“Necesitamos un cambio estructural, no renuncias de los payasos del gabinete”

En la UFRO, en el sector de Andrés Bello, se encuentran cuatro estudiantes en huelga de hambre que recientemente han cumplido un mes de esta radical medida. Han sido un ejemplo de lucha y convicción para el movimiento estudiantil que se ha extendido durante este tiempo.

Ana Soto, Consuelo Merino, Cristóbal Soto y Katherine Flores han cumplido un mes en huelga de hambre líquida. Les ha tocado difícil, hasta el momento han bajado aproximadamente 5 kilos, se les nota el agotamiento al desplazarse e incluso hablar durante mucho tiempo les conlleva a cierta dificultad. Pero ellos no se rinden, según nos cuentan, a pesar del tiempo transcurrido y de las dificultades de la huelga en sí, aún mantienen las convicciones de que su lucha es por una educación gratuita y de calidad.

Nos comentan su visión de que los primeros acercamientos de diálogo del gobierno con los representantes estudiantiles serán reuniones meramente expositivas, pero que agradecen que se logren acuerdos dialógicos entre las partes. También consideran una vergüenza las declaraciones del ministro de salud, Jaime Mañalich, al referirse este a que algunos jóvenes en huelga de hambre en Buin se estaban alimentando, además de calificar a los apoderados como unos asesinos. Piensan que es una actitud irresponsable de su parte, y le exigen que pida disculpas, pues pasó a llevar el sufrimiento y el sacrificio de muchas familias de estudiantes en huelga de hambre.

Respecto a las peticiones de renuncia que se exigen a ministros como Rodrigo Hinzpeter y Felipe Bulnes, Ana Soto (Sociología), nos dice que en realidad se necesita un cambio estructural, y que el ministro del interior y educación son unos payasos entre todos los payasos que hay en la Moneda. Cristóbal, Consuelo y Katherine (los tres de Trabajo Social), respaldan los dichos de su compañera, y creen que los cambios de gabinete no logran nada, pues al final se cambian entre ellos mismos, en el caso de Lavín con Bulnes.

Nos cuentan que antes de iniciar la huelga no se conocían mucho, sin embargo ahora han estrechado lazos muy fuertes. Cuando uno se deprime, todos los demás le dan fuerzas para continuar. Consuelo nos cuenta que: “compartimos estados de ánimo, amistad, nos hemos convertido en una familia, una convicción”.