La ex vocera de la CAM ha visto de cerca la toma de la
Unicef y la califica como “un llamado de atención no solo al Estado chileno,
sino a la ciudadanía en general”. Además critica la llegada del ex fiscal
Alejandro Peña a La Araucanía: “Es un ex fiscal de derecha, que juega un rol
mucho más político”, afirma
Por Boris Yaikin
Fuente: www.eldinamo.cl
Fue la tarde del miércoles 26 de julio cuando un grupo de dirigentes mapuche llegó a las oficinas de la UNICEF para intentar que representantes del organismo internacional se refirieran a la violencia que se vivía en la región de la Araucanía, sobre todo luego de las impactantes imágenes de niños heridos con balines que se divulgaron tras enfrentamientos con carabineros.
En el grupo que esa tarde llegó a la casona de Las Condes, estaba Natividad Llanquileo, la ex vocera de la Coordinadora Arauco Malleco, quien relata cómo ese intento de reunión de las mujeres mapuche terminó en la toma de las oficinas de UNICEF por parte de la Alianza Territorial Mapuche. “Tratamos de conversar y nos cerraron las puertas. Se logró agendar una reunión para el jueves, a la que no fui porque sabía que algo bueno no iba a pasar dada la posición mostrada el día anterior. Tras la reunión, me comentan que no habían llegado a nada, y que habían decidido quedarse adentro”, cuenta a dos semanas de la toma.
La ex dirigenta, que representó mediáticamente a los comuneros recluidos en la cárcel de Angol por un supuesto ataque al fiscal Mario Elgueta el año 2008, hoy tiene 28 años. Es egresada de Derecho de la Universidad Bolivariana y trabaja como procuradora, después de siete años en Santiago en los que ejerció oficios tan diversos como empaquetadora de supermercado y asesora puertas adentro en casa de Vitacura y la Reina.
Hoy Natividad Llanquileo dice que no está asociada a ninguna agrupación mapuche y que su aspiración es unificar a las diversas organizaciones. “Si van en el camino de la justicia y de la denuncia de los abusos, yo voy a estar con ellos”, dice.
Y es en el marco de esas denuncias de abuso que Llanquileo afirma que la Unicef y los organismos de Derechos Humanos, tanto nacionales como internacionales, han jugado un rol muy pasivo con la violencia que afecta a las comunidades mapuche, en particular a sus niños.
Así, asegura que la vía de la toma “es una forma de manifestarse, de ser escuchado. Llega el momento en que uno se desespera, dado que los organismos nacionales no funcionan. También fue una oportunidad gigante para UNICEF, pero la desperdiciaron”.
¿En qué sentido?
En el sentido que uno recurre a las personas cuando hay cercanías. Se esperaba que escucharan, que tuviera un acercamiento distinto. No se podía seguir hablando con esa prepotencia de decir ‘si ustedes no salen de aquí, no conversamos’. Creen que hay una superioridad todavía...
Pero, ¿qué tanto se puede lograr tomándose la oficina de la UNICEF?. Ellos dicen que la petición de retirar a los efectivos de fuerzas especiales de Carabineros se escapa de sus manos...
Se obtiene que la gente siga preguntando por qué está esa ocupación. Es un llamado de atención no solo al Estado chileno, sino que a la ciudadanía en general. Quizá no salga mucho de ahí. La gente que está dentro decidirá cuándo sale. Y seguramente lo harán muy decepcionados del organismo y las instituciones. Uno no sabe a quién recurrir.
¿Se pueden esperar otras tomas?
Eso lo van a ir evaluando. Pueden ser tomas de organismos internacionales o nacionales. Creo que no se descarta ningún tipo de movilización, porque cada uno tiene la libertad de realizar acciones cuando lo crea pertinente. Son muchas organizaciones que toman decisiones distintas que van en apoyo de las comunidades. Cada una busca su forma de movilizarse y apoyar. A esta altura ninguna acción se podría descartar.
¿Qué opinas de la visita de Benjamín Vicuña a Unicef?
Son figuras públicas importantes que debieran tener un rol más activo en este tipo de situaciones. A pesar de ser positiva la visita de Benjamín Vicuña, sabe muy poco de este tema. Creo que él vive otro mundo, muy distinto a lo que vive la mayoría de los chilenos y mucho más distinto a lo que viven las comunidades mapuche. Ellos, al asumir estos roles de “embajador”, aunque sea de buena fe, debieran informarse más y tener un rol más activo. Su posición es no quedar mal con nadie, y esa es una forma muy fácil de ver las cosas.
¿Qué opinas de los dichos de Carabineros y del Seremi de Gobierno de la Araucanía acusando a los mapuche de exponer a mujeres y niños como “escudos humanos”?
Es una visión muy básica de ver las cosas. Se desvía el tema. Si van a allanar la casa, ¿dónde quieren que estén los niños?, ¿en qué momento los sacas?, ¿hay oportunidad de sacarlos? No. Es como decía la Mewlen Wench, la niña que está en Unicef es una de las más protegidas que hay. Que Benjamín Vicuña y la Unicef se preocupen de esa niña y no de todos los niños desprotegidos es una forma fácil de ver las cosas y desviar la información frente al tema de fondo, que es el ataque a las comunidades.
¿Qué te parece el Plan Araucanía anunciado por Sebastián Piñera?
Lo que pasa es que el Plan Aracanía viene funcionando hace rato, pero con otros nombres. Fue el programa Orígenes, con Michelle Bachelet y las políticas de Nuevo Trato, con Ricardo Lagos... Pero no han resultado, porque esos planes no se conversan con ninguna persona ni comunidad mapuche, solo con los que están de acuerdo con el gobierno de turno. Con eso no se resuelve el problema de fondo, que es la restitución de las tierras.
“Alejandro Peña es un ex fiscal de derecha que tiene ese rol muy provocador”
¿Crees que fue una provocación enviar al ex fiscal Peña a la Araucanía?
Sí. Enviarlo con todo su historial deja muy mal puesto el trabajo de los demás profesionales de la Fiscalía. Esta persona juega un rol mucho más político. Es un ex fiscal de derecha que tiene ese rol muy provocador. Pero no tan solo él. También tiene que ver con los demás fiscales que han estado en la zona. Creo que hay una preocupación mucho más allá en investigar ciertas situaciones. Entre la Octava y Novena región siempre han trabajado fiscales que muchas veces se van a especializar en Estados Unidos, como pasó con el fiscal Elgueta, y que tienen una preocupación mucho más grande de investigar situaciones de carácter político. Se les encomienda ciertas cosas. No van abiertamente a investigar como lo hacen los otros fiscales en otros lugares.
¿Dices que no hay independencia de los fiscales?
Hay muy poca independencia. Creo que siempre está el Ministerio del Interior detrás insistiendo en personas particulares. En el caso de Cañete, por ejemplo, había como 20 personas detenidas y de ellas las únicas que continúan encarceladas son las que pertenecen a la Coordinadora Arauco Malleco. Dos años en prisión preventiva para decir que eran inocentes. Uno empieza a no creer en esto, porque son casos donde se usan otras maniobras, como prisión preventiva, secreto de investigación o testigos protegidos. Entonces llaman la atención esas situaciones especiales de carácter político. Aparentemente, esa es su persecusión más que perseguir el hecho en sí. Hay desconfianza del trabajo de las fiscalías en la zona. No hay independencia, porque van muy de la mano con el ministerio del Interior y con el gobierno de turno.
¿Cómo calificas al actual gobierno en el manejo del conflicto mapuche?
También se perdió una oportunidad. La Concertación cometió muchos errores de los cuales este gobierno no aprendió o no quiso aprender. Todo pasa por el interés económico que está dentro de las comunidades y el Estado se ha convertido en un protector del poder económico más que de las personas. De ellos no podemos esperar más. Aunque sea su obligación. Siguen creyendo que son los patrones de fundo los que van a decidir como se les dé la gana la solución a este tema. Hemos llegado a esto porque no se ha escuchado. No existe esa capacidad. Más del 90 % de la gente apoyó el movimiento estudiantil, pero esa gente no fue escuchada.
¿Cuál podría ser un primer paso del gobierno de turno para iniciar una solución al histórico conflicto?
Es difícil, porque hay mucha desconfianza. Han mentido tanto que es lógico desconfiar. Y no solo el gobierno sino que también los partidos políticos, las instituciones como la Conadi, que ya no representa a nadie. Y más si no quieren escuchar y decidir con la gente. Imponen y los demás tenemos que asumir lo que ellos dicen.
El historiador Fernando Pairicán dijo que un primer paso sería “una reforma constitucional que defina a Chile como un estado plurinacional...”
Puede ser, pero por ejemplo, tenemos el Convenio 169 de la OIT que hoy es letra muerta, por muy ratificado que esté, porque no se aplica, no se asume que dentro del país existían pueblos cuando se conformó el Estado. Los mapuches no están dispuestos a desaparecer como los demás pueblos.
¿Y qué pasa contigo, a punto de titularte de Derecho y viendo todas las contradicciones que comentas?
Son cosas que uno va viendo con el tiempo. Uno tiene sueños, quizás con mucha inocencia. Es un poco contradictorio, pero sí es una realidad. Queramos o no, a la gente mapuche y a otros que están en algunos movimientos se les van a aplicar ciertas leyes y ahí uno tiene que entrar a jugar, buscar lo que pueda beneficiar a las personas que quieran que uno las defienda. Hay que conocerlo.
¿Te especializas en derecho penal?
Sí...
¿A la pelea?
Sí, a la pelea, porque hay gente que echa de menos a esos profesionales que no solo entienden lo legal, sino que también lo que ellos realmente quieren representar. Entré a estudiar Derecho porque es algo que uno va viendo siempre: la realidad lleva a que mucha de nuestra gente se vea enfrentada a la ley. Era necesario.
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