“Mi tema es la unidad de nuestro pueblo, con nuestras diferencias y discutir las cosas”, enfatizó la lideresa, quien sueña con volver al campo –como dice- para “seguir difundiendo” en esta constante búsqueda de la identidad que muchos jóvenes experimentarán, y quizás en la conmemoración del Día de la Mujer Indígena comience a gatillar.
Por Leyla Noriega
La Opinion
Un día como hoy, pero hace 230 años atrás Bartolina Sisa, lideresa aymara, por oponerse a la dominación y la opresión de los conquistadores españoles, fue brutalmente asesinada y descuartizada el 5 de septiembre de 1782, en la Paz, Bolivia. Hoy distintas mujeres indígenas en todo el mundo enarbolan las banderas en defensa de sus territorios y conmemoran la fecha de hoy como el Día Internacional de la Mujer Indígena en memoria de Bartolina. Y precisamente, desde las alturas del Illimani, - con aciertos y desaciertos- por primera vez en Sudamérica se instaló un Estado Pluricultural, donde flamean juntas la tricolor de la República y la multicolor Indígena.
Pero ¿qué tiene que ver Bolivia con ese Chile indígena de ayer y de hoy? “Yo creo que nos falta camino por recorrer. La realidad del pueblo mapuche es muy distinta a la de los otros pueblos originarios, es que la realidad chilena es distinta, es complejo. Hay que ser aterrizado, no estamos en Bolivia… no me imagino a una persona que no quiere imponerle nuestra cultura”, nos confesó Natividad Llanquileo Pilquimán, en conversación hace algún tiempo con La oPiñón, la joven mapuche que irrumpió entre huelgas de hambre, CAM y “conflicto”.
La “Naty” detrás de la “vocera”
Sin ser dirigenta, sin haber sido nunca imputada de “terrorista”, estudiando en una universidad privada y en Santiago, Natividad Llanquileo, se convirtió en un referente de su pueblo en el “corazón de Chile”, territorio indígena histórico que desconoce su pasado.
A sus 26, años, la estudianta universitaria oriunda de la comunidad de Puerto Choque, comuna del Tirúa, provincia de Arauco, asumió un rol que cambió su vida. “Nunca fui dirigenta, muy tímida, pero vengo de una comunidad que siempre ha estado en movimiento. Siempre nos dijeron que somos mapuche”, afirmó recordando que desde su infancia vivió procesos de recuperación de tierras.
Rememoró que cuando su hermano Ramón, estaba en huelga y le solicitaron ser vocera. “No pensé en decir que no. Pero no pensé que iba hacer tan así…”, calificó la experiencia que sin duda le ayudó a fortalecer y descubrir nuevos aspectos de ella y de cómo son visibilizadas las demandas de su pueblo.
“En términos personales sigo siendo la misma, no obstante, ahora veo de igual a igual a la autoridad con respeto, tampoco tengo problemas en hablar en público. Me fortalecí, logré valorar más a mi gente, vincularme con gente de otras comunidades… ha sido un enriquecimiento para mí”.
La devuelta de mano
Natividad, es realista y directa. Habla de la violencia con sus antepasados –incluida la generación de su madre- tuvieron que negar su lengua y hasta cambiar sus nombres, por la vergüenza que la sociedad les hizo sentir solo por el hecho de ser mapuche. Procesos que las nuevas generaciones no quieren repetir. “Estamos recuperando nuestra lengua… en proceso de reconstrucción de un pueblos tan destruido: por el Estado, los partidos políticos, el alcoholismo, la droga. Hay mucho trabajo por hacer”.
En este sentido, Natividad aclaró que “hay una diversidad dentro de los mapuche con problemas distintos. Algunos ven una salida llegar al poder político, y otros creen en una forma de hacer política dentro de las mismas comunidades. Nos queda mucho que hacer, pero decir: “tu hermano se está muriendo y se está muriendo por defender la tierra”, mucha gente que ya no vive en las comunidades se vio reflejada, empezó a recordar y actuar”.
“Mi tema es la unidad de nuestro pueblo, con nuestras diferencias y discutir las cosas”, enfatizó la lideresa, quien sueña con volver al campo –como dice- para “seguir difundiendo” en esta constante búsqueda de la identidad que muchos jóvenes experimentarán, y quizás en la conmemoración del Día de la Mujer Indígena comience a gatillar.
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