Esa fue una de las conclusiones emanadas del coloquio "Bicentenario chileno: balances del colonialismo en el pueblo mapuche", que se realizó en la facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Y es que en medio de la huelga que mantienen por más de un mes una treintena de presos políticos que abogan por la derogación de la Ley Antiterrorista, las perspectivas de autonomía y libertad para los pueblos originarios chocan con las políticas estatales, aún más fuertemente que durante la colonia española.
Por Loreto Soto
Fuente:Radio Universidad de Chile
Mucho se ha escuchado sobre la poca identificación que sienten algunos chilenos con las conmemoraciones programadas para el Bicentenario, que recuerda los doscientos años de independencia de la corona española. Menos razones para celebrar tiene el pueblo mapuche que precisamente en estos momentos se ve enfrentado a la represión policial, a conflictos y enjuiciamientos que impulsaron la huelga de hambre de una treintena de presos políticos en las cárceles del sur del país que se extiende por más de un mes.
El silencio que ha mantenido el Estado frente a situaciones como ésta, fue lo que motivó la realización del coloquio "Bicentenario chileno: balances del colonialismo en el pueblo mapuche", que se realizó este jueves en el aula magna de la facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
Con un auditorio repleto, se realizaron cuatro ponencias que buscaban abrir el diálogo respecto de la relación histórica entre el Estado y el pueblo mapuche, donde se destacaron tópicos como la autonomía, la represión y las nuevas identidades de las comunidades.
Y es que hoy, más que nunca, ha quedado de manifiesto la tensa relación que se ha replicado durante estos dos siglos entre el aparato estatal y los pueblos originarios. "El Bicentenario representa la sangre derramada por nuestros hermanos y por eso, rechazamos toda la parafernalia en torno a él", dijo María Lincopi Pallaleo, representante de la comunidad de Collipulli y una de las exponentes del diálogo.
Según ella, "la represión en estos doscientos años ha sido sistemática, continua y no ha cesado. Han ido cambiando y se han ido matizando las formas de represión, pero sigue siendo igualmente aplicada. Sea el gobierno que sea, la violencia persiste y es avalada por las leyes chilenas. No podemos sentirnos parte de esta celebración, porque reconocer el Bicentenario, es reconocer esas leyes que se nos aplican".
Además de las tradicionales reivindicaciones territoriales, en la actualidad es altamente cuestionado el uso de la Ley Antiterrorista en las causas mapuche que implica el endurecimiento de las penas y da posibilidad a utilizar testigos encubiertos, lo que según han indicado varios juristas como José Aylwin del Observatorio Ciudadano, no dan garantías de un debido proceso.
También se percibe un exceso de violencia de parte del aparato estatal que, en ocasiones, ha terminado en tragedias como la muerte de los jóvenes Matías Catrileo y Jaime Mendoza Collío.
A eso se suma la estigmatización a la que se ven sometidos los miembros de las comunidades mapuche desde pequeños. "En nuestros territorios los niños son tratados como los hijos de terroristas, las policías llegan a interrogarlos a sus escuelas y allanan sus casas. Mientras hayan reivindicaciones territoriales y culturales toda persona que las defienda va a estar sujeta a la represión", indica María Lincopi.
De hecho, la situación que hoy vive el pueblo mapuche es más precaria aún que durante la colonia española. En ese tiempo, los hispanos acordaron la autonomía territorial para el territorio que comprendía del Bío Bío hacia el sur. Sin embargo, después que, con la independencia, Bernardo O´higgins determinara que todos los habitantes del país eran chilenos sin excepción, la posición autónoma de los mapuches se vio deteriorada.
"A partir de ese punto se produce una asimetría en el poder sociopolítico del Estado chileno que utiliza como discurso que el pueblo colonizado es débil y necesita protección", explica Sergio Caniuqueo.
En esa misma línea, Caniuqueo afirma que "el Estado en el Bicentenario trata de reforzar un centralismo que no da cabida a estos otros espacios territoriales. Y no le da cabida en términos políticos, pero tampoco culturales. Eso se transforma en un acto violento de negación y eso genera un malestar fuerte, sobre todo en personas mapuche, que reivindicamos el territorio".
"Si bien, para los chilenos el Bicentenario significa el desligarse del yugo de la corona española, para nosotros es un sufrimiento porque se nos quitó el estatus de nación y somos un pueblo que, en la actualidad, no tiene derecho a ninguna reivindicación territorial", dijo Maria Lincopi.
Es por eso que para el wekén Enrique Antileo el pueblo mapuche continuaría bajo un régimen colonialista que, si bien, tiene otras formas de expresarse y manifestarse, rechaza la independencia social, política y cultural de los pueblos originarios.
"Hay una dominación y todo lo que ocurre de ahí en adelante es consecuencia de ello. Hoy las políticas públicas de los gobiernos que han pasado en los últimos años, han estado orientadas a poner encima del mapuche una cantidad de recursos que permitan ser mapuche sin la necesidad de cuestionar la idea de territorio y sin tener un proyecto como nación", sostiene Antileo, y continúa diciendo que se "financia la posibilidad de tener cultura, pero de alguna manera la política pública va separando entre el indio malo y el bueno, porque cuando traspasas la barrera de sólo defender el mundo cultural y pasas a lo político, vienen los presos políticos y todo lo que eso conlleva".
Según Antileo, estas nuevas formas de colonialismo se esconden bajo un discurso multiculturalista donde "Piñera sale en una foto con algún representante mapuche y se intenta decir que ellos aceptan y respaldan que defendamos nuestra cultura. Pero cuando se habla de temas políticos se aplica la represión y ese es el nuevo colonialismo".
El encuentro, organizado por la agrupación mapuche Meli Wixan Mapu y patrocinado por el periódico Azkituwue, concluyó con un llamado tanto a mapuches como chilenos que solidaricen con la causa a plantear nuevas perspectivas sobre este tema y a lograr la derogación de los nuevas ataduras que son comunes a todo el país como la aplicación de la Ley Antiterrorista y el procesamiento de civiles en la justicia militar.
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