La marcha se realizó en rechazo al aumento de la violencia policial y al implícito "dejar hacer" que otorga el gobierno a la agresiva presencia de carabineros en la zona y a cuestionables y oscuras estrategias para criminalizar la protesta social mapuche.
Foto: Elías Paillán
(Mapuexpress) No estamos todos, faltan los presos políticos mapuche y faltan nuestros muertos. Este fue el grito de la masiva marcha que relizaron este viernes las comunidades y organizaciones del pueblo mapuche en Temuco.
Pero el momento más emotivo fue cuando niños indígenas desembolsararon un saco de cartuchos de bombas lacrimógenas policiales recolectadas en sus comunidades, las depositaron en plena calle y lloraron, mientras reinaba un respetuoso y potente silencio.
La marcha se realizó en rechazo al aumento de la violencia policial y al implícito "dejar hacer" que otorga el gobierno a la agresiva presencia de carabineros en la zona y a cuestionables y oscuras estrategias para criminalizar la protesta social mapuche.
Esta manifestación también lanzó alertas a la sociedad mapuche y chilena respecto a que una pequeña pero poderosa alianza de sectores de gobierno, empresarios ideologizados, la derecha estatal y pandillas facistas intentan eliminar a organizaciones y dirigentes indígenas y así ocupar políticamente los espacios en que las comunidades se han levantado en forma autónoma para reclamar por sus territorios históricos.
La masiva protesta Mapuche se realizó mientras ministros encargados de temas de seguridad sostenían reuniones con jefes de la policía militarizada, funcionarios de justicia, el gobierno regional y empleados de "inteligencia".
Pero también mientras la Organización de Naciones Unidas, a través de la oficina para la infancia, UNICEF en Chile, solicitó al gobierno una reunión para presentar su "preocupación" por los "actos de violencia que estarían afectando la integridad física y psíquica de niños, niñas y adolescentes mapuche".
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