Luego de permanecer siete años prófugo de la justicia chilena, cinco de los cuales los vivió en Argentina, lugar donde solicitó asilo político al Comité de Efectividad para Refugiados (CEPARE). El comunicador mapuche Pascual Pichún deberá afrontar un nuevo juicio de audiencia, este viernes 14 de mayo a las 11:00 de la mañana en el Tribunal Oral de Temuco, tras su detención el pasado 26 de febrero en la capital de la IX Región, por el delito de suplantación de identidad.
Por Carola Pinchulef C. / MAPUEXPRESS INFORMATIVO MAPUCHE
La necesidad de experimentar en carne propia los procesos que se venían sucediendo en su comunidad y el compromiso de aportar a esta lucha desde el lugar que le corresponde y no desde la distancia, es el motivo por el cual Pascual Pichún se decide a regresar al país.
Sin embargo, el escenario de criminalización y judicialización ejercido por el Estado chileno en contra de la familia Pichún, obliga al comunicador a optar por una medida extrema una vez que decide volver a Chile. Es por ello que al momento de ingresa a territorio nacional, Pascual se ve en la necesidad de suplantar la identidad de su hermano Rafael para evitar ser detenido en el momento de cruzar la frontera, ya que, pesaba sobre él una orden de captura emanada por los tribunales chilenos por quebrantamiento de condena. Medida que logró ser ejecutada días posteriores a su reingreso al país en la ciudad de Temuco y es formalizado por el delito de suplantación de identidad.
Está última situación hoy lo tiene a portas de ser llevado a audiencia en la misma localidad de su arresto. Donde será sancionado por la infracción cometida, sumándose esta a la condena anterior de cinco años por el delito de incendio que lo mantiene recluido en la cárcel de Traiguén. Y a su vez alejado de los proyectos comunicacionales que logró emprender en Argentina.
Quién es Pascual Pichún y cuál fue su gran delito
Pascual Pichún Collonao, 27 años, es un destacado comunicador mapuche, fundador del grupo de música tradicional "Kimkache" y activo promotor de los derechos culturales y políticos de su pueblo.
Hijo de un reconocido longko de la comunidad Antonio Ñirripil, de Temulemu, de la zona de Traiguén. Comunidad que por años ha mantenido una férrea oposición al avance de la industria forestal sobre sus territorios. Situación que les valió ganarse de enemigo al Estado chileno, quien desató una fuerte represión sobre la familia Pichún.
El nivel de hostigamiento vivido por Pascual y su familia, constituye uno de los casos emblemáticos de persecución experimentado por el Estado chileno en contra el pueblo Mapuche. Situación que fue denunciada en su momento por destacados organismos internacionales de derechos humanos como; Human Rights Watch, la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos (FIDH), Amnistía Internacional y personalidades como el Relator Especial de Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas, en ese entonces, Rodolfo Stavenhagen.
El panorama judicial de Pascual Pichún data de abril de 2002 cuando junto a su hermano Rafael, fueron señalados como autores de un atentado incendiario, en la ruta que une las ciudades de Lumako y Traiguén, y en el que resultó destruido un camión forestal que prestaba servicios al Fundo Nancahue, de propiedad del abogado, latifundista y ex ministro de agricultura de Patricio Aylwin, Juan Agustín Figueroa Yávar.
Aunque los hermanos Pichún negaron tajantemente su participación en los hechos que se les imputaron y al no existir pruebas que acreditaran la intervención de ambos, fueron igualmente condenados a cinco años de cárcel y conminados a pagar una indemnización superior a los 11 mil dólares, por el Tribunal Oral en lo Penal de Angol, en un proceso que no estuvo exento de irregularidades. Y que ordenó a fines del año 2003, que Pascual y Rafael fueron declarados “prófugos” por la justicia chilena dictándose órdenes de búsqueda y captura inmediata. Disposición que obligó a Rafael a cumplir condena en prisión, mientras que Pascual optó por cruzar la frontera para solicitar refugio político en Argentina, huyendo de una condena injusta que involucró intereses forestales.
Luego de permanecer siete años fugitivo, cinco de los cuales los vivió en Argentina, lugar donde se presentó solicitando asilo político el 6 de diciembre de 2005 al Comité de Efectividad para Refugiados (CEPARE). Instancia que fue apoyada a través de una campaña solidaria, que consistió en el envió de cartas al CEPARE para abogar por la peteción de refugio político de Pascual, de la que se hicieron parte organizaciones mapuche de Chile y Argentina. Además, de organizaciones sociales nacional e internacional y sectores de la sociedad civil que avalan la lucha del pueblo mapuche.
El lobby ejercido por las organizaciones mapuche ante las autoridades del país vecino, permitió que mientras se estudiaba la solicitud presentada por Pascual le fuese otorgado un certificado de residencia precario, documento que regularizaba su estadía en territorio argentino. Además de facilitarle ciertas garantías como por ejemplo el acceder a una fuente laboral, de educación, atención médica, entre otros.
Su faceta de comunicador
La experiencia de privación de libertad de su padre y hermano sumado a la repentina lejanía por la que debió optar para no ser víctima de la misma persecución política, no significó una de las mejores pruebas que este joven comunicador mapuche debió afrontar estos cinco años en un país que no era el suyo. No obstante, las adversidades familiares, Pascual se convierte en un activo defensor por los derechos de los pueblos indígenas de Argentina. A su vez dedicó parte importante de su tiempo para realizar talleres de comunicación a los privados de la libertad en cárceles cercanas a la ciudad de La Plata. Y a pesar, de las múltiples actividades que emprendió jamás descuido a su familia ni tampoco olvido la carga política y emocional que pesaba sobre ellos, la cual no dudó en denunciar en innumerables ocasiones. Labores que logró complementar con sus estudios de Periodismo en la Universidad Nacional de La Plata, (UNLP), donde se destacó por su buen rendimiento y férreo compromiso con la profesión. Actualmente, 2010, debería estar cursando su último año de carrera.
Su faceta de comunicador durante su permanencia en Argentina, fue una constante en las orgánicas a las que se sumó. Participó como colaborador en la Secretaría de Derechos Humanos de la UNLP e impulsó la creación del programa radial "La Flecha" (Radio Estación Sur) espacio de noticias indígenas del cual era uno de sus conductores; además elaboró un par de documentales en conjunto con Jorge Castro para la cátedra de “rescate de la memoria y educación con pueblos originarios” sobre la nación Wichi y Toba.
A ello se suma el ser parte del periódico mapuche Azkintuwe y de Indymedia Pueblos Originarios. Siendo la última labor que asumió en el ámbito de las comunicaciones, la administración de la página web informativa Encuentro de Comunicadores Indígenas de Argentina. Del mismo modo, se incorporó al proyecto de extensión universitaria en radio a implementarse en San Martín de los Andes el cual contemplaba talleres de locución, animación y producción periodística y redactaba un convenio entre la UNLP y la Confederación Mapuche de Neuquén, un hecho totalmente innovador en la relación de los pueblos originarios con las universidades nacionales.
Según el Director General de Gestión y Extensión de la Universidad Nacional de La Plata, Jorge Castro, al momento de consultarle por el trabajo desempeñado por Pascual en su paso por Argentina nos señala: “A pocos estudiantes universitarios les conocí tanto compromiso como el demostrado por Pascual, un joven que dedicó su exilio al trabajo por su pueblo y a su formación universitaria en pos de ellos” concluye.-
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