Por Rosmarie López Canuman
Cientista Política
Wallmapuwen
En nuestra sociedad y, particularmente en Chile, prima el sentido mercantilista y económico de los recursos naturales. Dentro de este contexto ideológico neoliberal, el agua no se queda afuera. No sólo aquella de consumo (potable), en donde se enmarcan las sanitarias; sino también aquella que fluye en ríos, napas, lagos y, además, aquella que está en glaciares.
En Chile, el Código de Aguas que se formuló durante la dictadura en 1981 -y que aún sigue vigente-, considera a las aguas como un bien social, pero también como un bien económico. Separa la propiedad del agua del dominio de la tierra y le transfiere la prerrogativa al Estado de que sea éste quien concede los derechos de aprovechamiento de aguas a privados de forma gratuita y a perpetuidad, dando origen al mercado de las aguas. Ese mismo cuerpo legal creó dos categorías de derechos de aprovechamiento de aguas: consuntivas y no consuntivas. La diferencia entre ambas radica en la obligatoriedad de devolver o no devolver un caudal al río. Hoy, el 90% de los derechos de aprovechamiento de aguas consuntivas (no devuelven un caudal al río) se encuentra en manos de empresas mineras y agroexportadoras, mientras que prácticamente el 100% de los derechos de aprovechamiento de aguas no consuntivos (devuelven un caudal al río) se encuentra en manos de transnacionales como ENDESA.
El libre acceso al vital elemento, se ha visto entrabado por las diferentes empresas mineras, forestales y particulares. Quienes a través de la ley tienen el derecho a su uso por sobre el de quienes han vivido y utilizado el agua en los territorios por años. El derecho de las personas y los territorios ha sido avasallado por el Estado y sus gobiernos, quienes no han sido capaces de responder a las diferentes demandas sociales de derecho sobre un recurso natural tan vital como el agua.
Los territorios se han visto invadidos por empresas forestales, en especial el Wallmapu, quienes a través del monocultivo han ido deteriorando y secando el territorio; ya que el cultivo de pino y eucalipto seca las napas y por lo tanto los pozos de consumo humano, dejando a la deriva a numerosas comunidades rurales del Wallmapu. A esto se le suma diferentes proyectos hidroeléctricos que se pretenden instalar en Chile, y en particular en el Wallmapu, que intervienen de forma irrecuperable los caudales. Apropiándose de los glaciares y su agua de deshielo, encausando los ríos, inundando terrenos de bosque nativo y contaminando el territorio con su accionar, además destruyendo irreparablemente lugares sagrados y ceremoniales ancestrales de los pueblos originarios; esto con el fin de generar electricidad que no va a ir en directo beneficio de las personas y sus vías de transmisión dañan el territorio y en conjunto, los ecosistemas.
La sequía no es sorpresa y tampoco el gran impacto del cambio climático. Aunque estudios indican que las temperaturas irán en aumento, alargando los periodos secos, es consecuencia directa del pésimo manejo de los recursos naturales y la sobreexplotación que éstos tienen. Asimismo, las medidas para paliar estos periodos de sequía, son irrisorias considerando que es la autoridad central quien evalúa y toma la decisión de decretar estado de emergencia para inyectar recurso que puedan ayudar a las comunidades afectadas y esto, por supuesto, cuando ya es muy tarde y es poco lo que se puede hacer.
Y así, innumerables situaciones en donde se ha pasado a llevar el derecho natural de los recursos naturales de existir, el derecho de las personas y los territorios de decidir y controlar el manejo de los mismos. El derecho que tenemos todos, por igual, a utilizar los recursos que tenemos a disposición y que han sido parte del territorio desde siempre.
Como ciudadanos sujetos de derecho y habitantes del Wallmapu tenemos el deber y derecho de exigir el libre acceso al agua y a todos los recursos naturales. Exigimos participación en la toma de decisiones y con ello la recuperación del territorio, su cultura y sus recursos naturales, principalmente el agua en todas sus formas. En la nueva relación del Estado-sociedad, la participación social y sus demandas poco a poco se van tomando la agenda política de los territorios, en donde temas como la recuperación de los recursos naturales, comenzando por el agua, se transforman en tópicos principales impulsados por los diferentes sectores de la sociedad civil y son ellos quienes deben decidir cómo manejar y controlar los ecosistemas.
http://mapuexpress.org/
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