Tras los hechos acontecidos el pasado 02 de abril en la comunidad Wente Winkul Mapu de Ercilla, en donde falleció el Sargento de Carabineros Hugo Albornoz, los habitantes de la comunidad entregan sus testimonios y hacen suya la hipótesis de que fue un lamentable accidente entre los propios funcionarios policiales.
Por Elías Paillan C.
Fuente: Obvservatorio
Tras los hechos acontecidos el pasado 2 de abril en el marco de allanamientos a la comunidad Mapuche Wente Winkul Mapu en la comuna de Ercilla, donde resultó muerto el carabinero del Grupo de Operaciones de Fuerzas Especial (GOPE), Hugo Albornoz, el Observatorio Ciudadano acompañado de periodistas, concurrieron a dicha comunidad para recabar información relevante desde la visión directa de sus afectados. Encontrando versiones muy distintas a la entregada por el fiscal del caso, Luis Chamorro, y la propia institución uniformada. Por lo mismo, esperan una investigación exhaustiva y que los peritajes arrojen resultados sobre lo que realmente ocurrió.
Relatos y testimonios que permiten además advertir la extrema violencia con la que actuaron los efectivos policiales durante el operativo, y otros abusos denunciados.
“Fiscal y carabineros mienten”
Miriam Gallardo, dueña de casa, se encontraba con su hija de 3 años de edad al momento de los allanamientos, cuando se percató que venían grupos de carabineros desde distintos puntos, disparando. “Unos disparaban por acá, otros disparando por allá y otro grupo ahí, disparando también, estaban escondidos detrás de mi rancho, ahí empezó la balacera”. Al ser consultada si entraron a su casa, dijo que sí. “Me dijeron que buscaban una cámara que me habían visto a mí, que yo estaba grabando todo. Pero yo no grabé nada, porque no tengo cámara. Me quitaron el celular, me registraron todo, me desordenaron la casa entera y no me dieron ningún papel de orden de allanamiento”, relató. “Aquí habían como cien pacos, incluso andaban periodistas que grabaron”, recuerda, y luego agrega que en la primera irrupción de la policía no estuvo presente el fiscal, pero sí en la segunda, de quien recuerda “fue bien grosero”.
Al ser consultada respecto del carabinero muerto, apuntando responde que “ellos dicen que cayó en esta parte de mi casa”, pero aclaró que no pudo ver nada ya que ante la balacera se había escondido en su casa. “Cuando salí, se vio al carabinero que lo tenían allí tirado, lo vi cuando estaba caído ahí, pero no sé más pasó”, recordó. Consultada si los disparos fueron antes o después del allanamiento, responde que previos y que según los policías por eso venían a buscar la cámara.
Gallardo denuncia además que se habría alterado el sitio de los hechos. “Ellos recogieron toda sus balas, estaba lleno de cuestiones de esas, y el fiscal andaba también viendo. Estarían unas dos horas aquí; porque vinieron primero y se fueron, después volvieron y a la tercera vez volvieron con el fiscal”, a quien le pidió exhibir la orden de allanamiento y éste se negó. Por eso es enfática al afirmar que “lo que está diciendo el fiscal y los carabineros (respecto que fueron emboscados en un camino) es todo falso, ellos vinieron hacer el ataque aquí no más, y se fueron. De aquí, para arriba, no hubo ningún ataque”, afirmó.
Finalmente, dice no entender aún “por qué buscaban una cámara cuando ellos grabaron todo lo que hicieron, vi un carabinero que andaba grabando”, y denuncia que en el operativo se usaron bombas lacrimógenas, lo que “está prohibido\", señala haciendo alusión a un fallo de la Corte de Apelaciones de Temuco.-
“Un carabineros puso tubos debajo de un sillón”
El werken Daniel Melinao acusó que ese día los policías llegaron a la comunidad ejerciendo mucha violencia; usando armas, bombas lacrimógenas y destruyendo todo lo que estaba a su paso. “Claramente obedece a la actitud antimapuche que tiene el fiscal Chamorro”, asegura, pues “a nuestros hermanos le botaron harina cruda. A una lamgen (hermana), por ejemplo, que vive sola, se la botaron en el patio de su casa; tenía también cereales, y le botaron todo”, señala, condenando el actuar de carabineros dentro de las comunidades. Denuncia además que un carabinero puso debajo de un sillón unos tubos de fierros, aparentemente un arma hechiza, y de eso “tenemos de testigo a un niño, que vio todo y cómo dejo el armamento el carabinero”, aclarando que no puede dar más datos porque será parte de los antecedentes de la investigación.
Respecto de los dichos de Juan de Dios Fuentes que señaló al Diario La Tercera que habría visto rayos láser durante la noche, aclara que “él (Fuentes) ha estado desde mucho tiempo involucrándonos a nosotros, incluso se ha dado el lujo de decir que conoce a las personas que disparó a carabineros, cosa que no es así. Por años han querido involucrar a la comunidad en hechos de violencia, pero no es así”, dijo.
En la actualidad hay tres miembros de la comunidad en prisión preventiva, entre ellos Rodrigo Montoya Melinao, producto que se le encontró una capucha que le entregó la brigada forestal donde trabajaba. Los jefes de la empresa están dispuestos a ir a reconocer la capucha, que Melinao asegura “tenía la etiqueta de la empresa, la cual se la arrancaron (los carabineros)”.
El werken lamenta la muerte del carabinero y confían que los peritajes aclararán qué fue lo que sucedió. Pero enfatiza que ese día formaron 4 o 5 grupos de efectivos y dispararon a mansalva, entonces “perfectamente podría haberse generado un accidente entre ellos”, agregó.
“400 mil pesos me llevaron”
Venancio Montoya Cheuque (78 años, 10 hijos), es viudo, vive solo y es uno de los más ancianos de una comunidad compuesta, mayoritariamente, por jóvenes. Cuenta que él no se encontraba en su casa cuando se le allanó, pues andaba recolectando rosa mosqueta en su campo de cinco hectáreas. Indignado acusa que carabineros incluso desparramó la leche que una de sus hijas tiene para sus niños. “Rompieron mi casa” se lamenta, y “me sacaron dinero, 400 mil pesos me llevaron, que era para pagar en INDAP”, los que detalla tenía guardados en el colchón de su cama y que había recolectado con gran esfuerzo con la venta de la rosa mosqueta a 300 pesos por kilo.
Cuestiona el procedimiento de la policía y la constante búsqueda de armas en la comunidad. “Pero aquí no tenemos armas. Ellos tienen armas, ellos son los terroristas”, recalca, agregando que “incluso supe que escondían (los carabineros) fierros en trapos”. Lo que sí dice tener es newen (fuerza) y una razón para su única lucha, que es “recuperar las tierras que las forestales les quitaron y que les dejaron sin agua, sin campos para sembrar trigo, ni para criar animales, como era antes”, aseguró.
Un policía me dijo “yo soy el perro y mando a todos estos ch…..”
Juana Montoya Cuminao (34 años), es madre de 3 hijos, dos de las cuales son menores de edad. Al momento del allanamiento, ella iba a salir a trabajar recogiendo corales. Al cerrar la puerta, se encontró a dos policías que la apuntaban desde su patio, quienes ingresaron a la casa explicando que buscaban una escopeta, pero sin exhibir la orden de allanamiento que ella les exigía exhibir. “Dieron vuelta todo, hasta mi cartera; mis toallas higiénicas, mis pastillas anticonceptivas, la pieza de mi hijo. Se llevaron una espuela y una agenda de mi hijo”. Recuerda que pidió explicaciones al fiscal que llegó al rato, quería saber por qué se estaban llevando cosas de su hijo, pero le respondieron que se encontraba detenida, por un fierro que habrían encontrado supuestamente en la pieza de su hijo. Indica que mientras carabineros allanaba al interior, el fiscal estaba en el patio, y solo al final “ingresó a revisar y vio todo el desorden”. Luego fueron a la casa de su padre, Venencio Montoya, de donde extrajeron el dinero antes señalado.
Cuando la trasladaban en un vehículo policial, vio desde una de las ventanas como el campo de sus vecinos estaba cubierto por distintos grupos de carabineros, que escopeta en mano “saltaban como liebres”. En el sector de Pidima, la mujer escucho al fiscal exclamar: ¡”estos chucha su madre hirieron a un wueon”!. La esposaron y después la trasladaron a la comisaría de Collipulli, donde pasó la noche. Al día siguiente, en la audiencia de control de detención, el fiscal nunca mencionó la supuesta escopeta requisada en su casa. Quedando con arraigo nacional, firma cada 15 días y concedido un plazo de investigación de tres meses.
Realidad actual y reivindicación de tierras
La comunidad Wente Winkul Mapu se conformó el año 2008 y fue legalizada el 2010 por 35 jóvenes familias, todos ex miembros de la comunidad “José Millacheo Levio”, del mismo sector de Chequenco en la comuna de Ercilla. No tienen tierras, y la mayoría viven de allegados en tierras de sus padres. “En mi familia somos seis hermanos. Todos estamos acá, viviendo en unos metritos de tierra, donde no nos alcanza ni para plantar cilantros”, contaba Daniel Melinao en agosto pasado, tras visitarlo producto de otro violento allanamiento a la comunidad, en el cual los policías dejaron un gran forado en la puerta de su casa. “Son pocos los que pueden sembrar algo acá. La mayoría vivimos de hacer peguitas por aquí y por allá. Yo soy carpintero, se de albañilería, salgo al pueblo y trabajo unos días, junto unos pesos, y luego regreso para dirigir la comunidad y sostener mi familia”, nos relató.
Según la investigación historiográfica “Las razones del llkun/enojo”, de Martín Correa y Eduardo Mella, los orígenes de la lucha de esta comunidad están en los inicios del siglo XIX (1900), cuando el estado chileno entrega en las antiguas tierras del gran Lonko Manuel Pillan, el Título de Merced José Millacheo Levio, Titulo de Merced Nº 1611, Chequenco, hijuela Nº 381, de 338 hectáreas de terreno. Sin embargo, las familias de los Loloco, lugar donde está emplazada parte de la comunidad, no fueron radicados por título de merced. No obstante, hasta la actualidad son propietarios de la hijuela N° 376, de 715 hectáreas, la que fue expropiada en 1961 al fundo Chiguaihue, y dividida en 1984 en 37 hijuelas, según el mencionado libro.
Esto explica la actual movilización y por qué se llega a esta situación de escasez de tierras. Según Martín Correa, “las tierras en conflicto forman parte del territorio antiguo de las familias de Chequenco; y que al momento de radicar, de reducir territorialmente a las familias mapuche, el estado chileno no les reconoció el dominio, adjudicándolas a la familia Mackay, quienes dieron forma al entonces gran fundo Chiguaihue en la década de 1890. Las familias mapuche sostienen hasta la actualidad que nunca vendieron sus tierras, que les fueron usurpadas, y están en la verdad. El estado chileno al radicarlas no les reconoció su ocupación efectiva, les reconoció unas cantidades territoriales ínfimas y alejadas de la realidad, de allí que se les llame reducciones; sus tierras fueron declaradas baldías, sobrantes, fiscales y fueron adjudicadas en grandes paños territoriales a familias colonas, de las cuales derivan los títulos de los propietarios actuales, así como los de las empresas forestales colindantes. En el origen de la propiedad está el fraude, el robo, el despojo, ello no obstante que los actuales propietarios presenten su dominio como legal y ajustado a derecho”, aclara.
Precisa que son 2.500 hectáreas las que componen el territorio ancestral mapuche y que hoy están en manos de forestales Arauco, Mininco y Cautín, además del latifundista colono Juan de Dios Fuentes. Lo mismo refrendó en el werken Daniel Melinao, donde explica que ellos reivindican 2.500 hectáreas, provenientes en parte del Título de Merced José Millacheo Levio, además de territorio ancestral, de acuerdo a los testimonios de “Kimche” “Che ke che” (ancianos sabios). Argumenta también ésta propiedad ancestral en la existencia de un cementerio, hoy dentro de un predio Forestal plantado con eucalíptos.
De acuerdo a Correa “dichos espacios forman parte de la memoria de las tierras mapuche, no están en el olvido, y de ello no se ha hecho cargo el estado chileno. Las tierras mapuche no son solo aquellas reconocidas en los Títulos de Merced, que en si ya es un acto usurpador, reduccional, sino también aquellas que el estado chileno, hace apenas 120 años, pasado reciente para un pueblo con memoria, les sustrajo de sus dominios para instalar colonos extranjeros. De ahí nace la legitimidad de la demanda mapuche, que se contrapone a la legalidad de los papeles chilenos.”
Observatorio cuestiona información oficial
De acuerdo al coordinador de Programa de Derechos Indígenas del Observatorio Ciudadano, Pedro Mariman, \"la impresión que queda luego de haber escuchado los testimonios de la gente de Wente Winkul Mapu, es que la versión de Carabineros respecto de las circunstancias y del lugar donde resultó herido el Sargento Albornoz, es al menos cuestionable. Lo que parece estar claro es que la comitiva de carabineros no fue objeto de una emboscada que habría sido realizada una vez terminado el operativo, y en un camino público fuera de la comunidad, tal cual lo informaron inicialmente. Al contrario, el incidente habría ocurrido durante el desarrollo del operativo y en un punto de la comunidad, en el cual se sitúan numerosas viviendas”, advierte.
Del mismo modo, se hace parte de la preocupación que tiene la comunidad respecto del curso de la investigación. “Luego de nominarse al fiscal Chamorro como encargado de ella, es atendible, en la medida que dicho fiscal podría carecer de la imparcialidad necesaria, dado que tuvo una participación directa en el operativo en cuyo procedimiento resultó herido de muerte el sargento Albornoz\", concluyó.
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire