Para este martes 11 de marzo, día en que asume el gobierno de Michelle Bachelet y la “Nueva Mayoría”, los educadores tradicionales mapuche williche se concentrarán en Puerto Montt para marchar exigiendo el derecho de nuestros pichikeche a aprender la lengua de nuestros ancestros dentro de las escuelas, un trato laboral digno y la profundización de la interculturalidad.
Fotografía: Niños y niñas mapuche williche tienen derecho a hablar en Che Süngun | Fütawillimapu
En la memoria de nuestros fücha ke mongen y tremche ke mongen es frecuente escuchar relatos acerca de cómo eran castigados y humillados, física y sicológicamente, por los profesores para imponerles a la fuerza elwinka süngun.
Las consecuencias de aquellas sistemáticas formas de tortura son palpables hoy en el territorio williche: por décadas nuestros mayores se negaron a hablar Che Süngun para evitar las mismas humillaciones y castigos a sus hijos e hijas, trayendo consigo que hoy sea el español la lengua con la que nuestras nuevas generaciones se desenvuelven en nuestra mapu.
UNA DEMANDA ANTIGUA
Si bien ha sido la escuela el principal instrumento de despojo de nuestra lengua, en diciembre de 1935 los Apo Ülmen de la Fütawillimapu se reunieron en un traftun de Quilacahuín, instancia en la cual redactaron el documento conocido como “El Memorial de 1936“, entregado al presidente chileno Arturo Alessandri Palma, en la cual por primera vez -hasta donde sabemos- se refieren a la educación para nuestro Pueblo.
El punto sexto del Memorial señala que “[s]iendo la instrucción la base de todo progreso, los Caciques solicitan colegios propios dentro de sus reducciones y tribus, o donde lo estimen, de Instrucción primaria, secundaria, profesional, comercial en conformidad de la evolución y progreso de la civilización humana [...], además veríamos con sumo agrado, V.E., que de la instrucción folklórica se nombre una comisión para que estudie el idioma indio-mapuche, se hagan textos de enseñanza que se destinarían gratuitamente a los colegios fiscales de la República y en los nuestros para que los indios-mapuches y mestizos chilenos se posesionen del idioma nativo de los padres de la raza chilena de este país [...].
Dentro de nuestras escuelas que formaríamos, veríamos con agrado el nombramiento de profesores mapuches de ambos sexos, y para las primeras letras se nos dé facilidades para nombrar personas sin diploma y por cuenta propia de los señores Caciques y pueblo en general”.
Como se puede apreciar, la visión a largo plazo en el ámbito educacional de los antiguos “caciques” da cuenta de la importancia histórica de esta demanda para nuestro Pueblo.
LA “ASIGNATURA DE LENGUA INDÍGENA”
Setenta y nueve años han pasado desde el traftun de Quilacahuín y algunas de las demandas educacionales del Pueblo Mapuche y de las demás naciones preexistentes al Estado de Chile fueron parcialmente oídas e implementadas con un gran aparataje burocrático, siempre desde una lógica de denominación. Así, tras los tibios inicios de un Programa de Educación Intercultural Bilingüe o PEIB a mediados de la década de 1990 (ámbito absolutamente irrelevante en la educación chilena), el año 2009 aparece el Decreto Nº 280 durante el primer gobierno de Michelle Bachelet.
Dicho decreto implementa a partir del año 2010 la Asignatura de Lengua Indígena (ALI), en un inicio sector, partiendo con primer año básico, terminando el proceso el año 2017 con la implementación de dicha asignatura con octavo básico, en los establecimientos con una matrícula “indígena” igual o mayor al 20%. Importante dejar en claro que el espíritu del Decreto 280 es reducir la interculturalidad a una simple asignatura de cuatro paredes como el inglés.
La ejecución en aula de dicha asignatura fue planteada desde un comienzo como un trabajo complementario entre un profesor mentor y una educadora o educador tradicional. La figura del “educador tradicional” se planteaba entonces como el medio a través del cual el conocimiento de la comunidad originaria local -en la cual el establecimiento está inserto- llega a los pichikeche, siendo portavoces del Pueblo al cual pertenecen.
Sin embargo, la implementación de la ALI depende de un proyecto anual y no de fondos fijos como los que tienen otras asignaturas, razón por la cual no existen materiales adecuados y contextualizados a las diferentes realidades culturales e históricas de los territorios mapuche. En otros términos, no forma parte de la subvención escolar como el resto de las asignaturas.
“En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.
Artículo 30, Convención sobre los Derechos del Niño
A lo anterior, se suma que los y las educadores tradicionales no tienen seguridad laboral, ni cobertura previsional y ni de salud, pagándose honorarios por su labor de transmitir los conocimientos de su pueblo. Importante mencionar que dichos honorarios se pagan tras considerables meses de espera (incluso un año) generando conflictos familiares que debilitan la vocación de aportar a la reconstrucción cultural de nuestros Pueblos Originarios.
En lo que respecta al desarrollo de su actividad, los y las educadores tradicionales trabajan teniendo siempre gran resistencia desde el sistema escolar y en particular de los sostenedores, quienes prefieren profesores con algún diplomado o especialización en “interculturalidad” antes que una lamüen o un peñi sin un título y proveniente de alguna comunidad.
Otro elemento a destacar, es la nula participación de nuestros kimche hablantes y autoridades tradicionales en la formulación del qué, cuánto y cómo enseñar los contenidos culturales de nuestros propios pueblos. En este sentido, no ha habido consulta de buena fe y de acuerdo a los estándares internacionales de parte del Ministerio de Educación a nuestros Apo Ülmen (caciques).
MARCHA EN “MELIPÜLLI”
Dado que para los gobiernos de turno el avance hacia la interculturalidad transversal a todos los ámbitos de la educación y a la implementación de la ALI no es una prioridad, los y las educadoras tradicionales del territorio williche, desde la provincia de Osorno hasta la provincia de Chiloé, han consensuado marchar el día 11 de marzo en Puerto Montt con rumbo a la Intendencia.
Las razones para marchar contemplan, entre otras, las siguientes razones:
- Destacar el nulo compromiso del Gobierno de Sebastián Piñera a escuchar las propuestas y diagnósticos de las comunidades, autoridades y educadores tradicionales mapuche.
- No se ha realizado la consulta obligada (y de buena fe) contemplada en el Convenio 169 en el nuevo Decreto que crea y regula las funciones del educador tradicional, que hasta donde se sabe ya fue firmado por el presidente saliente.
- No existió el interés de redactar el Decreto que permite impartir la asignatura de 5º básico este año 2014, razón por la cual algunas instituciones educativas están optando por no incorporarlo.
- Inseguridad laboral y trato racista de algunos sostenedores.
- Llamar al gobierno de Michelle Bachelet a un diálogo de verdad con miras a detener el proceso de reducción de la interculturalidad a una simple asignatura, avanzando hacia una transversalidad en todos los ámbitos de la educación.
- Incorporación de los kimche y autoridades tradicionales del propio territorio mapuche williche en las capacitaciones de los educadores tradicionales.
- Solidarizar con la defensa territorial de nuestros espacios sagrados.
El punto de encuentro de los y los manifestantes será a las 10:30 hrs. en el Terminal de Buses de Puerto Montt, contemplándose un efkütun para tomar la fuerza espiritual de los Pül’yü Ngen Mapu del territorio de Melipülli y la realización de un punto de prensa en donde se entregará a los medios de comunicación un documento que expone en detalle las demandas de los y las educadoras tradicionales de la Fütawillimapu.
Se hace extensiva la invitación a apoyar esta movilización a todas las lamüen y los peñi, padres, madres, hijos, hijas y mapuche y no mapuche en general con instrumentos, banderas y lienzos alusivos a la defensa de nuestra lengua.
http://mapuexpress.org
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