En la misma Facultad en donde pasó más de cinco años de autoexilio, se realizó el primer preestreno del documental 10 Veces Venceremos, que cuenta la historia del regreso del joven mapuche Pascual Pichún a Chile, tras siete años de autoexilio en Argentina, y su posterior encarcelamiento.
Por: Revista Yepan www.yepan.cl
En la Foto: El ex preso político Pascual Pichún y el director Cristian Jure
Pascual Pichún sabe de la solidaridad de un pueblo hermano. Hijo del lonko de Temulemu de igual nombre, quien fuera protagonista uno de los más emblemáticos casos de aplicación de la ley antiterrorista en Chile, decidió autoexiliarse tras recibir una condena por cinco años, acusado de incendiar maquinaria forestal en el marco de la reivindicación territorial realizada por su comunidad. Una vez en territorio argentino, Puelmapu, como se le llama desde el pueblo mapuche, decide comenzar a estudiar la carrera de Comunicación en la Universidad Nacional de La Plata.
En sus siete años de ausencia forzada, se forjó una red de apoyo, que incluía a personas mapuche y no mapuche, así como también a estudiantes y académicos de la UNLP. Dentro de ellos, el realizador Cristian Jure, con quien se hicieron amigos. Un día, cuenta Jure, Pascual le propone hacer una película sobre su regreso a Chile. ¿Y por qué hacer esta película?, le pregunta el realizador, “porque todo mapuche tiene derecho a su película”, contesta Pichún Collonao.
10 Veces Venceremos comienza con el último día de Pascual en la ciudad de La Plata y su regreso a Chile que debe hacerse de la misma manera como llegó: clandestinamente y sin que nadie sepa. Una vez de vuelta en Temulemu, Pichún comienza a transmitir desde una radio clandestina, mientras se relata el día a día de la comunidad que vive en su territorio recuperado. “El agradecido con esta película soy yo”, dice el director Cristian Jure, “gran parte de lo que hicimos fue ponerle imágenes a un proceso de lucha. Tal vez el mérito que tiene la película fue desnudarla, despojarla de toda espectacularidad, que era la idea de Pascual”.
Tras el final de la película llegó un aplauso cerrado del aula anfiteatrada casi repleta. Pero no era solamente la ovación a un documental, era el aplauso a un proceso de lucha largo y costoso, del cual muchos de los que aplaudían fueron parte. “Hacer el documental, volverse a Chile, valió la pena por varias cosas”, dijo Pascual Pichún al terminar la proyección. “Aunque nunca lo dije, yo siempre estuve de alguna forma consciente de que la vuelta iba a ser estar preso. Pero todo lo que se generó en torno a eso fue muy valorable y una demostración del trabajo que realizamos por mucho tiempo aquí en la Facultad, en la ciudad, siempre apuntando a mostrar la realidad, la reivindicación y visibilización de la temática indígena desde la cuestión urbana. Todo lo que pasó cuando estuve preso, creo que fue demostración de eso, dio sus frutos”.
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