vendredi 13 août 2010

Conmemoración de su asesinato Jaime Mendoza Collío: Crónica de la muerte de un weichafe


A un año de la muerte del joven comunero mapuche de 24 años que falleció a causa de un balazo en la espalda propinado por un funcionario de Carabineros en medio de la toma del fundo San Sebastián a 20 kilómetros de Collipulli, todavía no existen avances en el caso. Pero además, las ceremonias de recuerdo de su muerte se han dado en medio de la huelga de hambre que mantienen hace un mes un grupo de presos mapuche.

Los ataques del Estado contra las comunidades mapuche han causado la muerte de miles de comuneros a lo largo de la historia. Este 12 de agosto se conmemoró el aniversario de una más de ellas: la de un joven de 24 años, que al igual que muchos de sus ancestros, pereció luchando por el reconocimiento de sus derechos y la recuperación de sus tierras.

Jaime Facundo, hijo de José Mendoza y Rosa Collío, creció entre los frondosos parajes de la comunidad “Requem Pillán”, ubicada 20 kilómetros al sur de Collipulli en los faldeos de un cordón de montañas, que hoy está sembrado con pinos y eucaliptus de propiedad de las empresas forestales Mininco y Bosques Arauco.

La comunidad está compuesta por cerca de 70 familias campesinas mapuche, que día a día chocan con letreros que indican “propiedad privada”, de empresas o latifundistas que acaparan la mayoría de los terrenos de esa zona.

De hecho, la toma del fundo San Sebastián que pertenece al agricultor Sergio González Jarpa – lugar donde Jaime Mendoza Collío encontró la muerte – estaba contemplada dentro de una serie de movilizaciones que la Alianza Territorial Mapuche estaba realizando desde el 24 de julio de 2009.

Según indica un reportaje que publicó en esa fecha el portal electrónico azkintuwe.org “las comunidades de las zonas wenteche, lafkenche y pewenche, habían tomado la decisión de iniciar este proceso luego que – después de viajar una delegación de cien mapuches a Santiago- no fueran recibidos por el gobierno de Michelle Bachelet en La Moneda”. El artículo continúa diciendo que “esto los llevó a intentar recuperar, por la vía de los hechos, espacios territoriales históricamente demandados como propios ante empresas forestales, en una cruzada encabezada por el Ñizol Lonko, Juan Catrillanca Antin, de la comunidad Temucuicui de Ercilla y que se ha caracterizado por una masiva participación de jóvenes comuneros”.

Así fue como el 12 de agosto de 2009, cerca de 80 mapuche ingresaron al fundo San Sebastián en lo que se denominó como una actividad de recuperación de tierras. Enterado de esto, Sergio González solicitó la presencia de Carabineros en el lugar. Y el desenlace fue trágico.

“Ese día ingresamos al predio de forma pacífica, no hicimos ningún destrozo, tampoco atacamos a Carabineros, simplemente estuvimos ahí. Pensábamos dialogar con el dueño del fundo y en eso llegaron disparando, sin decirnos nada, sin saber si tenían una orden de desalojo o no. Llegaron totalmente violentos en contra de nosotros, nos disparaban como si fuéramos conejos.
Habían familias completas, niños, mujeres y ni siquiera eso tomaron en cuenta. Eran como cinco furgones, una micro de pacos, deben haber sido más de cien Carabineros. Nosotros íbamos pacíficamente a conversar. Mi gente iba huyendo, arrancando y ellos los siguieron hasta matar a nuestro hermano. Jaime era parte de ese grupo que iba arrancando”, relató el dirigente de Requem Pillán, Juan Curipan Collío, al mismo portal.

El revuelo fue enorme. Según las primeras versiones policiales el joven mapuche habría resultado herido después de un enfrentamiento a escopetas con Carabineros. El funcionario del GOPE, Miguel Patricio Jara Muñoz, que había sido designado a la zona hace poco tiempo para reforzar a las unidades a cargo del “conflicto mapuche”, fue sindicado como el responsable del crimen. Sin embargo, las declaraciones de las autoridades y del mismo subsecretario del Interior Patricio Rosende hablaban de un acto de legítima defensa.

Los peritajes del Servicio Médico Legal descartan estas versiones, pues indican claramente que Jaime Espinoza Collío recibió un disparo por la espalda, presumiblemente, mientras intentaba huir. Además los comuneros presentes ese día manifestaron a la prensa que el enfrentamiento había sido injusto ya que ellos sólo contaban con piedras y palos, mientras que la policía había utilizado armas de fuego.

El funcionario de Carabineros fue puesto en prisión preventiva y el fiscal militar de Malleco Rodrigo Vera le negó la libertad por haber hecho uso de “violencia innecesaria con resultado de muerte” en este caso. Su defensa apeló a la Corte Marcial con el objetivo de que se realicen peritajes a cargo de la misma institución y no de la PDI. Luego de la presentación en la corte, el caso será retomado por el fiscal militar de Angol, quien deberá dictar las últimas diligencias y formular su acusación en contra del suboficial de Carabineros.

El joven weichafe (guerrero en mapudungun) fue velado durante cuatro días, tal como lo estipulan los ceremoniales mapuche, y su funeral fue uno de los más solemnes y masivos que se hayan dado desde que explotara esta nueva versión del “apaciguamiento de la Araucanía”.
Cientos de representantes de todas las comunidades emprendieron ese 16 de agosto una peregrinación hacia Requem Pillán, el mismo lugar que había visto nacer y crecer a Jaime Espiñoza Collío.

“La muerte de Jaime hará vivir a muchas consciencias de los mapuches, a muchos jóvenes que queremos luchar de verdad por nuestras tierras. Nos contaba la familia que hace un par de días él había dicho que no solo quería luchar por la tierra, sino que convertirse en dirigente de la comunidad para seguir sacándola adelante de la situación de pobreza en que se encuentra.
Ese es el mensaje que tenemos que llevarnos cada uno de nosotros de este lugar. Repudiamos la actitud criminal del Estado con los mapuches. Mientras haya un mapuche de pie en el Wallmapu seguiremos reivindicando este derecho”, pronunció ese día en el funeral el werkén Rodrigo Curipan.

A un año de su muerte, cientos de mapuche se congregaron en el mismo lugar donde Jaime fue baleado para rendirle honores. Todo en medio de la crítica situación que enfrentan los presos mapuches que cumplen un mes en huelga de hambre por el uso de la ley Antiterrorista.

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