Hay al menos 58 movimientos independentistas en Europa que alientan a sus regiones a formar países autónomos. En el resto del mundo son incontables las agrupaciones que promulgan discursos separatistas en comunidades que se sienten abandonadas por su Estado central y que se imaginan un mejor futuro si asumen el poder sin depender de nadie.
Fuente: www.kienyke.com
Este año se celebrará un referendo que podría hacer que Escocia se separe del Reino Unido, y en Cataluña buscan que este mecanismo sea aprobado por España. Estos son los territorios que este año seguirán luchando por su independencia.
Cataluña –España
La lucha por la independencia de esta comunidad autónoma es una de las más relevantes en este momento. La crisis económica alienta a movimientos nacionalistas que buscan la autonomía de la región con 7.5 millones de habitantes. La lucha continuará con fuerza este año.
Avanza una propuesta del gobierno catalán (Generalitat de Cataluña) para realizar un referendo en el que se consulte, de forma democrática, si los catalanes quieren ser un Estado soberano e independiente de la corona española. La votación debería realizarse en el segundo semestre de 2014, pero el poder central en Madrid se ha opuesto a dicha posibilidad.
El presidente del gobieno español, Mariano Rajoy, aseguró que el referendo de independencia es contrario “a la constitución y a la ley” y prometió vetarlo para evitar su realización. Una negativa así sería contundente contra el deseo de escisión, porque la constitución indica que cualquier consulta popular que se realice en alguna región de España debe tener consentimiento del Estado y del rey.
“(La consulta) choca con el fundamento mismo de la Carta Magna que es la indisoluble unidad de la nación española, por lo que el Gobierno que presido no puede autorizar ni negociar con algo que es propiedad de los españoles”, aseguró Mariano Rajoy a finales de 2013.
Sondeos afirman que el 48.5% de los catalanes están a favor de la independencia y quienes se oponen dentro de la región lo hacen por temor a que, luego de soberanos, la Unión Europea les excluya. La batalla en las próximas semanas será conseguir la legalidad del referendo y convencer a las naciones del euro que merecen una autonomía reconocida.
País Vasco – España
El aliento independentista vasco se ha ido desvaneciendo en los últimos meses, más si con su salida de España también se les diera la espalda en la Unión Europea y la OTAN. Recientes encuestas afirman que la población de Euskadi, a estas alturas, preferiría más autonomía que independencia.
Tras el fin de la lucha armada de ETA y la disolución de su movimiento político Herri Batasuna, el ímpetu independentista se ha disminuido en país vasco. El sentimiento abertzale (nacionalista) se cuestionan si quizá no es prudente esperar para volver a la lucha en otra circunstancia. País Vasco rechaza el mandato de la casa real y dentro del país procuran hablar Euskera como método de resistencia.
Este año, muchos movimientos nacionalistas procurarán revivir el ánimo independentista de País Vasco, y para ello, quieren evaluar lo que suceda con la lucha homóloga que encabeza Cataluña.
Córcega – Francia
Hay un territorio que, desde hace décadas, no quiere seguir siendo de Francia. La isla Córcega, en el Mediterráneo, tiene unos 310 mil habitantes y es uno de los más apetecidos paraísos para el turismo de verano, aunque los índices de seguridad no sean tan favorables. Todo esto porque movimientos independentistas han reivindicado la autonomía de la isla a través de decenas de atentados que ahuyentan el turismo y cuya intensidad se ha rebosado desde 2012.
El Frente Nacional de Liberación de Córcega ha sido el principal grupo en esta lucha por la independencia. Sus reivindicaciones van desde el reconocimiento del corso (lengua local) como la oficial de la isla igual que el francés, hasta la autonomía absoluta. El apoyo popular en la isla a esta causa es casi unánime, al punto que los lugareños se molestan cuando les dicen franceses. La cruzada este año es reanudar los tímidos diálogos con el gobierno galo para que acepte reformas que le den más autonomía a su territorio.
Escocia – Reino Unido
Este año será definitivo para un proceso de independencia que persigue Escocia. Esta nación del Reino Unido tienen en el poder y en las mayorías desde 2011 al independentista Partido Nacional Escocés, que ha triunfado en lograr fijar para el próximo 18 de septiembre un referendo en el que pedirán a los votantes que respondan sí o no a la siguiente pregunta: ¿Debería ser Escocia un país independiente?.
Escocia tiene más de cinco millones de habitantes y la realización de esta consulta fue aprobada por el primer ministro británico David Cámeron, quien se vio obligado a aceptarla por tratarse de una actividad de decisión popular.
Si en septiembre gana el “Sí”, el naciente país deberá formalizar ciertas reformas políticas, económicas y administrativas que le doten de autonomía, aunque se ha anticipado que seguirán venerando a la reina Isabel II como jefa de Estado y la moneda continuará siendo la libra esterlina.
Habrá otro debate sobre si, con esta decisión, Escocia podrá permanecer en la Unión Europea y la OTAN, y qué sucederá con sus armas y ejércitos dotados por Londres.
Flandes -Bélgica
Flandes es una de las tres regiones que componen Bélgica y desde 2012 corren con fuerza vientos de independencia o, al menos, de conformar una confederación de regiones en vez de un Estado Federal. Este año habrá fuertes debates en los que los flamencos dejarán ver su descontento con el resto del país, pues aseguran que son ellos quienes mantienen económicamente a la nación.
Tibet-China
A partir de 2009 una serie de inmolaciones de monjes han estremecido al mundo. La meseta tibetana era un hito de pasividad habitada por una cultura inmersa en el Himalaya. Es una de las regiones más grandes de China y limita con India, Nepal, Bután y Myanmar. Desde 1950, China retomó la soberanía sobre este territorio que se había independizado a inicios de siglo. Comunidades budistas reclaman alejarse nuevamente del imperio, pero Pekín se niega argumentando que liberarlos sería desfallecer ante una estrategia internacional para destruir su república.
Esta es la razón por la que, desde 2009, más de un centenar de tibetanos se han prendido en fuego, como protesta al autoritarismo chino, para reclamar su independencia y exigir que se permita el regreso de su líder espiritual, el Dalai Lama, quien sigue recorriendo el mundo para sustentar la importancia de la autonomía de su pueblo.
China ha incrementado sus esfuerzos por ejercer control sobre el Tibet. Abrieron una línea directa de tren entre la capital, Lhasa, con el oriente chino y han enviado una gran cantidad de recursos para el desarrollo económico local.
Expertos en el extranjero sugieren que la región es un centro estratégico para el recurso acuífero, por lo que China no lo dejará partir con tanta facilidad. La tarea de los líderes políticos del Tibet, en cabeza del separatista Lobsang Sangay, será reanudar el diálogo con las autoridades chinas, congelado por las protestas e inmolaciones que el gigante califica de ‘terrorismo’.
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