Pero esto no es nuevo. Desde hace décadas que hemos sido
testigos de cómo la prensa manipula descaradamente la información sobre las
demandas Mapuche.
Por Gerardo Berrocal S.
En los últimos días las
comunidades Autónoma
Temucuicui, Tradicional Temucuicui y José Guiñón de Ercilla, han
anunciado públicamente un nuevo inicio de actividades en el marco del proceso de
recuperación territorial que por años han sostenido sobre tierras ancestrales,
las que actualmente se encuentran en manos de particulares y de empresas
forestales. Esta información ha sido dada a conocer principalmente a través de
medios de Internet y redes sociales, estando –en un principio- ausente de los
noticieros de las grandes cadenas de medios de Chile.
Estos mismos medios sin embargo, han dado una amplia cobertura a “
atentados incendiarios” que se han producido
en la región de la Araucanía, haciendo incluso una verdadera campaña de
promoción de grupos armados creados bajo el subterfugio de la “
autodefensa”, transmitiendo información
sistemáticamente en los principales noticieros, relacionando de forma
tendenciosa los “
hechos de violencia”
con el proceso de recuperación territorial de las comunidades Mapuche.
La Manipulación de la Información
Durante las últimas semanas, los principales medios de televisión abierta de
Chile (canal 13 y TVN especialmente), radio, prensa escrita y sus versiones web,
nos han invadido con una seguidilla de notas (des)informativas sobre atentados a
fundos, a casas de pequeños parceleros, maquinaria agrícola y forestal, e
incluso a una pequeña escuela de la comunidad de Chequenco. Si bien se ha
constatado la veracidad de los hechos y muchos de ellos pueden haber sido
intencionales y por consiguiente repudiables, los medios –malintencionadamente-
han relacionado los hechos con las demandas territoriales Mapuche, aludiendo a
que la violencia vendría de parte de las comunidades, atribuyéndoles
responsabilidades sin tener antecedentes fidedignos, pruebas o resultados de
investigación judicial alguna, más que sólo declaraciones de autoridades de
gobierno, de fiscales, policías y de dueños de fundo, que por cierto, reafirman
esta tesis.
La manipulación de la información que hacen los medios no es por casualidad o
ignorancia. El destacado lingüista estadounidense
Noam Chomsky, para advertirnos sobre la manera
en que los poderes fácticos inciden en el comportamiento del público usando los
llamados “
medios masivos” de
información, elaboró una lista de “
Diez
Estrategias de Manipulación Mediática”. En el número 2 de la lista
describe la estrategia denominada “
problema-reacción-solución”, es decir, “
crear problemas y después ofrecer soluciones”
y explica que consiste en que “
se crea un
problema\", una “
situación”
prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el
demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se
desenvuelva o se intensifique la violencia urbana u organizar atentados
sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y
políticas en perjuicio de la libertad.
Cumbre de Seguridad en La Moneda
Debido a este “
clima de violencia”
latente en la Araucanía, el gobierno de
Sebastián Piñera y su ministro del interior,
Rodrigo Hinzpeter, el día martes recién
pasado convocaron a una “
Cumbre de
Seguridad” en la que participaron autoridades regionales, jefes de
carabineros e investigaciones, fiscales regionales y nacionales. Esta cumbre dio
como resultado la implementación de 9 “
medidas”, consistentes básicamente en el
aumento de la dotación policial en la “
zona de
conflicto”, mayores recursos para el Ministerio Público y la Fiscalía y
la implementación de un “
Plan Especial de
Seguridad”, reforzando con esto la estrategia de militarización y
persecución policial y judicial ante las reclamaciones Mapuche.
Mientras el gobierno celebraba con ‘bombos y platillos’ la bullada “
Cumbre de Seguridad”, a las afueras del
palacio de La Moneda se vio una de las operaciones comunicacionales más burdas y
patéticas del último tiempo (tal como el ya conocido caso “
chocman”) en donde un grupo de alrededor de 20
supuestos agricultores se manifestaban portando carteles con consignas que
exponían “
a mi me quemaron la casa”, “nosotros
también tenemos derechos humanos” y “justicia en la Araucanía”. Pero el
montaje no perduraría. En entrevista con
HispanTV, difundida por
El Ciudadano, uno de los supuestos
manifestantes reconoció que no conocía los hechos y que habían sido enviados por
sus patrones. Los carteles y sus frases por cierto, no habían sido elaborados
por ellos.
Los Medios y la Violencia Policial
Contrariamente, escaza cobertura han dado los medios a las víctimas de la
violencia policial que se ha implementado en su contra, tampoco han dado espacio
a sus werken (voceros) o al enfoque de las propias comunidades Mapuche
afectadas, quienes han debido buscar el modo de dar a conocer los constantes
desalojos y allanamientos a través de “
medios
alternativos” y redes sociales. Tan evidente ha sido la manera
desproporcionada en que los medios han manejado la cobertura a los hechos de
violencia v/s violencia policial, que incluso el organismo de Naciones Unidas
para la Infancia
UNICEF, se vio obligado
a pedir a los medios “
dar mayor cobertura al
conflicto en la Araucanía donde hay niños que están siendo víctimas de
violencia”.
Así por ejemplo, el desalojo perpetrado este lunes por personal fuertemente
armado de fuerzas especiales de carabineros en el “
fundo La Romana” -demandado por la
comunidad Tradicional Temucuicui- y que dejó
como saldo 12 detenidos (entre ellos el
Lonko
Juan Catrillanca) y varios heridos, incluyendo niñas y niños, fue
registrado por algunos canales de TV y corresponsales que llegaron al lugar,
siendo testigos de la brutalidad del proceder policial y sus consecuencias. En
sus noticieros sin embargo, emitieron la información del desalojo junto a
imágenes de “
atentados incendiarios”,
sin aclarar que ocurrieron en otros lugares y en otros momentos, por el
contrario, presentándolos con titulares como “
nuevo ataque mapuche”, lo que claramente
pretende desviar la atención de las consecuencias de la agresión policial.
Asimismo, hablaron de “
enfrentamientos” sobre una situación en la que
el personal policial llegó disparando lacrimógenas y balines a quemarropa a
familias que se encontraban realizando un trabajo productivo pacífico (cultivo
de trigo), llegando luego hasta el mismo hospital de Collipulli -donde
integrantes de la comunidad se encontraban visitando a sus familiares heridos- y
volviendo a disparar en su contra, dejando un saldo de al menos 9 heridos de
diversa consideración, entre ellos, niños y niñas con serias heridas de balines
y escopeta. Situación que incluso fue denunciada por la
Defensoría Penal Mapuche ante la
Fiscalía Militar de Temuco, pero que no fue
informada claramente por los medios.
Ante la circulación en las redes sociales de fotografías que evidenciaban el
innegable estado en que quedaron los heridos, los medios dieron espacio a las
declaraciones de las autoridades. El general director de carabineros,
Gustavo González Jure, dijo “
desconocer” la situación y el seremi de
gobierno y ex presentador de noticias de TVN (red Araucanía),
Mauricio Ojeda, atribuyó la responsabilidad de
que hayan sido baleados a los propios padres de los menores. El vocero de
gobierno,
Andrés Chadwick, señaló en una
extensa entrevista a Canal 13 que “
nadie quiere
que esos hechos se produzcan pero tampoco queremos que a ese matrimonio de la
tercera edad, con marido y jefe de hogar inválidos, con niños, les queman la
casa en la noche\", mientras el presidente,
Sebastián Piñera, aunque aseguró que la
denuncia establecida por la comunidad “
se está
investigando”, destacó que el gobierno apoya “
cien por ciento a Carabineros de Chile y a la Policía
de Investigaciones porque ellos tienen la obligación de resguardar el orden
público y arriesgan sus propias vidas, muchos de ellos han muerto, muchos de
ellos están gravemente heridos”.
La Versión de las Comunidades Mapuche y la
Cobertura de los Medios
El werken de la
Comunidad Autónoma de
Temucuicui,
Jorge Huenchullan, la
semana pasada había anunciado el inicio de actividades productivas en un predio
que actualmente se encuentra en manos de particulares, en el marco del proceso
de recuperación territorial, aclarando que es una acción pacífica. De la misma
manera lo hacía el werken de la
Comunidad
Tradicional Temucuicui,
Mijael
Carbone, anunciando el ingreso a los fundos “
Montenegro” y “
La Romana”, actualmente en manos del
agricultor
René Urban.
Los medios por su parte, pasaron por alto estos anuncios y transmitieron,
entre otras, imágenes de ataques incendiarios que terminaron con la destrucción
total de la escuela de la comunidad de Chequenco, en donde estudian niños de las
propias comunidades afectadas. Una vez más la prensa atribuyó responsabilidades
a las comunidades Mapuche, contextualizando los hechos en las reclamaciones
territoriales y el “
conflicto Mapuche”.
Sobre este tema,
Jorge Huenchullán,
sostuvo a
ADN Radio que “
en la zona hay grupos que no son mapuche, que son
paramilitares, hijos de agricultores, policías en retiro, que claramente nos
están amedrentando y están haciendo este tipo de situaciones para inculpar a las
comunidades mapuche\". Del mismo modo lo había afirmado previamente a
Radio BioBio el werken de la comunidad
Wente Winkul Mapu,
Luis Melinao, descartando la responsabilidad y
repudiando profundamente los hechos, señalando que “
pudiera existir una acción que busque inculparlos, la
que podría ser responsabilidad de agentes de Inteligencia”.
Por otra parte, el lonko de la
Comunidad
Autónoma Temucuicui,
Víctor
Queipul, refiriéndose a la “
Cumbre de
Seguridad” del gobierno y las medidas anunciadas, señaló a
Radio Universidad de Chile que “
rechazan tajantemente” el aumento de la
dotación policial en la región, ya que se podrían repetir episodios como los de
Alex Lemun, Matías Catrileo y Jaime Mendoza
Collio y agregó que el gobierno “
no da
señales de responder a las demandas de las comunidades”.
La prensa ‘convencional’ sin embargo, poca o nada cobertura ha dado a estas
declaraciones, abandonando su obligación de informar “
objetivamente” y dejando la responsabilidad de
dar cobertura a esta información a medios “
alternativos” y a la difusión voluntaria en
redes sociales, vulnerando con esto el derecho de las comunidades a comunicar la
realidad desde su propia visión como Mapuche.
Una Historia de Manipulación
Pero esto no es nuevo. Desde hace décadas que hemos sido testigos de cómo la
prensa manipula descaradamente la información sobre las demandas Mapuche. En un
sinnúmero de notas hemos visto cómo los profesionales de la comunicación nos han
“mostrado” los supuestos vínculos que existirían entre Mapuche y diversos grupos
armados. En los 80’s era Sendero Luminoso, en los 90’s los Zapatistas, luego la
ETA y después las FARC, las que alimentan la ilusión de autoridades, fiscales y
periodistas ansiosos de ver florecer la mítica “
guerrilla rural” operando en “
la zona roja del conflicto Mapuche”.
De la misma forma, en un sinnúmero de ocasiones hemos visto cómo la prensa
publica información sobre “
hechos de
violencia”, “ataques incendiarios”, que luego da justificación para la
aplicación de la Ley Antiterrorista, ley creada bajo la dictadura de Pinochet,
que les otorga ciertas ventajas a los organismos persecutores, como la
utilización de “
testigos sin rostro”, la
aplicación de largos periodos de “
prisión
preventiva” y el considerable aumento de las penas carcelarias. Muchas de
estas causas finalmente han sido sobreseídas por falta de pruebas o por
irregularidades en los procesos. Pero aunque los supuestos hechos que han dado
origen a las causas han sido difundidos ampliamente por la prensa, cuando los
integrantes de comunidades Mapuche han sido sobreseídos, esta información ya no
es de la misma relevancia noticiosa para los medios chilenos.
Así, los principales medios “
masivos”
que operan en Chile, de manera totalmente irresponsable, discriminatoria y
prejuiciosa, faltando a toda ética profesional y comunicacional, tergiversan
burdamente la realidad y (re)buscan la manera de plasmar en la retina del
espectador la deformada imagen del “
Mapuche
violentista” y “Mapuche terrorista”, atribuyendo con total impertinencia
hechos delictuales a reivindicaciones de carácter político y social, como lo son
las demandas de derechos territoriales, construyendo una “realidad” mediática
que favorece las políticas represivas del estado chileno y los intereses de
grandes grupos empresariales que mantienen pretensiones económicas sobre el
territorio Mapuche, como lo es por ejemplo, el multimillonario negocio forestal.