Señala: "Como se ha hecho habitual por la clase política chilena y con aval del gobierno de la Concertación, la discusión sobre temas tan importantes y lo que es más grave, una propuesta de ley que nos afecta directamente como pueblo, se hace entre cuatro paredes"
WALLMAPUWEN
Temuko, Wallmapu, enero küyen 21, 2009
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Como se ha hecho habitual por la clase política chilena y con aval del gobierno de la Concertación, la discusión sobre temas tan importantes y lo que es más grave, una propuesta de ley que nos afecta directamente como pueblo, se hace entre cuatro paredes. Recientemente se filtró la decisión tomada por la Comisión de Constitución el día 7 de enero, donde se aprobó un texto de "Reconocimiento Constitucional de los Pueblos Indígenas en Chile".
Dicha comisión compuesta por los Senadores José Antonio Gómez (PRSD), Soledad Alvear (DC), Andrés Chadwick (UDI); Alberto Espina (RN); Pedro Muñoz (PS), con la presencia del Ministro José Antonio Viera Gallo y un equipo de asesores, sacó adelante un texto refundido de tres propuestas que se venían planteando con anterioridad. En marzo de 2008 una cincuentena de representantes de todos los pueblos indígenas rechazamos dichas propuestas y solicitamos a la vez un proceso de discusión de una nueva propuesta de ley, que efectivamente reconociera la existencia de los pueblos indígenas y sus derechos colectivos.
La propuesta de ley que tiene urgencia, por lo cual puede ser votada en cualquier momento por el pleno el Senado, es una verdadera afrenta para los pueblos indígenas y en especial para nosotros los mapuche, tanto por la forma en que se ha dado el proceso, como por su contenido.
En primer lugar la manera reservada y poco transparente de la votación y desconocimiento del texto aprobado para los pueblos involucrados, dado que ni siquiera está el documento en la pagina del Senado.
En segundo lugar, lo más grave es el eje ideológico y jurídico en que se basa el texto de reconocimiento constitucional: la reafirmación de la nación chilena como una e indivisible. Esto es una negación de nuestra propia identidad nacional mapuche. Nosotros, los mapuche, somos una nación.
Lo sucedido con la aprobación de esta propuesta de ley significa en nuestro concepto no sólo un retroceso en el largo y dificultoso camino de reconocimiento de nuestros derechos como pueblo, sino que también deslegitima la frágil democracia, de la cuál se ufana la clase gobernante, tanto de la Concertación como de la Alianza.
Nos exigen cumplir con la ley y la institucionalidad vigente, pero es el propio Estado que desconoce en la práctica sus propios compromisos políticos y jurídicos. Esto queda reflejado de manera evidente cuando se viola el espíritu y un principio fundamental contemplado en el Convenio 169 de la OIT, artículo 6, numero 1, letra A:
"Al aplicar las disposiciones del presente convenio, los gobiernos deberán: consultar a los pueblos interesados mediante procedimientos apropiados, … cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectares directamente".
Ello resulta mÁs grave si consideramos la Convención de Viena, acerca del Derecho de los Tratados (Artículo18) el cual establece: "El Estado tiene la obligación de no frustrar el objeto y el fin de un tratado antes de su entrada en vigor. Un Estado deberá abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin de un tratado".
Resulta defraudante la verdadera cara de la elite política chilena y pone en entredicho la consecuencia ética y política de la Presidenta Michelle Bachelet, cuando creímos ver un ejemplo de honestidad y responsabilidad al firmar el Convenio 169 de la OIT sin declaración interpretativa.
Junto con rechazar la decisión de la comisión del Senado, como partido exigimos se haga público el texto aprobado, se quite la urgencia del proyecto y se paralice dicho proceso, en tanto afecta gravemente nuestros intereses y derechos. Igualmente se hace un llamado a la sociedad mapuche, sus organizaciones y dirigentes a iniciar una campaña de presión social y castigar políticamente a los responsables.
Finalmente y en concordancia con nuestra dignidad y legítimas reivindicaciones, se hace urgente retomar un proceso de lucha política en todos los terrenos, para construir un movimiento nacional que, de cara al centenario de la fundación de la primera organización mapuche de la historia, pueda ser capaz de enfrentar y contrarrestar el accionar del Estado chileno.
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