Mirella González duró varias horas en el centro de acopio Sinamaica para recibir alimentos, ella y sus hijos tiene dos noches durmiendo en un medanal en la población de Los Robles. Se rehusó a irse aun refugio. Abajo se quedó su casa y todos sus enceres pero se mantiene animada “se inundó mi casa pero no mi fe, ahora más que nuca tengo más fe”
La piel de los pies de Mirella estaba muy arrugada por el contacto permanente con el agua, ella y decenas de personas aguardaban en la cola mientras se alegran al ver que el agua sigue bajando de nivel.
En esa cola, personas provenientes de varios sitios de la Guajira se referían a la escases de alimentos, especulación, falta de agua potable, las fallas eléctricas y los saqueos en las viviendas que se quedaron solas.
A los centros de refugio continúan llegando las ayudas humanitarias. Sin embargo los sectores como Trillajain, Marichipai, Hato Nuevo, El Jovo, Chincain, Youluna, Yolujaman, La Esperanza, Caraquita, La Marimonda, La Mentira y otras comunidades dese Varilla Blanca a Yaguasiru aún no llegan las acciones de evacuación y atención. La mayoría de sus habitantes pasan el día y la noche a la interperie. Para esa zona sólo pasan lanchas.
En casi todas las comunidades de la Guajira las corrientes de agua siguen arrastrando animales muertos, se observan muchos chivos, burros y vacas. El revolotear del agua es el único sonido que escuchan los que decidieron buscar un sitio seco en Maracaibo y otros municipios del Zulia mientras transitan por la Troncal del Caribe. Al caer la noche las estrellas iluminan las casas que quedaron desalojadas.
En la mirada de quienes se van se ve marcada la tristeza de dejar su tierra pero los acompaña la firme convicción de que volverán. Cuentan los ancianos wayuu que la Guajira y sus hijos son uno sólo y nunca podrán separase.
En la carretera se cruzan muchas imágenes. Los que se van llevan la esperanza de volver pronto. Otros que no son de la Guajira vienen con medicamentos, comida, ropa, agua potable y todo tipo de ayuda para ayudar a los que no salieron. Provienen de varias partes del Zulia conmovidos por el desastre natural que vive el municipio, cruzan a pie, en lancha o en vehículos rústicos porque tiene el corazón en la Guajira.
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