¿Dónde está José Huenante? Es la pregunta que se viene preguntando año tras año desde el 3 de septiembre del 2005. Diversas movilizaciones en estos últimos días exigen saber qué ocurrió con este joven Mapuche Huilliche que sigue desaparecido por agentes estatales y que en el presente, se exige que su caso lo lleve la justicia ordinaria. El caso es llevado por la justicia militar desde hace cinco años.
El joven desapareció con posterioridad a un operativo policial en Puerto Montt. Funcionarios de Carabineros modificaron la bitácora del radiopatrullas en que se desplazaban la noche que desapareció José Huenante y el registro con el número de detenidos. José tenía 16 años al momento de desaparecer la madrugada del 3 de septiembre de 2005.
A continuación extendemos un informe preparado hace algunos años sobre este caso por Juan Carlos Chavez Pilquil, quien estudió derecho en la Universidad Central.
Juan Carlos Chávez Pilquil
Derecho de la Universidad Central de Chile.
Director del “Colectivo 119 de Familiares y Compañeros”.
Colaborador del “Grupo de Trabajo por los Derechos Colectivos”.
Caso “José Huenante”
(Desaparición Forzada)
Identificación del Caso:
Nombre de la Víctima : José Gerardo Huenante Huenante.
Sexo : Masculino.
RUT : 19.437.429-1
Estado Civil : Soltero.
Edad : 16 años (al momento de su detención).
Fecha de nacimiento : 01 de noviembre de 1988.
Nivel de Estudios : hasta 5º año de Enseñanza Básica.
Ocupación : Trabajaba desde los 13 años de edad.
Pueblo Originario : Nación Mapuche.
Lugar de Origen : Los Muermos, X Región, Chile.
Fecha de Detención : 03 de Septiembre de 2005.
Hora de Detención : 02:30 AM aproximadamente.
Lugar de Detención : Sector de Avenida Vicuña Mackenna,
Población Mirasol, Ciudad de Puerto
Montt, X Región, Chile.
Organismo responsable : Carabineros de Chile
(Policía Uniformada)
HECHOS:
Según la versión de su madre “Cecilia Huenante”, su hijo “José” habría salido de su casa a ver a un amigo a eso de las 20:00 hrs. del día 03 de septiembre de 2005. Más tarde (según la versión de dos testigos protegidos) pasado la media noche, se presume cerca de las 02:30 AM de la madrugada, “José” se ve envuelto en un incidente con una patrulla policial de “Carabineros de Chile”. Este incidente en plena Avenida Vicuña Mackenna, Población Mirasol de la Ciudad de Puerto Montt, es protagonizado por un grupo de jóvenes que lanzaba piedras hacia una radio patrulla policial. Más tarde se introducen más efectivos policiales en la zona (según los testigos serían aproximadamente 12 miembros de la policía uniformada) los cuales habrían comenzado hacer una redada (operación policial de carácter represivo) y apresan a varios jóvenes. De acuerdo a los testigos, “José Huenante” es subido a una Radio Patrulla (RP) de Nº 1375(una Nissan V16), perteneciente a la 5ª Comisaría (de la cual ya se pudo identificar la identidad de los efectivos policiales). También de acuerdo a los últimos antecedentes de testigos, estaría involucrada otra Radio Patrulla Policial de Nº 1372, la cual se habría comunicado por radio con la RP 1375, desconociéndose la identidad de los policías de la RP 1372 y el motivo de su comunicación con sus colegas policiales. Desde la fecha de su detención hasta el presente, el afectado continúa desaparecido.
GESTIONES DE LA FAMILIA:
Su tía “María Huenante”, con quien vivía desde los 13 años en la Ciudad de Puerto Montt, infructuosamente lo ha venido buscando(al igual que su madre “Cecilia Huenante”) desde hace 3 años sin obtener resultado sobre su paradero. Incluso su propia madre recurrió a “Carabineros” y ellos le negaron cualquier ayuda para buscar a su hijo. También la policía obligó a “Cecilia Huenante” a firmar un documento, sin que ella supiera de qué se trataba, ya que le cuesta leer y escribir(al igual que la tía de José, “María”), y en el caso que no firmara ellos la iban a dejar detenida. Aprovechándose de su condición de madre soltera, y tratándose de una familia de bajos recursos (condición que sufren la gran mayoría de las familias mapuche en Chile), Carabineros se burló literalmente de esta familia mapuche en condiciones de pobreza, en la cual un niño tiene que salir a trabajar para ayudar a solventar los gastos de su casa.
Este abuso por parte de la autoridad y la negación permanente del paradero de su hijo “José” comenzó a generar desconfianza y sospecha hacia la policía uniformada por parte de la familia, ya que lo único que hicieron fue dilatar el tiempo de espera, el tiempo de sufrimiento permanente de esta humilde familia mapuche de la zona de Puerto Montt. Los familiares de “José Huenante” estuvieron recorriendo distintos lugares por su cuenta, tratando que se les escuchara. Otro antecedente importante es que “José Huenante” le temía a Carabineros, ya que no era primera vez que le tocaba lidiar con ellos, ya que en una ocasión estaba con sus amigos en la población y los policías les hicieron un “Control de Identidad” (solicitando sus cedulas de identidad) y ninguno las andaba trayendo. En esa oportunidad según cuenta su tía “María”, los policías procedieron a golpearlo, excediendo todas sus atribuciones que les otorga la Ley. La Familia no entiende porque Carabineros niega que tuvo detenido a “José” y ni siquiera muestran el más mínimo interés en aclarar el hecho.
ACCIONES LEGALES:
Cecilia Huenante, cuando fue a presentar una denuncia por “Presunta Desgracia” por su hijo “José”, la policía no aceptó ayudarla con ese trámite.
Fue a raíz del impacto mediático que tuvo este caso durante este año (2009), que “Carabineros” decide tomar ciertas “medidas”. Es el Ministerio Público con el fiscal Sergio Coronado a la cabeza quien investiga el delito de “Sustracción de menores” y quien logra por medio de dos testigos obtener una orden del Juzgado de Garantía de Puerto Montt para detener a 3 carabineros sospechosos y a los cuales se les imputa el haber sido parte en el secuestro y desaparición de “José Huenante Huenante”; Esta diligencia lo realiza la “Brigada Investigadora de Delitos contra los Derechos Humanos” de la PDI(Policía de Investigaciones de chile o Policía Civil) el día sábado 14 de marzo de 2009. Tres días después, el martes 17 de marzo de 2009, “Carabineros” decide “desvincular” a los 3 sospechosos de la institución y según palabras del “Coronel Pedro Messen Castro”, Jefe de la Prefectura de Carabineros Nº25 de Llanquihue, el “Caso José Huenante” corresponde a un “hecho aislado”.
Es así que “Carabineros de Chile” decide iniciar un sumario interno (investigación interna) para dilucidar el delito que se le imputa a 3 de sus funcionarios. Las identidades de estos funcionarios son las siguientes:
• Sargento 2º Juan Ricardo Altamirano Figueroa.
• Cabo 1º Patricio Alejandro Mena Hernández
• Cabo 2º Cesar Antonio Vidal Cárdenas
El abogado “Luis Correa Bluas” interpone una Querella Criminal, ante el Juzgado de Garantía de Puerto Montt, con fecha 25 de marzo de 2009, en contra de todos quienes resulten responsables por el secuestro y desaparición de “José Huenante Huenante”. También la Parte Querellante cuestiona la medida cautelar ordenada por el Juez, ya que los funcionarios implicados sólo se les aplicó la prisión preventiva con permiso de salida durante el día, tratándose de una reclusión nocturna al interior de sus propias unidades policiales. Además considera que la “investigación interna” de Carabineros es dudosa y califica de inaceptable la medida tomada por la policía uniformada de “desvincular de la institución” a los imputados, ya que en la práctica eso implica que siguen siendo miembros de carabineros, sólo que no realizarían labores administrativas ni policiales, pero sí seguirían percibiendo su sueldo de funcionarios. Agrega el abogado querellante que es inconcebible que por tratarse de Oficiales de carabineros tengan un trato preferencial, ya que cuando se trata de policías de menor rango el criterio aplicado es absolutamente diferente.
De acuerdo a declaraciones en una entrevista realizada a la “Radio Bío Bío”, Cada uno de los cuales negó su responsabilidad en el hecho, incluso aseveran ni siquiera haber trabajado durante ese horario en esa fecha y que solamente realizaron un “servicio de tránsito” cursando la ultima infracción a las 02:30 AM. Ellos dicen que el caso sólo se sustenta en suposiciones y contradicciones, por lo que se niegan rotundamente a aceptar la imputación del delito.
Existe una serie de contradicciones acumuladas en 16 declaraciones de los mismos policías. Entre las cuales están:
• La adulteración del “Libro de Registro de Detenidos”. Esa noche marcaron 2 y luego enmendaron el nº y escribieron 1.
• No cuadra la justificación de kilometrajes recorridos esa noche.
• Existe un vacío entre las 02:00 y las 06:00 AM del día 03 de septiembre de 2005.
DERECHOS VULNERADOS:
Antes que todo tenemos que considerar al “Convenio 169”, ratificado por Chile:
• Art.2 letra a), En este caso no hubo un respeto a la igualdad de los derechos y oportunidades que los miembros de los pueblos originarios se merecen.
• Art.3, En este caso se incurrió a discriminación y al uso de la violencia por parte de agentes del Estado.
También invocamos la “Declaración General de las naciones unidas sobre los derechos de los Pueblos indígenas”:
• Art.1
• Art. 2
• Art. 7, Nº 1 (en especial), por violarse el derecho a la integridad física y mental, la libertad y la seguridad de la persona.
• Art. 22, Nº 2 (en especial), porque en este caso el Estado no está protegiendo ni garantizando los derechos y garantías reconocidos en este artículo. Porque se trata de Agentes del Estado quienes cometen un grave delito en contra de la seguridad e integridad física de una persona indígena.
Además podríamos también invocar la “Convención de los derechos del niño”, ratificado por Chile, y la “Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada”, igualmente ratificado por Chile, ya que en este caso se establece claramente la figura de la “Desaparición Forzada” (Crimen de Lesa humanidad).
ANEXOS (NOTICIAS RELACIONADAS)
Domingo 22 de marzo de 2009
www.lanacion.cl
Por Alejandra Carmona / La Nación Domingo
La vida que dejó el joven de Puerto Montt
La sombra de José Huenante
Hace más de tres años que nadie sabe de él. La última vez que lo vieron fue dentro de una patrulla de Carabineros. Tres policías están formalizados por su secuestro y su familia cree que si aún no hay responsables claros es porque son pobres. Esta es la historia de un adolescente de 16 años que un día salió de su casa y nunca más volvió.
Su dormitorio está como lo dejó. Ni un lujo: sólo una cama y el televisor IRT de 21 pulgadas que compró con el primer sueldo que ganó ordeñando vacas.
En la pieza no hay nada que revele qué música le gustaba, si era fanático del fútbol o los planes que tenía después de la noche que desapareció.
El recuerdo de José Huenante Huenante es una sombra.
"¿Está segura que estudió acá? Es que todos siempre recordamos a los buenos y a los malos alumnos, pero no a los del medio", dice Rudy Karachón, director de la Escuela Los Ulmos, en localidad de Los Muermos, a 110 kilómetros de Puerto Montt.
En una de esas salas que no sobrepasan los 35 alumnos estudió José de primero a quinto básico los únicos cursos que hizo , pero el director sólo se acordó de él cuando releyó los libros de clases.
"Su promedio era un 5,0. Como le digo, no tengo nada más que agregar porque no lo recuerdo y el profesor que alguna vez estuvo a cargo de él ahora es alcohólico". En la pequeña escuela de 350 alumnos, nadie nunca vio a José.
No recuerdan su pelo negro, ni sus ojos oscuros, ni la ropa negra que no cambiaba por nada del mundo. No era escandaloso. No vagaba por las calles.
No pertenecía a ningún grupo de moda. No quería estudiar nada especial cuando fuera adulto. Su padre, José Plácido, no esperaba nada de él porque nunca lo conoció.
Su satisfacción mayor siempre fue el trabajo, aunque sólo el escogido por él. Sus peores pataletas fueron a los ocho años, cuando su tía Norma lo mandaba a buscar leña y él se negaba mañoso porque de todas las labores en el campo, ésta le parecía la peor.
Antes de su desaparición, había trabajado durante siete meses envolviendo erizos en envases plásticos de 100 gramos en la empresa Roxana, de Puerto Montt. "¿Está segura que trabajó acá?", pregunta la secretaria de la planta. Después de dos minutos aparece alguien al teléfono.
Llevo siete años acá y conocía bien a José dice Marcelo Cárcamo, un operario que compartió con el joven. Era simpático, tranquilo y trabajador.
-¿Qué más recuerda de él?
-Nada más.
La mamá de José, Cecilia Huenante, dice que la culpa la tiene el tiempo, por eso la gente no recuerda. Hay varias cosas que incluso ella ha olvidado de su hijo: su comida favorita o la música que escuchaba.
María Huenante, la tía de José, es una mujer de campo. Guarda cada uno de los diarios regionales en los que aparece la historia de su sobrino y, aunque a veces no entiende todo lo que dicen porque lee con dificultad, no se ha cansado de golpear puertas. Lleva más de tres años en lo mismo.
Medio analfabeta, sin plata y operaria de una fábrica de productos del mar. Sollozando, tan claro como puede, con su acento sureño, lanza su tesis y su súplica por teléfono: "Que los carabineros se pongan la mano en el corazón, que digan dónde lo dejaron. Que hablen porque ellos también tienen hijos".
La última pista
José Huenante Huenante tenía 16 años cuando se lo tragó la tierra. Era la madrugada del 3 de septiembre de 2005. Según testigos, él junto a otros jóvenes tomaban alcohol en una de las calles de la población Mirasol de Puerto Montt, cuando apedrearon a un vehículo de Carabineros y éstos les devolvieron la mano.
Según los mismos testigos, el radiopatrullas 1375 de la Quinta Comisaría, un Nissan V16 con los colores institucionales de Carabineros, detuvo al menor. Pablo es uno de los adolescentes que estaba con José. En sus declaraciones ha dicho que esa noche los carabineros realizaron una redada. Pablo corrió hacia un lado, junto a un amigo; y para el otro siguió José con dos jóvenes más.
Todos volvieron a sus casas, pero de José nunca más se supo. Dos testigos dijeron que en el auto policial se habían llevado a Huenante.
"Yo desconfío de los carabineros porque cuando fui a presentar la denuncia por presunta desgracia no la aceptaron. Me dijeron que lo buscara sola. Y mis otros hijos me acompañaron al hospital para ver si lo encontraba. Nunca nos dijeron nada porque somos de bajos recursos y ellos siempre quieren salir ganando", dice María.
Después de años buscando responsables, la semana pasada tres carabineros fueron formalizados por el secuestro y sustracción de José: el sargento segundo Juan Ricardo Altamirano Figueroa, de la Quinta Comisaría de Puerto Montt, y los cabos Patricio Alejandro Mera Hernández y César Antonio Vidal Cárdenas.
Ellos han negado hasta el cansancio haber detenido a Huenante, pero, según antecedentes de la Fiscalía, sus versiones han sido contradictorias y se acumulan 16 declaraciones que no calzan.
Las más graves: adulteración del libro de detenidos esa noche marcaron dos, pero luego enmendaron el número y escribieron uno . Tampoco cuadra la justificación de kilometrajes recorridos esa noche. Hay un vacío entre las dos y las seis de la mañana.
Los carabineros fueron dados de baja aunque siguen recibiendo sueldo por estas mismas faltas, que también fueron determinadas en un sumario interno de la institución.
A pesar que la familia de José estaba satisfecha por la labor del fiscal Sergio Coronado, el martes, el Ministerio Público presentó un escrito al Juzgado de Garantía de Puerto Montt para evaluar el tema de la competencia. Quieren que el caso pase a manos de la justicia militar.
El caso es investigado por la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones, la misma que indaga sobre el paradero de cientos de detenidos desaparecidos en dictadura.
La espera
José había abandonado Los Muermos cuando tenía 13 años, para vivir con su tía María en Puerto Montt. La misma edad a la que comenzó a trabajar. En su casa quedaron su carnet y las dudas. Antes de su desaparición, José había asistido a un partido de fútbol en el estadio Chinquihue, se había duchado y había salido a la calle.
"Él le tenía miedo a los carabineros porque ya le habían pegado otra vez, en la población Vicuña Mackenna, también estaba en la calle con sus amigos. Esa vez les pidieron los documentos y ninguno los andaba trayendo", cuenta su tía María.
Por eso la desconfianza. También por la demora del proceso y una serie de hechos que no fueron investigados a tiempo. Por ejemplo, nunca fue periciado el automóvil policial en que supuestamente trasladaron a José; cuando el fiscal Coronado dio esa orden, el automóvil ya había sido rematado, en noviembre del año pasado.
La mamá de José y sus tres hermanos esperan noticias en Quenuir, el poblado en que eligió vivir hace un tiempo para acompañar a su última pareja y padre de su hijo menor, que sólo tiene cinco meses.
En el hogar que José ocupaba con su tía, en uno de los cuatro dormitorios de la casa, todo sigue intacto. "Lo estamos esperando. Que alguien nos diga algo. Él era un chico tranquilo, bueno. Su único sueño era trabajar y trabajar y alguna vez terminar sus estudios en la nocturna".
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