jeudi 28 avril 2011

LA DEVASTACIÓN Y EL DEBACLE DE LA INDUSTRIA FORESTAL


Un grupo económico forestal supera los U$ 10.000 mil millones de dólares de fortuna. Este año las exportaciones de la industria tendrá la media de los U$ 5.600 millones de dólares. La economía del país, según el gobierno, aumenta en un 10 % (para los grupos económicos, no para la gente), sin embargo, las zonas donde se concentran las plantaciones forestales y de celulosa son las más empobrecidas, son las que tienen los mayores indígenas de cesantía, emigración y sequía progresiva.

Si uno toma un mapa y cruza las localidades con mayor índice de pobreza e indigencia, de desempleo, de emigración, de sequía y lo relaciona con las zonas de concentración forestal, existiría una abrumadora coincidencia.

Zonas rurales devastadas a causa de la expansión de la industria forestal y de la complicidad e irresponsabilidad de políticos que han asumido cargos públicos y han permitido esta debacle, reflejan hoy una realidad extrema y crítica para vastas poblaciones y sus economías de subsistencia.

Anualmente miles de hectáreas de tierras agrícolas, de hortalizas, de chacra, de verdulería, de bosque nativo, son reemplazadas por monocultivos a gran escala de especies exóticas de pino y eucaliptos, deteriorando las tierras, secando las aguas y empobreciendo localidades, para más, hoy, todos los sectores políticos de la alianza y la concertación, incluyendo sus satélites, han aprobado la prórroga del decreto ley 701, instrumento de origen de facto, que tiene como propósito continuar incentivando y masificando la incorporación de plantaciones forestales en sectores campesinos, pequeños y medianos agricultores y en las pocas tierras de las reducciones Mapuche.

Para más, la industria forestal viene de la mano con la industria de celulosa, depende de esta, que es considerada una de las más contaminadas en el planeta y donde Chile ya ha debido sufrir varios ecocidios a causa de contaminación de plantas de Celco (Arauco) y de CMPC, como ha ocurrido en el río cruces (Valdivia), en la zona de Mininco (Araucanía), en Laja (Bio Bio) o en Constitución (Maule).

Una de las comunas con mayor impacto a causa de la industria forestal y que refleja uno de los mayores niveles de pobreza-indigencia, sequía, emigración es Lumaco, en efecto es la segunda comuna más pobre del País, en cuyo territorios comuna se extiende un 80 % de suelo forestado, principalmente de Forestal Mininco (CMPC) y de forestal Arauco.

La suma de pobreza e indigencia supera el 60 % en esta comuna y ya al año 2002, según censo, en consideración a ese último decenio, había emigrado más del 8 % de la población, hoy, esas cifras podrían ser mucho más alarmante.

Para más, su alcade, Manuel Painqueo indicó recientemente a la prensa: “A pesar de las ganancias millonarias de las empresas forestales, que en exportaciones alcanzarán los 5.600 millones de dólares en el año 2011, no existe ninguna normativa que los obligue a pagar contribuciones”

La misma situación ocurre en la comuna de Los Sauces, en donde más del 50% de su territorio se encuentra ocupado por plantaciones exóticas, lo que ha provocado el éxodo masivo de población rural a la ciudad, aumentando las cifras de desempleo. El alcalde de dicha comuna, Ramón Vilchez, aseguró a la Radio Bio Bio que es una paradoja que las comunas con más presencia forestal son las más pobres del país.

Los Sauces al 2002 ya tenía un éxodo de más del 12 % de su población y sus niveles de pobreza e indigencia juntos estaba por el 50 %. Situaciones muy similares ocurren en localidades como Laja, Lebu, Cañete, Tirúa, Collipulli, Ercilla, Traiguén, entre muchas otras más.

Con esto, va desapareciendo progresivamente la vida rural y continúan colapsándose las grandes ciudades que ya no dan para más como Temuco, la segunda ciudad más contaminada de Chile y con altos índices de cesantía.

Durante los días 21, 22 y 23 de marzo del 2006, organizaciones y Comunidades Mapuche realizaron una masiva manifestación ante la destrucción ambiental generada por empresas forestales, entre ellas, la pérdida del agua a causa de la expansión de plantaciones forestales. Zonas con alta concentración de plantaciones exóticas, como Lumaco, Ercilla , Traiguén, Los Sauces, Purén, Angol, Chol Chol, Galvarino, Nueva Imperial, entre otras localidades, han sido consideradas de catástrofes a causa de las sequías, principalmente en temporada estival, en que napas, esteros, manantiales y ríos disminuyen notablemente su caudal, incluso algunos se han secado, lo que tiene directa relación con la succión que hacen las plantaciones de pino y eucalipto, ya que como se ha dicho, requieren de una enorme cantidad de agua para su crecimiento.

Para el movimiento mundial de Bosques tropicales, WRM, en su campaña contra las plantaciones y ante los impactos que estos generan sobre el agua, señalan que todas estas plantas exóticas, industriales y en monocultivo, funcionan como bombas de agua: los nutrientes del suelo son transportados hacia las hojas disueltos en agua. A mayor rapidez de crecimiento, a mayor tamaño de la planta y cuanto mayor sea el área que ocupen, mayor será el volumen de agua utilizado. Sin embargo, en la mayoría de los países, los “expertos” forestales niegan tal hecho, incluso cuando las poblaciones locales denuncian el agotamiento de los recursos hídricos vinculado a las plantaciones.

Hace algunas semanas la agrupación de ingenieros forestales por el bosque nativo emitió un categórico informe al respecto sobre la situación que se vive en la Región de los ríos ante la perdida de agua por relación de la expansión forestal. El estudio indica que “muchas de las microcuencas que abastecen de agua a las comunidades locales del sector norte de la Región de Los Ríos son de propiedad de las empresas forestales. Considerando esta situación, el impacto que producen las plantaciones forestales y su cosecha sobre la calidad y cantidad de agua, podrían generar un desastre de proporciones en el abastecimiento de agua para consumo humano. Este problema deberá ser abordado por el Estado, ya que en la actualidad no existen obligaciones legales para las corporaciones privadas que generan impactos sobre pequeñas cuencas hidrográficas. Esto significa una gran inversión para abastecer de agua a las poblaciones locales, un impacto negativo sobre la calidad de vida de las personas y el patrimonio natural de Chile”.

Todo esto ocurre mientras grupos económicos como los Matte (CMPC – Forestal Mininco) obtienen una fortuna de los U$ 10.000 millones de dólares, controlan más de 750.000 hectáreas en Chile. O Roberto Angenili, con Forestal Mininco – Celco, con 1.000.000 de hectáreas y también, con miles y miles de millones de dólares a su haber, todo a costa de la extracción y depredación.

Alfredo Seguel

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