Si bien es cierto que desde hace mucho tiempo se ha exigido en varias esferas la Reforma a la Constitución que reconozca derechos a los Pueblos Indígenas, la actual imposición legislativa que se quiere hacer, no tiene nada que ver con lo que se ha venido planteando desde diversos referentes, encuentros, procesos y propuestas y deja de manifiesto, toda la órbita fascista y racista que reina en el estado chileno.
La imposición que se quiere hacer atenta contra los derechos Indígenas y desde diversos frentes, organizaciones y comunidades, los Pueblos Indígenas en general, han levantado su voz: Aymaras, Quechuas, Likanantay, Rapanuis, Mapuches, han dicho que no quieren este tipo de Reformas y denuncian lo ilícito de su procedimiento. El llamado que hacen es a seguir manifestándose. / Atención internacional por el escándalo racista en Chile.
No se están considerando derechos fundamentales para los pueblos, todo lo contrario, se está buscando coartar todo lo que tenga posibilidad de exigir el respeto a los derechos colectivos. Sencillamente es un acto de mala fe y mal intencionado y una nueva demostración de que el colonialismo sigue reinando. Que se entienda, lo que se está viviendo en Chile es una situación de emergencia y que las organizaciones indígenas, sociales, socio ambientales, de derechos humanos, local e internacional deben observar y manifestarse.
El asumir esta emergencia, no significa que se tengan que detener los procesos y propuestas o análisis que se han venido generando desde la diversidad, es un llamado de alerta a que además, esta ofensiva estatal, viene acompañada con los intentos de imposición de una serie de iniciativas para sectores privados que violan derechos. Esta imposición legislativa es un acto violento que debe ser frenado por el bien de las mayorías.
Si este pronunciamiento dictatorial del Gobierno “Democrático” que encabeza Bachelet, en contubernio con el fascismo avanza, revelará con mayor fuerza el cómo está funcionando el estado chileno y la necesidad de levantar fuerzas sociales que sean capaces de controlarlo.
La situación que se viven en Chile es escandalosa, grave y siniestra.
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