vendredi 26 octobre 2012

Situación y limitaciones de la Educación Intercultural Bilingüe


“la educación intercultural debería ser un programa que involucre a las dos culturas” y, “sobre todo en sociedades en contacto, debería ser más rigurosa y dirigida sobre todo a la otra cultura, para que conozca la nuestra y la visibilice, para que exista un respeto recíproco. Nosotros los mapuche somos biculturales, pero un no mapuche sólo conoce lo suyo y no es capaz de entender nuestro mundo. De allí nace y se fortalece la estigmatización y los estereotipos que siguen tan arraigados en la sociedad huinca”...
Situación y limitaciones de la Educación Intercultural Bilingüe


Comunicaciones ANIDE
BOLETIN PICHIKECHE

Manuel Agurto Panguilef, mítico fundador de la Federación Araucana, fue uno de los primeros dirigentes que incluyó la defensa y la enseñanza del mapundungu entre las reivindicaciones políticas que demandaba para su pueblo. Transcurría la década de 1920 y sembraba así las primeras semillas de la educación intercultural bilingüe que hoy se imparte en más de 300 establecimientos de alta concentración indígena, según la afirmación lanzada por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, en su columna “Hacia un nuevo trato para nuestros pueblos originarios”, que publicó el pasado lunes 15 de octubre el diario El Mercurio.

Las primeras experiencias de educación intercultural bilingüe comenzaron a desarrollarse en Chile en la década de 1980 en el Liceo Guacolda de Cholchol y en escuelas del sector del lago Budi. Aportó en tal sentido la Fundación Magisterio de la Araucanía que en 1983 logró la dictación de un decreto regional que permitía cambiar una asignatura de idiomas por el mapundungu.

Pero el avance decisivo para promover la educación en este ámbito surge de la Ley Indígena dictada en 1993, que obliga al Estado a “promover las culturas indígenas” y a establecer en el sistema educativo nacional “una unidad programática que posibilite a los educandos acceder a un conocimiento adecuado de las culturas e idiomas indígenas y que los capacite para valorarlas positivamente”. Y además establece que la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, CONADI, “en las áreas de alta densidad indígena y en coordinación con los servicios u organismos del Estado que corresponda, desarrollará un sistema de educación intercultural bilingüe a fin de preparar a los educandos indígenas para desenvolverse en forma adecuada tanto en su sociedad de origen como en la sociedad global”.

El Programa Orígenes y el Ministerio de Educación implementaron y dieron la partida a dichas disposiciones a través de proyectos piloto que incorporaban la enseñanza de la cultura de los pueblos originarios, aunque daban escasa relevancia a la enseñanza de sus lenguas.

“Es que, para enseñar se necesita una formación académica, que no existía, como tampoco existía el aspecto curricular. De esta manera, lo que se hizo fue folclorizar la enseñanza, poniendo el énfasis en las vestimentas, los juegos, las danzas, pero no existía un núcleo articulador para la enseñanza de la lengua. Hasta el año 2006 cuando, a partir de de los esfuerzos del programa de Educación Intercultural Bilingüe y la CONADI, se aprobaron los contenidos mínimos obligatorios”, explica la profesora Elisa Loncón Antileo, académica de la Universidad de Santiago con amplia experiencia en enseñanza de la lengua mapuche y en investigaciones en torno a la educación cultural bilingüe.

Para trabajar en el programa de lengua indígena, el Mineduc convocó a la Universidad Católica de Temuco. Y recién hace tres años, mediante el Decreto 280 se creó el Sector de Aprendizaje Lengua Indígena, que establece que esta materia “podrá impartirse en todos los establecimientos educacionales del país que quieran favorecer la interculturalidad”, aunque esto será optativo y dependerá de los padres, en el momento de la matrícula, decidir “si desean o no la enseñanza del sector”. En el caso de las escuelas que tienen 50% de niños indígenas, éstas se encuentran obligadas a enseñar la lengua indígena a partir del año 2010; y las que cuentan con una matrícula de un 20% y hasta 49% de alumnos con ascendencia indígena, les será obligatorio a partir del año escolar 2013.

La norma ha sido criticada por su escasa amplitud. En la Región Metropolitana, por ejemplo, no existen escuelas con esos porcentajes de alumnado de ascendencia indígena; por lo tanto, en ninguna se da la obligación de impartir la lengua de un pueblo originario. Por otro lado, persisten las escuelas que están enseñando la cultura indígena, pero no el idioma. La resolución se deja de cumplir también por falta de recursos, pues los sostenedores de las escuelas obligadas a impartir la educación intercultural bilingüe, en general, son los municipios más carenciados. Y la ley de subvención preferencial no puede destinarse a este objetivo.

Por lo demás, hoy tampoco existe quien enseñe. El sistema no ha preparado profesores. Por eso funciona con sabios, educadores tradicionales comunitarios y conocedores de su cultura, que no son necesariamente hablantes de su lengua.

Todo lo anterior redunda en que hoy existan efectivamente unas 300 escuelas en que se está enseñando una lengua indígena, como señaló el Presidente de la República. Pero el problema es que deberían ser muchas más. En la Región de la Araucanía son 130 de un total de 500. Y en todo el país deberían ser 1.600 los establecimientos en que se imparta la educación intercultural bilingüe.

Un tema de tal trascendencia puede y debe ser analizado desde diversas perspectivas. Patricio Coliqueo Collipán, académico de la Universidad de la Frontera, sostiene que “la educación intercultural debería ser un programa que involucre a las dos culturas” y, “sobre todo en sociedades en contacto, debería ser más rigurosa y dirigida sobre todo a la otra cultura, para que conozca la nuestra y la visibilice, para que exista un respeto recíproco. Nosotros los mapuche somos biculturales, pero un no mapuche sólo conoce lo suyo y no es capaz de entender nuestro mundo. De allí nace y se fortalece la estigmatización y los estereotipos que siguen tan arraigados en la sociedad huinca”.

El profesor Miguel Melín Pehuén, vocero de la Alianza Territorial Mapuche y uno de los autores del documento “Desigualdades territoriales y exclusión social del pueblo mapuche en Chile: Situación en la comuna de Ercilla desde un enfoque de derechos”, de la ATM y la CEPAL, enfatiza también en que “la educación ha de ser intercultural si hay dos culturas más o menos equilibradas en el proceso educativo y plasmadas en el currículo. Porque hoy la educación, en general, propende al aprendizaje de habilidades y destrezas más que de contenidos. Ambas lógicas culturales debieran propender a logros en ambas culturas”.

Melín destaca también la débil participación indígena en la elaboración de directrices y contenidos y lo atribuye al proceso histórico que han vivido los pueblos originarios, el mapuche en particular: “El ahuincamiento es muy grande, porque cuando se destruye la institucionalidad propia cuesta a ese pueblo hacerse cargo de estos temas que son parte de la cultura y de la identidad. En el contexto actual es muy difícil ponerse de acuerdo, pero es importante ir generando actitudes y los esfuerzos tienen que ir por el lado de la construcción de propuestas propias”.

Elisa Loncón, por su parte, sostiene que “la lengua no la salva sólo la escuela. También la sociedad completa. Debiéramos tener uso público de nuestra lengua en los medios de comunicación, las universidades debieran formar educadores, debería promoverse la producción editorial indígena”.

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