planificad y ser llevada a cabo sino por los Tiburones de la Tierra, civiles conocedores de su respectivos lugares de quehacer cotidiano. SU propósito final pasó a ser el mismo que mantuvieron durante la Unidad Popular, con sus Comités de Retomas (o comando Trizano), organizados desde la patronal de los terratenientes: volver a despojar a los mapuche de sus tierras y aguas, amparadas en títulos de Merced otorgados por el Estado, con prohibición de enajenar y que les habían sido restituidos por la CORA, o que, a septiembre de 1973, estaban en vías de serles restituidos.

Los individuos que llevaron a cabo estas acciones criminales fueron aquellos reunidos en la patronal de los terratenientes y organizados en sus Grupos de Retomas o Comandos Trizano, conformados en la Araucanía por los descendientes de los forajidos usurpadores de las tierras indígenas, que, esta vez, hicieron propicias las circunstancias del Golpe de Estado de 1973 para ‘limpiar’ los respectivos sectores donde se encuentran emplazadas su ‘haciendas’ o ‘fundos’, eliminando a todas las personas que les incordiaban reclamando la devolución de las tierras usurpadas, imposiciones adeudadas, mejoras salariales, la posibilidad de formar sindicatos, o incluso por haber sido favorecidos por la Ley de Reforma Agraria (CORA), con la reubicación, recuperación y restitución de sus tierras que, estando amparadas en los denominados Títulos de Merced otorgados por el Estado, eran usurpadas por terceros.

Para constatar la magnitud de estos crímenes perpetrados por civiles, valga consultar en la documentación de la Mesa de Diálogo (13 de junio de 2000) las escalofriantes estadísticas referentes a la distribución de las personas desaparecidas por regiones del país y las fechas de estos sucesos, donde se establece que, entre septiembre de 1973 y abril de 1974, fueron asesinados y desaparecidos en la Región de la Araucanía y de Los Ríos más de 950 mapuche y campesinos, cantidad que nos estaría indicando que el 79,17% del total de desapariciones de personas ocurridas en el país como consecuencia del Golpe de Estado fueron Mapuche y campesinos del sur.

La extensión y profundidad de la tragedia en Wallmapu se supo primero someramente y a grandes rasgos en el Informe Retig, y luego con mayores detalles y precisión en la referida Mesa de Diálogo del 13 de junio de 2000. Como la inmensa mayoría de estas víctimas no pertenecía a partidos políticos proscritos, no han sido reclamados aún con la energía que se merecen.

En paralelo a los Comandos Trizano, operó en esas fechas el Comité Ejecutivo Agrario, dependiente de una CORA ya intervenida y controlada por los terratenientes, y que comenzó a sesionar en la Araucanía en noviembre de 1973. Una participación relevante en este nuevo proceso de despojo de las tierras indígenas tuvo el Diario Austral de Temuco, que oficiaba como órgano de atención de consultas y entrega de antecedentes a los interesados en que se les entregasen predios o parcelas CORA que esta institución había expropiado y devuelto a los mapuche.




http://www.mapuexpress.org/

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