mardi 31 mai 2011

Proyecto Central Hidroeléctrica San Pedro. Colbún vuelve a la carga con peligrosa apuesta ambiental. Obras se retomarían en 2013.


El 24 de Mayo pasado los mandamases de la Generadora Colbún fueron citados ante la Comisión de Evaluación Ambiental de los Ríos para explicar en detalle, las razones de la demora en la implementación de su proyecto generador en el río San Pedro. Como bien se sabe, las obras fueron suspendidas por efecto del terremoto del 27 de Febrero del año pasado, al quedar al desnudo, groseras falencias en su formulación.

Por Carlos Ríos

Los ejecutivos explicaron a la autoridad ambiental regional las razones de esa paralización y que pueden resumirse en el hallazgo de situaciones geológicas nuevas Tales, grietas y fisuras en la ladera norte del río, fallas en el cauce del mismo y lo mas preocupante, movimientos(sic), en la cubierta de cerros cercanos producidos por la presencia de bolsones de aguas. Todo esto, transcurre en la mente de la gente de Colbún.

Claro está, entre rezos y avemarías, se volvieron a estilar promesas ambientales que todo resulta solucionable y enmarcable en la celebérrima RCA del 22 de Octubre de 2008 de la Corema de los Ríos, aquella aprobada por la autoridad de la época entre estertóreos gritos de “ladrones” y “vendidos”. Para ellos los cerebros colbunianos planean excavar hasta Corral si fuese necesario hasta llegar a la roca madre; hacer abstracción de fallas en el cauce, pretensión por lo demás bien sabida aún antes de someter el proyecto a la consideración de los guardianes ambientales de la región; y, lo mas sospechoso, drenar montes y colinas para dar firmeza a terrenos colindantes.

Fue un ejecutivo de Colbún quien eufemísticamente debió reconocer que “los cerros no se secarán, pero tendrán menos agua” y tal afirmación envía una señal de alerta clara respecto a los alcances reales de estos cambios respecto a la planificación original del proyecto.

En honor a la verdad, suena siniestro. Tenebroso y maligno. Lo que este señor enuncia es, ni más ni menos, la pretensión de realizar una brutal intervención de acuíferos y que podría afectar vastas comarcas de la región. Hablamos de secar macizos, drenar montañas, estrujar praderas y perturbar delicados e inextricables equilibrios ecológicos. El exterminio de acuíferos y acuitardos solo puede significar peligro para el milagro y portento de manantiales y vertientes. Nada de esto está aprobado en la Resolución de Calificación Ambiental que dio luz verde a este proyecto y supone nuevos escenarios ambientales que obligan a reevaluaciones serias y reposadas.

Y es aquí, donde alguien tiene que poner una pausa a la chacota ambiental y exigir la paralización de cualquier acción en este sentido, hasta que no se encuentren presentados y aprobados estudios responsables sobre el tema. Es hora de acabar con las aprobaciones Express a que nos tenían acostumbrados Conamas y Coremas.

Viene siendo hora de real e insobornable responsabilidad ambiental.

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