dimanche 10 avril 2011

Industria forestal y conservación de bosques en Chile: ¿caminos opuestos?



Chile aumentó en los últimos cinco años sus plantaciones comerciales, pero al mismo tiempo redujo sus bosques nativos. Tenencia de la tierra y disminución de carbono son algunos de sus desafíos, dice experto.

Fuente: Deutsche Welle

Autora: Cristina Mendoza Weber

Editor: Enrique López

Según la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Chile cuenta con una superficie de cerca de 16 millones 231 mil hectáreas. El país austral se destaca en América Latina por su industria forestal. Sin embargo, esta distinción tiene sus bemoles en relación con la conservación de los bosques, y sobre todo en materia de disminución de emisiones de dióxido de carbono, en la lucha contra el cambio climático. Deutsche Welle conversó al respecto con el Dr. Álvaro Andrés Promis Baeza, profesor asistente del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile.


¿Cuál es la situación actual de los bosques en Chile?

Hay una reducción en la superficie desde el 2005 hasta el 2010 en unas 130 mil hectáreas, según la FAO. Por otro lado, en este mismo período hubo un aumento de 320 mil hectáreas en plantaciones comerciales de especies introducidas, que en su mayoría no son especies nativas chilenas. Esto quiere decir que durante los últimos cinco años, 64 mil hectáreas fueron sembradas anualmente en plantaciones forestales. Y en contraste, ha habido una reducción de 27 mil hectáreas de bosques primarios (nativos) durante los últimos cinco años.


¿Qué significa esto?

Significa que durante los últimos cinco años hubo una transformación del bosque nativo a plantaciones de especies exóticas con fines productivos. Terrenos agrícolas abandonados son incorporados a la producción forestal industrial a partir de plantaciones de especies introducidas, como pino rabiata, pino insigne, eucaliptos globulus y eucaliptos nitens.

En general el uso industrial de esas plantaciones tiene un objetivo de producción de madera aserrada y fibra para producción de celulosa para la transformación en papel. Pero todavía no es un objetivo preciso generar plantaciones para poder apoyar a nivel mundial la disminución de carbono.


¿Cuáles son las áreas más deforestadas y frágiles?

En Chile tenemos un gran problema por la concentración de la población en la zona central. Alrededor del 40 por ciento vive en la región metropolitana de Santiago. Esta zona se ha considerado como un hot spot o lugar caliente donde se agrupa una gran diversidad de especies, y al mismo tiempo tiene una mayor fragilidad, producto de la presión.

Debido al uso agrícola y maderero que tuvieron los bosques en la zona central en Chile, así como el aumento de la población, se están empezando a notar los efectos con el cambio climático. Los bosques alrededor de la zona centro del país van a seguir teniendo una gran presión. Seguramente, van a seguir cambiándose algunos bosques en terrenos para producción agrícola o lugar de urbanismo. Del 1997 al 2007, según la FAO, 2.200 hectáreas se han transformado anualmente en ciudades.


¿Cuáles son los mayores desafíos de los bosques en Chile?

En el año 2008 se promulga una ley muy esperada por el sector forestal y ambiental en Chile sobre la recuperación y el fomento forestal en el bosque nativo. Así, se disminuye la presión de las empresas forestales o de los propietarios privados para transformar el bosque nativo en plantación forestal de especies exóticas.

Sin embargo, el mayor desafío en este momento para Chile es hacer que esta ley efectivamente pueda cumplir su objetivo de proteger, recuperar y mejorar la condición del bosque nativo, para poder manejarlo en forma sustentable, y proteger aquellas áreas que son de interés nacional. También mejorar los servicios ecosistémicos. En este sentido, no se trata sólo de madera, sino de incorporar el servicio de disminución de carbono de la atmósfera, una mejor calidad del agua y otros productos forestales no madereros, como hongos comestibles, frutos silvestres, entre otros.

Desde el punto de vista de la tenencia de la tierra, lamentablemente la situación en Chile indica que cerca del 75 por ciento de la tierra pertenece al propietario privado. El Estado mantiene en sí el otro 25 por ciento de la superficie, pero es difícil de alguna manera reglamentar o legislar en forma clara sobre la propiedad privada.

Parecería que la industria forestal va en contravía de la conservación de los bosques.

Sí, usted tiene gran razón en eso. La industria forestal y la conservación de los bosques van en distintas vías. En este momento estamos abocados a tratar de mejorar las técnicas de manejo del bosque para producir un menor impacto sobre el ecosistema. Por otro lado, aquellos bosques que tienen alguna connotación de preservación no se pueden cosechar o usar desde el punto de vista productivo. De alguna manera se está reglamentando el uso de distintos tipos de bosque.

En el caso de las plantaciones, hay dos o tres empresas forestales -las más grandes en Chile- que tienen gran parte de esta superficie en su poder. Su producción es vendida sobre todo a Estados Unidos. Pero como el mercado norteamericano les está exigiendo certificaciones ambientales en su producción, estas empresas están tratando de obtener por lo menos la certificación del Consejo de Administración Forestal (en inglés: Forest Stewardship Council - FSC).


¿Va Chile en materia de bosques por buen camino?

Sí. Como académico joven tengo fe de que la Ley 20.283, promulgada en el 2008, nos ha hecho reflexionar y nos está haciendo mejorar aspectos de recuperación, conservación y uso de los bosques nativos.

Por otro lado, el hecho de que las empresas de plantaciones necesiten certificar ambientalmente sus producciones a partir de certificadoras internacionales, va a tener el efecto de que seguramente esta superficie de bosque va a aumentar o se va a mantener en el tiempo, y no se va a ver afectada en su mayoría. Eso no quiere decir que no haya que seguir mejorando algunos temas puntuales, como la tenencia de la tierra por parte de los pueblos indígenas, o tratar de borrar huellas de carbono o mejorar el ciclo hídrico.

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