Con el fin de defender nuestro patrimonio natural se lanzó
el Catálogo Digital de Semillas Tradicionales de Chile. Esto cuando nuestro país
avanza hacia la consolidación de un monopolio, donde empresas como Monsanto,
podrían terminar arrasando con el actual modelo de la agricultura campesina.
POR PAULA CORREA
RADIO UNIVERSIDAD DE CHILE
Un listado de 700 entradas de diversas especies de cultivos sembrados tradicionalmente en Chile conforma este catálogo electrónico que busca apoyar activamente la conservación de nuestro patrimonio agrícola nacional.
Estas semillas de hortalizas, tubérculos y frutales hoy casi no existen en el comercio. Si bien, muchas de ellas están en manos de pequeños agricultores que las intercambian.
María Isabel Manzur directora de la Fundación Sociedades Sustentables afirmó que las semillas tradicionales nos brindan seguridad y soberanía alimentaria porque están adaptadas a nuestros suelos y no están transformadas genéticamente.
“Estas semillas no están transformadas genéticamente, los cultivos transgénicos que nos están vendiendo las compañias biotecnológicas, estas semillas genéticamente modificadas o transgénicas, siempre van a ser vendidas más caras. Los agricultores no van a poder guardar semillas, por lo tanto, es muy importante que guardemos nuestras propias semillas para no depender de las transnacionales biotecnológicas, que finalmente su intención es cambiar todas nuestras semillas por las semillas transgénicas, para que nadie tenga acceso a semillas antiguas tradicionales”, explicó María Isabel Manzur.
Por otro lado, Lucía Sepúlveda, integrante de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas (RAP-AL) y especialista en el tema de las semillas, afirmó que los esfuerzos del Estado Chileno van en el sentido contrario y aseguró que los campesinos se sienten en una situación de abandono tremendo.
Esto ante decisiones como, por ejemplo la del Programa de Desarrollo Territorial Indígena, que les entrega un paquete tecnológico de semilla “certificada” que es la semilla híbrida y el plaguicida y no les permiten presentar proyectos de agricultura ecológica con sus propias semillas.
Esto, afirmó, busca que desaparezca la semilla autóctona, que se remplace por la semilla que venden las empresas ligadas a las grandes semilleras, es decir, la que vende Anasac, que es de propiedad de Monsanto, lo que podría terminar arrasando con nuestro actual modelo de la agricultura campesina.
Por esto, Lucía Sepúlveda aseguró ”la alternativa que le queda a la pequeña agricultura campesina, es prácticamente desaparecer porque producir con esos insumos que son altamente costosos y que además agreden al medio ambiente, ya no es rentable tampoco, por lo cual es importante ir diseñando estrategias de resguardo de la semilla. Una parte de esa estrategia es hacer los catastros, es parte de un esfuerzo de resguardo que se está desarrollando en todo el país con muy escasos o nulos recursos, sin apoyo del Estado, ni de nadie, solamente con la fuerza de las comunidades”, sostuvo.
Lucía Sepúlveda añadió que hay leyes que complican aún más esta situación. Si bien se aprobó el criticado proyecto de Adscripción al Convenio UPOV 91, no se ha publicado ni implementado, ya que se debe modificar previamente la Ley de Semillas. Mientras, la Ley de Bioseguridad, conocida también como “Ley de Transgénicos” sigue en tramitación en el Senado.
En este sentido, Lucía Sepúlveda hizo un llamado a la ciudadanía a mostrar su descontento con el rumbo que está tomando el Gobierno en esta materia y a sumarse a estas iniciativas de resistencia en la defensa de nuestra pequeña agricultura.
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