lundi 28 septembre 2015

Hacia la construcción de una nueva frontera Venezuela – Colombia

Compartimos el siguiente artículo desde Venezuela de la Sociedad Homo et Natura. Ver a continuación

Hagamos todos un gran esfuerzo patrio de honradez Si no se gana esta guerra, lo que nos viene será peor   En este cierre de fronteras y de OLP, una vez más volvemos a decir que el país ha perdido mucho dinero, pero todos hemos derrochado un tiempo oportuno en reaccionar en colectivo como ciudadanos venezolanos, como país, como organizaciones sociales y, si se quiere, como Gobierno. Este tiempo y dinero lo perdimos mientras la derecha nacional/internacional, desde Colombia y a nuestro interior, montaba este Para-Estado que hoy casi nos destruye bajo la vanguardia de la delincuencia armada colombiana. Este Para-Estado se construye principalmente tratando de apoderarse o sustituyendo a este Estado, que además de lento es, muchas veces corrupto y  practicante, con sus malos funcionarios, de esta impunidad que desde el 2000 nos somete a todos, pues todos lo sabíamos. Hemos perdido desde el Paro Petrolero dinero que  aún es imposible cuantificar y  hoy perdemos con esto del control de cambio 250 millones de dólares; pero también hemos perdido otros tantos en el Plan Bolívar 2000, en los fracasados “planes vitrinas” de desarrollo impulsados desde Corpozulia en el tiempo del General Martínez Mendoza; unos 2.200 millones de dólares en más de 120.000 toneladas de alimentos descompuestos en PDVAL en 2010; 540 millones de dólares del fondo de pensiones de Petróleos de Venezuela en el 2011, solo para nombrar algunos ejemplos aislados. Todo este dinero, así como el tejido ético social se diluye mientras el Gobierno trata de desmontar la llamada institucionalidad del Estado buqués en aras de construir el nuevo Estado socialista del siglo XXI. La nueva institucionalidad no se pudo montar, ni el nuevo modelo educativo, ni la ética socialista, ni mucho menos las nuevas empresas agropecuarias e industriales socialistas, así como el otro modelo económico; pues la desidia, la improvisación y la corrupción no nos lo permitieron, ni nos lo permiten hoy. A menos que hagamos todos un gran esfuerzo patrio de honradez y de disposición de unidad desde las bases populares y la capacidad crítica. Esta crisis, avisada hace años, toca fondo hoy cuando la delincuencia política de la derecha comienza a asesinar a cuadros de la revolución, así como a hombres de las fuerzas armadas en plena actividad de resguardar la soberanía de la patria. El cierre de la frontera con Colombia y las OLP Pueblo y Gobierno venezolanos consideran que con estas medidas muy acertadas por el Presidente Maduro, pero un poco tarde, se marca el inicio de un trabajo infinito que nos llevará a salir de la crisis y a ubicar con mayores elementos qué y quién es en verdad el Gobierno Colombiano, su oligarquía, su ejército y sus grupos armados paramilitares, así como nuestra derecha lacaya aliada al imperialismo estadounidense y europeo. El pueblo y los hombres honestos del Gobierno esperamos que se acaben las colas en los supermercado y en las estaciones de combustibles, que cese la fuga de gasolina y gasoil en barcos, gandolas y en pimpinas al mayor o al detal. Que se normalicen los precios de las cosas, que se investiguen y se castiguen a los corruptos funcionarios del Gobierno y de las empresas privadas, militares, así como a los operadores populares. Mara, la Concepción, están perdidos desde hace años, como perdimos el casco central y la Maracaibo histórica de la Calle Carabobo. El paramilitarismo las arrasó y con ella la vida de miles de inocentes que, al menos en esta década, perdieron sus vidas ante la extorsión y el secuestro. Las víctimas del paramilitarismo en el Zulia son tan incuantificables como todo el valor material que hasta hoy nos han saqueado. Hace 10 años los comerciantes pequeños y naturales del mercado Las Pulgas perdieron uno a uno sus espacios de trabajo a manos de los llamados “paracos” todo esto ante la indolente mirada de alcaldes como Di Martino, y los que vinieron  después. Los Puertos de Altagracia, La Rita y los pueblos de la COL hoy están a merced de una increíble y perversa organización para-policial en las que fuerzas políticas y policiales hacen agonizar la paz de un pueblo que debe pagar hasta por seguir respirando. Las OLP deben evolucionar hacia una cosa más verdadera y perdurable en un tiempo suficiente como para regresarnos a la normalidad de esta anomia que nos hace agonizar y casi nos aniquila en la más lenta reacción. Es importante que el Gobierno construya y asuma de cara al país un plan nacional cultural, social, ecológico, de seguridad y militar de frontera con la gente de frontera. Desde que va de vida en Venezuela la gente de frontera, la tierra y la naturaleza es administrada por gente extraña al país. Necesitamos una nueva frontera, vamos a impulsarla y a construirla entre todos, el pueblo y Gobierno. Como dice hoy en su Facebook el poeta Eugenio Rivas El Pis: Buenos tiempos tienen que venir.



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