Hoy internacionalmente se conoce como el día de la Tierra y en Chile, diversos movimientos sociales continúan manifestándose por la defensa de los espacios de vida.
Este 26 de abril en Santiago se concentrará una importante movilización por la recuperación y defensa del agua.
Los puntos de concentración a partir de las 10.30 de la mañana son los siguientes:
Norte: Plaza Chacabuco
Sur: Metro el Llano
Oriente: Metro Los Leones
Poniente: Metro las Rejas
Y a las 14 horas será en la plaza Almagro.
Decenas de organizaciones son convocantes, desde diversos territorios, quienes señalan: “Sostenemos la convocatoria, y con más fuerza que antes, porque nuestro grito por desprivatizar el agua tiene que ver justamente con lo que deja al descubierto lo sucedido en el norte y en Valparaíso. Nadie habla hoy del cerco de monocultivo forestal en que se encuentran los cerros porteños. Ni menos se menciona que estas plantaciones son las responsables de que las napas subterráneas estén secas, los suelos erosionados, y que las llamas encuentren en los pinos y eucaliptus combustible para devorar la vida, al igual que en el sur de Chile”.
En el presente, queda en evidencia una serie de situaciones graves. La falta de acceso a la Tierra y la lucha por una distribución justa y digna. La desaparición progresiva de la vida rural y la lucha por su existencia frente al desplazamiento que hacen depredadores y contaminantes mega industrias. Las exigencias por un medio ambiente libre de contaminación y por el acceso al agua como un Derecho Humano y para todos los seres vivos, son luchas que van por la vida, por la existencia, por el buen vivir, por el bienestar social, por la soberanía y seguridad alimentaria, por los derechos, por la salud, por el respeto a la madre tierra, los derechos de la naturaleza y por la paz.
El día por (o de) la Tierra, 22 de abril, es un día reconocido por diversos sectores políticos, sociales, ambientalistas, de Derechos humanos, estudiantiles, artísticos y culturales de diversos pueblos, preocupados por la vida y existencia del planeta y los impactos que vienen ocurriendo en diversos territorios a causa de prácticas dañinas. Asimismo, ha sido reconocido y declarado oficialmente por organismos internacionales como las Naciones Unidas.
Las Aguas en Chile
El agua es un elemento vital. Puede sonar a lugar común, pero nadie discute la importancia que tiene para el desarrollo de la sociedad. ¿Es el acceso a ella un derecho fundamental de la población?
La mayor parte de los derechos de aguas en Chile está en manos de privados de forma gratuita y a perpetuidad. El Código que norma el uso de los recursos hídricos permite que se regulen de acuerdo al mercado y la Constitución consagra al agua como un bien privado.
Este marco regulatorio ha permitido que diversas actividades de la mega industria se desplacen a la región de la Araucanía e intervengan recursos hídricos ya sea succionando este vital elemento o bien contaminándolo.
Es el caso de la industria forestal y de celulosa, que en el centro sur de Chile tienen más de 3 millones de hectáreas de monocultivos de plantaciones de pino y eucaliptus y que pretende duplicarse, actuando como verdaderas bombas de agua, reemplazando tierras agrícolas, frutícolas, de bosque nativos, espacios fundamentales para la vida, la soberanía alimentaria y el desarrollo de la vida rural.
Las localidades forestales entre el Bio Bio y la Araucanía, a pesar de las abultadas utilidades que perciben las compañías, son lugares donde se concentran los mayores niveles de pobreza. Asimismo, pueblos que son centros medulares de la actividad forestal prácticamente son poblados “fantasmas” y donde existe un notable aumento emigratorio.
Asimismo, decenas de proyectos se emplazan en las zonas cordilleranas buscando captar e intervenir fuentes de agua, tal es el caso de la industria salmonera con múltiples pisciculturas; O bien de corte energética como diversas centrales hidroeléctricas y de geotermia; O la propia expansión de la industria forestal.
A esto se suma la privatización de servicios básicos de agua y alcantarillado con empresas que solo buscan lucro, generando fuertes aumentos de costos en las zonas urbanas y contaminaciones en sectores rurales vulnerables. Lo mismo con descontrolados vertederos en las diversas comunas que contaminan las aguas necesarias para la agricultura y la vida.
Como se señalaba, el aspecto más crítico del Código de Aguas de 1981 es que define el agua como “un bien nacional de uso público”, pero al mismo tiempo como un “bien económico, autorizando la privatización del agua a través de la concesión de derechos en forma gratuita y a perpetuidad, no fijando límites a dicha concesión”. Es aquí donde está el problema, ya que deja en entre dicho el uso público del agua dejando el espacio para su usufructo privado lo que ha derivado a diversos mega proyectos, especulaciones y palos blancos que han causado estragos a territorios y al agua.
Hoy, en Chile, el 90% de los derechos de aprovechamiento de aguas consuntivas (no devuelven un caudal al río), en el norte, se encuentra en manos de empresas mineras y agroexportadoras, mientras que prácticamente el 100% de los derechos de aprovechamiento de aguas no consuntivos (devuelven un caudal al río) se encuentra en manos de transnacionales como ENDESA (más del 70 %).
Del total del recurso hídrico existente en el planeta, el 97 por ciento corresponde a agua salada y sólo un 3 por ciento a dulce, sin embargo, sólo un 1 por ciento está disponible para los ecosistemas y el consumo humano y animal. El 2 por ciento restante está congelado en glaciares y Polos. El 20 por ciento de la población mundial carece del agua necesaria para una vida sana y se espera que para el 2025 esta situación afecte a un 30 por ciento de los seres humanos. Hoy, 5 millones de personas mueren al año por enfermedades asociadas a aguas contaminadas.
Alfredo Seguel
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