De los 23 poemas, uno para cada año de Matías, Javier Karmy ha musicalizado seis, y en esta entrevista exclusiva para Mapuexpress, narra el proceso creativo para componerlos, la historia personal que se entrelaza con la del pueblo mapuche, y cómo el amor intenso, el arte y la búsqueda permanente para salir de este mercado, puede salvar a la humanidad y al planeta que nos contiene.
“Eso es elevarse, elevarse, elevarse… y elevarse mientras vibras, es darse cuenta de que estás vivo… y con esa intensidad, agarré un piano, subí y bajé palpitándolo todo, desde el lucero del amanecer hasta su piel… y entonces, al piano lo transformé en un animal, los poemas en canciones, y abrazamos el viento para liberar la tierra”, expresa Karmy.
Sentado sobre dos sillas, una hacia la cordillera, la otra hacia el mar, la conversación se dio tranquila en torno a un té que se enfriaba con la brisa otoñal. Escuchamos varias veces la canción grabada en un piano desafinado, pero que da perfecta cuenta de la “imperatividad”, de la obsesión, de la locura que envolvió este proceso creativo.
Javier (periodista) – ¿Por qué musicalizó las poesías de Matías Catrileo?
Javier (músico) – No sé, no es algo que se pueda explicar. Simplemente, cantamos.
- Pero, ¿Cómo se inspiró para hacer canciones de los poemas de Matías Catrileo?
- Insisto, es difícil explicarlo. Mire, el libro se llama El abrazo del viento… qué quiere que le diga, simplemente brota. Brota como un suspiro, como una brisa marina, como el árbol que canta cuando pasa el viento… brota nada más y se esparce como polen volando en el viento hasta que se siembra y tiene la posibilidad de brotar.
- Pero para que las semillas broten, existen muchas cosas que se pueden hacer. ¿Cómo brotan las musicalizaciones de estos poemas de Matías Catrileo?
La semilla es el poema y con un poco de amor, se transforma en mariposa. ¿Ve? Pasa volando y cruza el cielo, posándose en cada oído.
- En concreto, para que la gente entienda… ¿agarró la guitara un día y cantó la canción? ¿O fue con el piano? ¿Cuántos días le tomó hacer una canción? ¿Cómo se inspiró?
Mire, soy un convencido de que las canciones existen sin los músicos porque están en los instrumentos, en el viento… es como los árboles, el agua, el mundo, la galaxia, existen sin nosotros. Entonces, justamente, el viento, que es el elemento fuerza del libro… Las canciones están en la memoria, están y existen, y creo que la capacidad del músico en realidad es la de escuchar, no la de irrumpir con su sonido. Pues es capaz de escuchar, de imaginar, y luego busca cómo hacer sonar lo que ya escuchó. Se hace canción con un instrumento, se es la canción.
No es que alguien pueda efectivamente decir que uno u otro hizo una canción. Menos aún si los poemas brotan de la tierra. Es como querer saber ¿de quién es esa flor? ¿de la semilla? ¿del jardinero? ¿del que la trajo? ¿quién la trajo?… ¿Entiende lo que le digo?
- Claro, pero…
En el fondo, no es algo de propiedad, porque tampoco es algo que surja de la Tierra, de este planeta que habitamos… Sino que es el instante en que usted logra interpretar un destello que en algún lugar del universo se produjo.
- ¿A qué se refiere con ese destello?
Que todo el tiempo, en cada segundo pasan cosas, pero es justamente en uno preciso en que usted está dispuesto a escuchar, ver y palpar ciertas cosas. Está en un estado de ánimo que lo inclina hacia las tonalidades que lo hacen atender algunos sonidos más que otros. Ahí está la completa gama que va desde el amor absoluto y la ira total. Pero, lo importante es que una vez que se escucha ese destello que se generó en algún lugar del universo, esa energía, ese polvo incendiado, comienza la búsqueda real que se transforma en obsesión. Pues usted ya sabe lo que quiere volver a escuchar, sabe que lo tiene que hacer y, entonces comienza la obsesión, la locura total, la imperatividad, el adentrarse en el piano, transformar el piano en un animal y encontrar ese sonido rescatado de la memoria.
Es pensar en que la canción está contenida en el espacio infinito buscando una salida en algún cuerpo celeste y, de pronto una estrella fugaz la hace vibrar… y las cuerdas del piano o la guitarra o cualquier instrumento, hacen vibrar el corazón. Justamente, cuerda es una palabra que en su raíz significa corazón.
- Y en este universo infinito donde la canción busca una salida, una amplificación, ¿hay factores que inciden en que se conecte en ese instante de tal o cual manera?
Con lo vivido, le podría decir que existen algo así que podríamos denominar factores que, en este caso particular incidieron en que me conectara con los poemas de Matías Catrileo.
- ¿Usted conoció a Matías Catrileo?
- ¿Alguien puede decir que no lo conoce?
- ¿Pero lo conoció cuando vivía?
- Y ¿quién dijo que está muerto?, ¿no ha leído sus poemas? Ése es un factor determinante, pues existen muchas maneras para conocer a una persona… y justamente, la poesía y la música superan al tiempo, pues nos envuelven en un tiempo que es infinito… que va más allá.
- Entiendo, entonces, ¿cómo usted se ha acercado a él?
- Pues de diversas formas. Lo que pasa es que no tiene que ver con él o conmigo. Es algo que está más allá. En el fondo, en el fondo bien adentro, está la imperiosa necesidad de buscar una salida a todo esto.
- Pero usted igual conoció de él antes de leer su poesía…
- Claro, supe por la televisión que había muerto, también escuché por radio ese testimonio tremendo donde sus compañeros relataban cómo se llevaban su cuerpo para evitar que el Estado modificara las pruebas… luego, estuve en el lugar donde le dispararon, donde cayó, donde lo tomaron, donde dio sus últimos suspiros, donde voló al cielo azul y ahora sostengo sus poemas en el viento.
- Con esa información ¿cómo se conectó con él? Quiero decir, para que la música suene como a él le hubiese gustado…
- Como le dije en un comienzo, no sé si realmente estamos conectados Matías y yo, lo que implica que no sabemos si le gustaría como suenan sus poemas ahora… sino que, como la poesía tiene vida propia, nos está utilizando para volar por el viento y sanar este planeta. Quizás él cantaría punk rock, como dice en un poema suyo, y yo simplemente me declaro analfabeto en ese registro musical.
Existe una conexión que pienso ha influido en todo este proceso. Y es la historia personal que tengo en la mitad de mi sangre, por el lado materno que viene del Imperio Británico… Imagínese usted, que desde La Corona británica dominaron mares y tierras, y para eso, usted sabe que hay que matar. Conquistaron y, resulta que buscando oro llegaron a estas tierras a explotarlo. Eso se cruza con la otra mitad de mi sangre que vive en la diáspora, en el exilio, en el no retorno, como un refugiado sin tierra… Imagínese que mi abuela venía embarazada de mi papá durante el viaje y, si bien mi abuela se embarazó en Palestina, mi papá nació en Chile…
Finalmente, todo sucede en la tierra, y la tierra palestina y la tierra mapuche son intensidades puras. Hay energías que buscan la liberación, una liberación espiritual, moral y, por supuesto, política… Si usted lo piensa seriamente, es algo tremendo. Ha sido esa fuerza, junto a la luz de una sonrisa bella que iluminaba dichas tierras intensas, y la búsqueda imperiosa de salir de todo esto… Con todo eso, no había otra posibilidad que atender ese polvo que ha explotado en algún lugar del universo para hacernos cantar con el destello fugaz que escuchamos.
Eso es elevarse, elevarse, elevarse… y elevarse mientras vibras, es darse cuenta de que estás vivo… y con esa intensidad, agarré un piano, subí y bajé palpitándolo todo, desde el lucero del amanecer hasta su piel… y entonces, al piano lo transformé en un animal, los poemas en canciones, y abrazamos el viento para liberar la tierra.
- ¿En qué momento a usted se le ocurre tomar un poema de Catrileo y hacerlo sonar como canción?
En esta intensidad, la historia tiene en su centro al amor. Mire, donde cayó Matías, se liberó un espacio, pero no es que en un pedazo de tierra haya un poco de libertad, no, no… Es en ese instante en el universo entero en que una semilla libra un destello de energía limpia como el lucero del amanecer. Es puro amor, y ese amor quedó en algún lugar clandestino sin poder desarrollarse… a veces pasa que por miedo el amor se trunca… Bueno, cuando Editorial Quimantú publica el libro “El abrazo del viento” en Temuco este enero, todo ese amor contenido explota como un volcán… y su salida es la canción del poema de Matías.
Entonces, -y aquí viene su respuesta- una noche en medio de las conmemoraciones de su muerte y de la muerte del matriomonio Luksinger-Mackay, que se celebran un día después que las de Matías pero con mucha más cobertura mediática, con el viento fresco (nuevamente menciono el viento) que traía la brisa marina con la sal justa para sanar los días dolorosamente inciertos, abrí el libro y con una guitarra le encontré las melodías primeras a esos poemas que volaban silenciosos sobre el cielo azul. Así el polvo se transformó en mariposa cuando liberó ese destello. Brota solo ¿no le digo? La melodía simplemente se encuentra con el acorde… como dos cuerpos celestes buscando el sol…
Después de todo eso, vino el trabajo de la técnica. Es decir, arreglar la canción, interpretarla, afinar, ensayar. Pero el proceso tiene más de un año.
Las canciones se eligieron solas
-¿Por qué eligió esos poemas y no otros para hacerlos canción?
Le insisto, yo no he hecho esas canciones. Podríamos decir que esas canciones se eligieron solas y encontraron esta válvula de escape. Claro, también esas canciones hoy día son una válvula de escape para mis intensidades.
- Si estuviera Matías acá junto a nosotros, ¿qué cree que diría de las canciones?
Las cantaría seguramente… Hay algo muy importante que va más allá del gusto personal o de uno u otro poema. Matías estaba abriendo espacios para decir lo que necesitaba decir y por eso es una estrella que aún ilumina. Encontró espacio en la universidad donde estudiaba, en las organizaciones en las que participó, en las comunidades donde se involucró, en la tierra misma, pero también en el dibujo, en la poesía, en el arte… Buscaba espacios para elevarse y saltar la opresión, creaba para ser libre, pero totalmente libre.
- Para usted, ¿cantar es salir a luchar para recuperar la tierra, cree en otros métodos de “acción directa”?
No se trata de lo que yo crea. Vea usted cuáles son los métodos que le están dando resultados a los pueblos para rebelarse, y con los diversos colores, matices, sonidos y ritmos, también se puede reír, se puede cantar y bailar… y yo diría que son imprescindibles.
- En el marco de los poemas de Matías Catrileo como una voz que murió luchando por la recuperación de su territorio, ¿cómo se entiende la lucha?
- Es lo más difícil y por ende, lo más importante. Pienso que los poemas de Matías son un reflejo de los colores de la lucha. Tienen rabia, amor, desilusión, temor… sentimientos que las personas olvidan o quieren olvidar.
- O sea, que la lucha tiene su dimensión interna, por decirlo de alguna manera ¿no?
- Es que es lo mismo que hemos estado conversando todo este tiempo. Abrir, liberar y buscar los espacios para elevarse y salir, aunque sea por un segundo, de todo esto que gira sin parar… y me refiero a la tele, a la farándula, a la bulla, al mercado, al Estado, etc… Cuando alguien se atreve a elevarse, no es tanto porque no tenga miedo, sino porque tiene más confianza que miedo en que sus alas no le fallarán en ese vuelo que realizará al interior de sus propias venas. Ahí está el arrojo, ahí está la libertad, y ahí está la verdadera lucha que es sanar nuestra propia historia. Obviamente, sanar los miedos enfrentándolos. Elevarse y bajar, como las olas del mar… si el horizonte, sigue al fondo.
En mi caso, la música me libera de todo ese crimen y abre un espacio de vida, libertad y amor.
- Perdón, me perdí… ¿de qué crimen me habla?
Del ese crimen que cometemos a cada segundo cuando miramos nuestros pies sin mirar la sangre desparramada que hay más allá, la muerte por inanición, la contaminación, etc, etc, etc. Este mercado que gira oprimiéndonos.
- ¿Qué le dice a quienes piensan que por ser un poema de Matías Catrileo supondría otro tipo de poemas hechos para empuñar las manos, tirar piedras o al menos, salir a marchar?
Que los mapuche también pueden amar. Como escribió en un poema Mahmoud Darwish, el poeta palestino por excelencia: “Los palestinos son seres humanos que ríen, viven, e incluso tienen una muerte normal. No solo los matan”.
Entonces, qué quiere que diga Matías Catrileo cuando abre sus ojos y encuentra a su pueblo oprimido, rodeado de terratenientes, kilómetros y kilómetros militarizados, con drones y helicópteros vigilantes, con la crónica roja de medios de comunicación sensacionalistas dedicados a crear imaginarios como el que usted acaba de expresar… Pues, una respuesta de Matías fue el poema de amor.
ESCUCHAR “DIME QUIEN” POEMA MUSICALIZADO DE MATÍAS KATRILEO, POR EL PERIODISTA, CANTAUTOR Y COMUNICADOR SOCIAL, JAVIER KARMY
http://www.ivoox.com/dime-quien-audios-mp3_rf_2961864_1.html?autoplay=1
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